Mostrando entradas con la etiqueta Historias de un mojado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historias de un mojado. Mostrar todas las entradas

23 enero 2010

ME VISTE HAMBRIENTO Y ME DISTE DE COMER...


* Aparecen entre los matorrales para auxiliar al inmigrante...
¡¡¡SON LOS ANGELES DE LA FRONTERA !!!

Por Juan J. Gaspar G.


La difícil travesía que emprendimos alguna vez, para llegar a este gran país, pudo haberse tornado mas dramática y quizá hasta sangrienta, de no ser porque la divina protección de Dios, la bendición de nuestros seres queridos, la inteligente conducción de los caminadores-coyotes-, el arrojo que salió del miedo y las ganas de triunfar, además de la suerte y los descuidos de la Border Patrol, se conjugaron a un tiempo, para sacar adelante nuestra peligrosa aventura, burlando esos métodos cada vez más sofisticados que el gobierno de los EEUU impone, para frenar la inmigracion ilegal desde la frontera Sur a este inmenso territorio...

Como quiera que haya sido, disfrazados de viejitas protestantes, de empleados de algun grupillo musical, usando visas de turistas, encajuelados, o de plano, pegando tremendas carreras por el cerro, nosotros, como quién dice, ya la libramos... dejamos atrás los acosos y extorsiones de la policía mexicana, atrás dejamos al barrio de la "Cahuila" y sus gediondos hoteles que nos albergaron por días o semanas enteras antes de enfilar aquella dura y peligrosa caminata, por El Hongo y El Cajón. Lejos se quedaron esas horrendas veredas, llenas de abrojos, espinas y animales ponzoñosos, horribles despeñaderos que nos llenaron de espanto, pero que al final de cuentas se quedaron alla inmóviles como filosos amontonamientos de piedra, en los macizos de La Rumorosa.
Quiero, sin embargo, amigos, referirme a un hecho verdaderamente conmovedor que a diario hace sufrir, que hace llorar y enluta a decenas de hogares en los distintos pueblos de latinoamérica, desde el Río Bravo hasta La Patagonia. La angustiante tragedia de aquellos hermanos que no pudieron llegar a su añorado destino. Se me parte el corazón el mencionarlo, pero así es, mis amigos. Miles de personas han muerto en su arriesgado transitar por la Frontera Norte de México... muchas más que los muertos en las franjas de Gaza y Cisjordania, muchas veces más que en el tristemente recordado Muro de Berlin.
Preocupados por las continuas noticias acerca de la muerte o desaparición de personas en los cerros de Tijuana y Mexicali, Enrique Morones y su familia, junto con vecinos y compañeros de la Universidad de San Diego, CA., decidieron entregarse a una noble causa en favor de nuestros hermanos inmigrantes, formando la agrupacion Border's Angeles, Ángeles de la Frontera. Desde 1986 a la fecha, Ángeles de la Frontera, una Organizacion Non-profit, ha desarrollado una intensa labor humanitaria.
Sus diversos contingentes de voluntarios se organizan, para salir en auxilio de personas que han sido reportadas como desaparecidas. "De verdad, nos duele ver la angustia, el dolor y la desesperación de esa pobre gente que no ha podido recibir a sus familiares, y luego de la incertidumbre y la aflicción, esa terrible noticia...", hace una pausa la Sra. Morones, Esposa del destacado líder hispano "¿...luego, ya que se puede hacer ?" Así es como entre sus múltiples acciones, las continuas incursiones por los enmarañados cerros fronterizos, los llevan a dejar galones de agua en las veredas, organizar las famosas "Water-stations", dejar paquetes de comida y medicinas, auxiliar a pequeñas caravanas de gente, localizar personas extraviadas, auxiliar heridos o en el extremo del dolor, rescatar los restos mortales de aquellos infortunados que murieron accidentalmente, por hambre, frío o deshidratación. ¡Esos nobles samaritanos ocupan por su abnegada intervención un merecido lugar en la historia!
En su ardua labor, Ángeles de la Frontera se han ganado la simpatía y el respaldo moral de miles de personas, y el reconocimiento público de organismos internacionales, como Amnistía Internacional, Médicos sin Fronteras, estímulos diversos de la ACNUR y el Premio Nacional de los Derechos Humanos en Mexico.
No obstante ese gran cúmulo de apreciaciones que tanto motivan a su gente, nada hace mella en la gran condición de humildad, integridad y generosidad que muestra el Sr. Enrique Morones, fundador y líder de la agrupación. Aun cuando los ataques y la crítica de los MINUTEMAN, se dejan venir a torrenciales, Morones y su pequeño ejército de salvación continúan con su importante misión.
Desde mi modesta pagina del Facebook, quiero agradecer de todo corazón la desinteresada ayuda que Morones y su corte angelical estan brindando al inmigrante latinoamericano. Yo, personalmente, jamás olvidaré que, en mi última travesía por esas veredas de la muerte, casi a punto de desfallecer, con la boca y la garganta resecas, caí casi desmayado abajo de un pequeño arbusto, luego voltee y milagrosamente vi tres galones llenos de agua, de los cuales tome uno, para llegar airoso hasta el Freeway 8. Hoy me doy cuenta, que esos Ángeles de la Frontera me salvaron la vida...

07 noviembre 2009

HISTORIAS DE UN MOJADO


EL INGENIOSO HIDALGO, DON MOJADO DE LA MANCHA

Por Juan Gaspar

Dice la canción: “¿Cuándo han sabido que un doctor o un ingeniero se haya ido de mojado para poder progresar, o que un cacique deje tierras y ganado, pa' cruzar el río Bravo, eso nunca lo verán... Pero yo acá en tierras del Tío Sam, tengo de amigos tres o cuatro maestros mexicanos, una abogada colombiana, una doctora ecuatoriana, dos empleados argentinos que viven como exiliados desde hace muchos años, y la lista continúa. Claro, igual conozco gente pobre que salió de su comunidad sin conocer siquiera una letra de español. Y supe de un nayarita, que luego fue alcalde de Xalisco. Se vino al norte para hacer dinero y poder pagar su campaña. A la postre resultaría triunfador de las elecciones. Hay mojados de todos sabores y colores, formación, escolaridad, gustos, aficiones, motivaciones políticas e ideológicas, todos con el sueño de una vida mejor. Los mojados no son exactamente una turba de campesinos gorrudos o enhuarachados con su morral al hombro, ni son todos ignorantes o pelafustanes sin ápice de educación o con una personalidad estilo Pito Pérez, el Chicote o el Chelelo. Somos gente de gustos algo lights, somos supremos, hemos desafiado el peligroso cerco policíaco que utiliza los más fieros mastines de la seguridad nacional gringa. Y somos muy creativos. Vaya un ejemplo; Don Matías nos alegró el camino; con una hojita de planta entre los labios, instrumental tan barato pero muy difícil de ejecutar, interpretaba el “Cielito lindo” de manera magistral. No se diga: “La barca de Guaymas”. De plano nos hizo chillar. El Norris, el guía, chiflaba mejor que Pedro Infante, no sólo el Amorcito Corazón sino también la canción del Venado o el Baile del Perro. Se escuchaba superior a Wilfrido Vargas y Mike Laure juntos. El Norris sí que sabe chiflar y andar en la procesión. Se aventó un “solo de jeta” como él decía, con el tema de amor de la película El Titanic. Y hasta el famoso “Dixieland” versión para mariachi a trompeta de carrillo inflado. Somos gente excéntrica.

El Chicastrón, alias que le sobrevino desde la niñez, personaje público, monaguillo en su pueblo de San Isidro, de maxilar protuberante y labios más abultados que Johnny Laboriel (sin botox) o sea, algo trompudito, el amigo Chicastrón, Serapio, le llamaba yo por su nombre, él simplemente me pedía: profe, mejor llámeme el Chicastrón, tiene la extraña habilidad de hablar al derecho y al revés, así como cuando se te friega la cinta del cassete y la volteas, o como cuando se escucha la banda sonora de un disco, pero al revés. Si tú le preguntas como está, él te dice: neib, yum neib im ogima. No sabe gran cosa de sintaxis o prosodia, pero se divierte traduciendo cuanta frase escucha a un lenguaje que parece árabe, mezclado con angoleño, huichol, arameo o chino mandarín. Tal vez termine de intérprete en alguna embajada, traduciendo zulú al tibetano o sánscrito al papagayo. Volviendo políglotas a los pericos o enseñando marciano a las cacatúas y loros merolicos.

HISTORIAS DE UN MOJADO

LA MUERTE NO SABE DE FRONTERAS, COYOTES, MIGRA O PASSPORTS

EN TIERRAS DEL TIO SAM, TAMBIEN HONRAMOS A LOS MUERTOS



Por Juan J. Gaspar G.

Cientos de flores, misas conmemorativas, visitas al camposanto, lágrimas, recuerdos, pan dulce tradicional, altares con fotos, y hasta una obra de teatro que arrancó cientos de risas, fue parte de lo que dejó ayer el Día de los Muertos en miles de latinos que celebraron esta tradición en Los Ángeles. Como cada año, muchos muertos volvieron a la vida en la mente de aquellos que celebraron así esta legendaria costumbre de México y de otros países latinoamericanos que se realiza en conexión con la festividad católica de El Día de Todos los Santos y El Día de Todas las Almas que se celebran el 1 y 2 de noviembre, respectivamente. Varias actividades alrededor de la ciudad conmemoraron esta fecha que se remonta hasta la época precolombina. Los altares que son comunes en muchos hogares latinos, son una de las partes más importantes de la celebración del Día de los Muertos. Según la tradición, junto a la foto del difunto se deben colocar comida y bebidas para días antes para que el espíritu del difunto pueda comer y tomar agua por el largo viaje desde el más allá.

A doña Francisca Zubia por ejemplo, su nieta Mónica Gómez le puso hasta su cajetilla de cigarros preferidos. Fueron unos que lamentablemente no duraron mucho tiempo frente a la foto blanco y negro."Qué barbaridad, ya la dejaron sin cigarros", dijo sorprendida en el momento que explicaba lo que había puesto para ella. "Pero el que se los robó no sabe que les va ir a ‘jalar’ las patas cuando esté dormido", agregó sonriente. Parte de la tradición es también la visita a los cementerios para poner flores sobre las lápidas. En el cementerio Evergreen del Este de Los Ángeles, una zona lucía como si fuese un jardín de flores gracias a los múltiples arreglos florales que allí llevaron cientos de familias latinas, como la de Don Genaro Mejía. A este padre de familia que murió hace cuatro años, sus hijos y sus nietos llegaron a limpiarle la tumba y dejarle ramos de flores."Siempre venimos seguido a visitarlo, cada semana, aunque ahorita ya teníamos como dos semanas de no venir porque fuimos a México", expresó uno de sus hijos, Aurelio Mejía mientras acomodaba los escapularios y limpiaba su lápida. "Esta es una tradición muy bonita, la de recordar a nuestros seres queridos, y nosotros nunca hemos dejado de hacerlo", agregó.

A Celerino Cruz, un joven que perdió la vida a los 18 años, le llegó toda la familia con sillas, comida y bebidas a acompañarlo durante todo el Día de los Santos. "Le trajimos hasta sus papas favoritas", recalcó su madre Anita Cruz justo cuando acomodaba un par de frutas que tapaban la leyenda que rezaba "siempre estarás en nuestros corazones". "Es que eso es precisamente lo que sentimos", agregó su madre.

En la Placita Olvera por ejemplo, cientos de personas se congregaron para contemplar la media decena de altares ceremoniales que se desplegaron en esta localidad, escuchar a los mariachis y sobre todo reír a carcajadas con los "Jijos de su Pelona", una obra teatral realizada en plena calle por el Teatro Tatalejos. Varios actores vestidos de calaveras recrearon a Pancho Villa y a Emiliano Zapata, quienes entre bromas y parodias, hicieron ver a la Muerte como algo divertido y cómico. Las "calacas" recorrieron la plaza con sus disfraces, arrancando sonrisas entre los grandes pero también lagrimas entre los pequeños como Laurita Sandoval, que a sus cinco años no entendió que la muerte que tocó su brazo era solo un personaje ficticio. "Ya me la asustó este desgraciado", refirió entre risas su madre Josefa mientras se llevaba a Laurita a su hombro. "A ver ahora a qué horas le pasa el llanto", agregó dándole palmaditas en su espalda.

20 octubre 2009

HISTORIAS Y AVENTURAS DE UN MOJADO


EL DERECHO DEL MOJADO A SER FELIZ

Por Juan Gaspar

Trabajando en un restaurante de la cadena "The cheesecake factory" conocí a Julián, oriundo de Gómez Palacios, Durango, de 39 años de edad. Terminé de lavar una enorme pila de platos. Julián, delgado, de bigotillo ridículo, platicaba conmigo. Se notaba con aire ausente. Le pregunté si le pasaba algo. Entonces me reveló sus cuitas, fragmentos lacerantes de su vida. Dejó en México a su mujer e hijos y acá en Los Angeles se juntó con una señora salvadoreña. “Vivo feliz —dijo— ¿qué? ¿no tenemos derecho a eso? ¿o usted cómo la ve?”.
-No, pues está canijo -dije yo. Pensé en el peso de mis responsabilidades y a la vez en las cosas de que venimos huyendo. El mojado claro que también siente. Sufre como la mayoría la falta de atención o poca lealtad. Pero también es presa de muchas ideas contradictorias, su pensamiento se diversifica y fracciona.
-Yo ya estaba enfadado de la vieja, profe, siempre las mismas pendejadas... que mueve esto pa'ca, que lleva esto pa'lla, que los niños, tu mamá y no sé cuanto...Siguió diciendo Julián. Y yo permanecí pensativo, discerniendo el escabroso tema. En general los mojados venimos como se dice vulgarmente con unas ventosidades bien atoradas, no sólo por las deudas sino que cargamos pesado costal de odios, culpas, enredos sentimentales y enfados que queremos descargar a las primeras de cambio. Y cuando nos enfrentamos al dolor y a la vergüenza de dejar nuestra tierra, para venir a soportar todo tipo de ofensas y humillaciones, intentamos soltar ese arsenal de juicios insanos y acciones equivocadas tomando como pretexto la disfuncionalidad del matrimonio y las relaciones intrafamiliares, llegando a un espacio geofísicosocial donde nos encontramos con seres que también están carentes de lo mismo, de esa capacidad de amar, de la buena voluntad de ayudar a los nuestros sin esperar nada a cambio, algo que no es fácil de lograr. Mi compa Julián permanece sereno, él acepta su condición actual y, retador, insiste en preguntar, ¿o qué acaso no tenemos derecho, a ser felices? No presto atención a su insistente cuestionamiento, sigo pensando que hay algo que puede pesar más que el problema económico; el alto grado de inadaptabilidad y un vulnerable sentido de pertenencia que convierte al inmigrante, al ilegal, en un ariete de su propio destino.
-No, pues si vives bien, Julián, tú más que nadie puedes hablar de ti y defenderte, los demás tal vez no aplaudiríamos esas agallas que tuviste no sólo para separarte de tu esposa, sino para abandonar a tus hijos.
-Los hijos, los hijos crecen, maestro, sí, es cierto le sufren, pero pues que ya grandecitos hagan su vida, cada quien, ¿nooo? -Ese “cada quien, ¿nooo?” mostraba su inamovible y "estoica" postura de mandar a volar no sólo a la vieja sino a toda una familia, como quien dice, a tirar el agua puerca de la tina, pero con todo y niño.
En los últimos meses los consulados mexicanos y de otros países están haciendo su labor para tender todo tipo de puentes legales en favor de las familias de los inmigrantes. Miles de denuncias y demandas interpuestas por la vía de lo familiar llegan a estas dependencias, tanto de los EEUU como del extranjero. Se pretende crear una base sólida que evite el abandono y la desprotección a la familia. Julián ya tiene otro hogar, sus hijos están creciendo y no saben que sus medios hermanos quedaron abandonados por alguien que, por equis o mangas, se privó de ser padre, maestro y amigo de sus hijos en el otro lado del río Bravo. Una familia de gringos ha terminado de cenar. Julián se acerca a recoger el servicio. Ve de reojo aquellos rubicundos niños, la parejita, que felices retozan y conversan con sus igual de rubios padres, todos llenos de bienestar, rebosantes de dicha, y mientras retira los platos, les pregunta: “¿también el mojado tiene derecho a ser feliz, o no?” Los gringos se le quedan viendo con azoro. ¿What? “No, nada, patrón, nada.” Responde Julián y se aleja presuroso con la vajilla.

08 octubre 2009

HISTORIAS DE UN MOJADO


Por: Juan Gaspar


Conforme se avanza en el camino, el cargamento de pollos va pasando de mano en mano, siendo tratados realmente como auténticas aves de corral. Plumíferos de exportación Made in Mexico (Y demás países). Dicho trato se acentúa por la gran dificultad para pasar sin papeles al “norte”. De hecho, es imposible cruzar la frontera en los puntos convencionales, debido al muro y puestos de vigilancia y rondines permanentes de patrullas. Hay, por ejemplo, entre los mil aditamentos de equipo y personal de vigilancia, cuatrimotos que andan entre la maleza; se han dispuesto agentes de la Migra al estilo Rambo que se internan por lugares intrincados y peligrosos siguiendo a los grupos de mojados. Se utilizan cámaras infrarrojas, equipos de transmisión, etc. Además, desde la implementación de la "Operación guardián", los aviones y helicópteros se auxilian con las señales de una especie de planeadores o pequeños papalotes, que son lanzados de cuando en cuando provistos de cámaras ultrasensitivas, giratorias, capaces de captar movimientos a miles de millas de distancia. Lo más común es la instalación de una gigantesca línea de alambre con sensores. Placas que están ocultas bajo suelo arenoso y funcionan como alarmas para movilizar de emergencia a las patrullas más cercanas. Entre la maleza hay también pequeños dispositivos electrónicos que hacen funciones de detección y aviso. Para los patrulleros gringos resulta divertido, remunerativo y apasionante, mejor que perseguir venados, cazar ilegales, ya que por determinada cuota de detenciones tienen estímulos extras; pago de bonos, ascensos, premios y condecoraciones, despensa, remuneración especial el día del padre (son amorosos, hogareños y amantes de su familia), medalla de honor y pergamino por ser elemento útil a la madre patria, “güera” que hay que defender, a toda costa, de los impertinentes y mugrosos indocumentados que osan meterse entre su falda (la línea es sólo el holán). Por todos estos motivos las bandas del coyotaje buscan rutas definitivamente intransitadas, lo más agreste e inaccesible del monte. Ahí donde sólo las cabras o las víboras y otras alimañas pueden escurrirse. En esta área, los coyotes acercan en el primer arrastre hasta un centenar de pollos, dejándolos a cosa de cien metros de la línea. En delante todo es andar agazapados, esconderse, esperar para burlar las patrullas, y luego cruzar el límite e internarse, por casi dos días de camino, en aquellos parajes de los que muchos no salen vivos, hasta llegar al lugar del “levantón”, en determinado lugar de la super carretera Free Ocho, sitio que los coyotes eligen estratégicamente, según ande el patrullaje, comunicándose constantemente por celular y movilizando amplia red de contactos que tienen diseminados en gran territorio.En esta travesía Lupita afrontó episodios desagradables, el trato de gente demasiado rústica, hombres maleducados, desaseados, groseros y agresivos. Por su excepcional anatomía de suculenta polla despertaba deseos irrefrenables. Si no ha sido porque doña Chencha pidió cuidado extremo para la muchacha, seguro hubiera caído entre las garras de algún maniático ojisaltón. Con aquel bamboleo de caderas propio de ella, Lupita podía reactivar los deseos incluso de un cadáver.A causa de esta Venus del Monte, (o del Cerro, en que iban), hubo momentos muy tensos en el ánimo de los pollos, mentadas de madre, connatos de bronca. Pero el orden se imponía. La recomendación pesaba. Chencha era influyente gracias a su gran amistad con un sobrino de doña Lucha, la pollera mayor.Se debe remarcar que Lupita siempre tuvo de Chencha, respaldo y ayuda, la conexión, la responsiva por el pago de la pasada, incluyendo el pasaje de avión, gastos de taxi, comidas, etc.Aún con ese espaldarazo, la tepicense sufrió las de Caín en su afán de llegar a la tierra que mana leche, miel y muchos billetes verdes