19 abril 2010

22 MIL 700 CUARENTA Y CUATRO BAJAS DE GUERRA

Juan Manuel Estarrón

Con el asesinato del menor infractor a manos de nuestros gloriosos policías, esta guerra sucia contra el narco la vamos ganando con veintidós mil setecientos cuarenta y cuatro víctimas, contabilizando también al presunto “tirador” de droga este jueves; amén de aquellos que están cayendo en el resto del país entre hombres, mujeres, niños, jovencitos, viejos y policías; masacre que ya se prolonga por tres años, cuatro meses y 15 días.
O sea, que por cada uno de los mil doscientos treinta días que van del sexenio del desempleo han muerto 18.5 mexicanos en promedio, casi uno(a) cada hora según el conteo de Milenio Diario aún con aquellas víctimas no contabilizadas porque ha sido una constante de las autoridades minimizar las cifras; pero por el otro frente de guerra se desconocen también muchas víctimas que desaparecen sin dejar rastro o huella, amén de muchos no denunciados por temor a represalias del crimen organizado
De todas formas las más de 22 mil sacrificados en una guerra absurda de siete mil cada año en promedio, es exageradamente trágica para unos diez estados, incluido nuestro lindo Nayarit tomado como centro de operaciones, ya por un grupo delictivo, enseguida por otro y en esta trifulca los cuerpos policiacos tiran a matar a todo el que corre confundiéndolos con delincuentes; por ese síndrome del “policía aterrado” que para sentir menos el miedo andan “pericos” y por eso tiran a lo pendejo.
Una arista de esta guerra ilógica y que hemos pasado por alto o en el mejor de los casos se ha tratado muy superficialmente, es la connotación política para no pocos hombres públicos encumbrados o en camino de de consolidar una carrera; esta molestia la vimos en gobernadores, diputados y presidentes municipales de estados norteños como Chihuahua, Nuevo León o Tamaulipas porque cualquier “evento” de esos les agua la fiesta.
Algunos dan la cara, pero otros mejor se esconden para evitar las molestas preguntas de los periodistas porque están convencidos de que cualquier explicación o respuesta sale sobrando ante las evidencias claras que su estrategia de seguridad no funciona y sus procuradurías están nada más de parapeto para levantar muertos y heridos.
Es el caso de nuestro Ejecutivo y su gabinete de seguridad, quienes para nada quisieran que los eventos sangrientos salieran en los medios nacionales y para su mala suerte la Internet se encargó de subir la matazón de Xalisco y el operativo de federales de este lunes en los diarios nacionales más importantes.
Es lamentable que nuestro Ejecutivo no haya festejado este acierto de las policías coordinadas gracias a alguna arriesgada denuncia anónima para siquiera recuperar unos cuantos bonos políticos que lleva perdidos por cada “agarrón” u “operación fracaso” como la de sus policías asesinos a quienes seguramente facilitaron la huida para no seguir ahondando los daños colaterales con otro escándalo en casa.
Nos venían vendiendo la idea de que estos daños colaterales que deja la guerra contra el narcotráfico se circunscribían sólo a los inocentes caídos por alguna “bala perdida” y sus secuelas en las familias afectadas; pero todavía son más extensos y profundos los estragos como si esas balas expansivas alcanzaran las estructuras gubernamentales en sus políticas de desarrollo como el comercio y turismo, hablando de actividades únicamente lucrativas.
Sin embargo esos “daños colaterales” causan también sus estragos en toda la población de diferentes maneras, por ejemplo el sector educativo se vuelve vulnerable por la marcada inasistencia en las escuelas y quienes asisten registran bajos aprendizajes por la sicosis tanto de maestros como alumnos aunque la radio nos anuncie cada diez minutos que “Nayarit está en paz y trabajando”
Una última encuesta nacional arroja la contundente cifra: de cada cuatro consultados, tres manifestaron temor por ser secuestrados; lo que quiere decir que el 75 % de los mexicanos ya estamos “tocados” por los daños colaterales, nada más por sentir inseguridad al transitar una calle de día y ni soñar con un paseo nocturno.
Aunque por los últimos días Nayarit se ha visto sacudido por varios eventos sangrientos, al parecer nuestro Ejecutivo estatal ha disminuido su presencia en los medios para explicarnos lo que una dulce voz femenina no logra hacerlo por la radio; todo hace sospechar que está perdiendo seguridades histriónicas y sus “chayos” no encuentran el cómo recomponer la página.
Pero eso no es todo. El otro “daño colateral”, más bien pegado de frente, lo constituye la baja credibilidad en este sexenio que muestra debilidades en materia de seguridad pública, porque en el último operativo de la colonia San Juan hicieron a un lado a las policías estatal y municipal sencillamente porque las élites de inteligencia federal evitaron exponerse a un “cuernazo” (llamada) de alerta.
Ahora, a quién o quiénes cargarán la “baja vibra” de nuestro Gobernador; es decir, la cada vez menos aceptación de su gobierno por este fenómeno y los que ha venido arrastrando desde el 2005 a saber: manejo discrecional del presupuesto, planes peligrosos de endeudamiento e invento de nuevos impuestos (reemplacamientos sucesivos).
En la mira, buscando culpables hasta de los resfriados del señor Gobernador, están sus “adversarios políticos” y los criticones de su gobierno entre periodistas, columnistas, articulistas y las redes sociales que ya surgen como hongos por el ciberespacio; lo verdaderamente raro sería que no hubiera reacciones con tanto narco escándalos.

Para comentarios, por favor a: jamanuel_estarron@hotmail.com/.
También puede leernos en: http://www.cainay.blogspot.com/.

No hay comentarios: