Dice la escritora acaponetense Abigaíl Villalobos Quintero, que en Acaponeta todos somos parientes o lo vamos a ser. Esto que es una verdad de a kilo, me llega a la mente cuando veo que al Ayuntamiento llegan diariamente decenas de personas, principalmente a solicitar algo, algunas piden unas monedas para comer algo, otras medicina, muchas un viaje de grava o arena; un descuento en el OROAPA, un permiso para abrir un comercio, el apoyo para la pintura de la escuela, trabajo de lo que sea, recursos para el campo, el arreglo de un bache en la calle o el foco de determinada lámpara, permisos para construir o destruir, un permiso para vender bebidas embriagantes, entre otras muchas cosas que incluyen hasta que el primer edil interceda ante determinado profesor para que no repruebe a su vástago en la escuela o bien mil problemas legales que tienen todas las formas posibles. El presidente municipal en turno, tiene la obligación de atender a estas personas y no necesariamente está obligado a dar el “sí” a todos. Imposible, no se puede. Sin embargo muchos de los que llegan hasta la casona de la calle Morelos, alegan cercanía con el mandatario municipal, desde ser un vecino de “hace muchos años”, o haberle cambiado los pañales cuando bebé; ser compañero de banca o generación en la escuela o bien pariente lejano en tal o cual grado, porque su tatarabuelita era prima segunda del cuñado del concuño de un tío que ya murió, pero que mucho los quiso. Ser presidente municipal, debe ser, sin duda alguna, una pega, marca diablo, sobre todo en municipios como el nuestro, donde nunca hay dinero o recursos suficientes. Por ello, en muchas ocasiones los ediles para quitarse el compromiso de encima dicen sí a lo que debieran decir no, por eso hay tantos depósitos de cerveza, permisos de construcción en el centro histórico, puestos ambulantes en prácticamente todas las esquinas, etc. Por supuesto los que salen con una respuesta positiva lo hacen hablando maravillas del gobernante, los que tienen la mala suerte de un “no”, se convierten en sus más acérrimos enemigos y de inmediato le buscan a la persona, amantes, “detallitos” homosexuales, cercanías con el narco, desavenencias con la familia, viejos errores, antiguas rencillas con fulano, venganzas y mil lindezas más que van desde el asesinato, hasta el abandono de hijos y el descuido de la familia. Sin duda es injusta la vida para un edil municipal, que en el inter debe resolver toda clase de conflictos, como personal basificado que políticamente es molesto, pleitos en comunidades por “quítame estas pajas”, la gestión de recursos que nunca existen o son muy pocos, proyectos al día, litigios entre el propio gabinete que en ocasiones es una olla de cangrejos impidiendo que alguno salga de la cubeta, celos de grillos voraces y depredadores, compromisos políticos o de partido y hasta por la falta de conitos en el garrafón de agua para beber. Yo admiro a los presidentes municipales por eso; se necesita estómago para ciertas cosas que ahí se ven y no todos lo tenemos. Algo sí sé, tan seguro como Sócrates que expresó para la historia: “yo solo sé que no he cenado”; nunca voy a postularme para presidente municipal, lo juro por el osito bimbo.
1 comentario:
Bueno, bueno, bueno!!!! Que esto que escribes no es nada nuevo!!!!
TODOS NUESTROS PRESIDENTES MUNICIPALES HAN PASADO POR ESOS DRAMAS DESDE EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS!!!
No es nada nuevo, asi que me perdonan pero no veo el drama sale?
Te valoro y respeto que no intentes postularte nunca, y haces bien, porque ahorita no se sabeeeee... ya no hay fidelidades ni esperanzas conjuntas, ahora cada quien mira por sus dientes sin pensar en sus parientes, mejor sigue en lo que estás que ESO LO HACES MUY BIEN!!!!!
Y TE FELICITO SINCERAMENTE.
Ah, espero no te moleste mi comentario pero la seriedad y belleza de tu Blog no me permite quedarme callada, que finalmente para esto lo creaste que no?
SALUDOS Y HASTA LA PROXIMAAAAA!!!
Flor Aguiar
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