Por: Pepe Morales
El día de mañana 12 de diciembre se cumplirán 478 años de la aparición en la colina del Tepeyac, de la que posteriormente sería llamada Santa María de Guadalupe. Una de tantas estampitas que existen prácticamente en cada vivienda del país dice así: “La verdad de las apariciones de la Santísima Virgen a Juan Diego en la colina de Tepeyac ha sido, desde los albores de la evangelización hasta el presente, una constante tradición y una arraigada convicción...”. De lo cual no hay discusión.
Desde esa milagrosa llegada de la Emperatriz de América, hasta la fecha, ha habido a lo largo y ancho del país, millones de apariciones más y no nos referimos a esas cuestiones polémicas y medio esotéricas de imágenes dudosas de la Morenita del Tepeyac, que de repente le saltan al fervoroso creyente, lo mismo en una rebanada de pan tostado, que en una mancha de humedad en un muro, o en la losa de mármol del metro capitalino. Me refiero a las múltiples apariciones que se dan en todos los barrios, comercios, centros de trabajo, viviendas y hasta escuelas, demostrando que no es vana la frase de: “Los Mexicanos Somos Guadalupanos”.
Desde hace ya varias semanas, noche a noche, los fieles devotos de esta advocación mariana, lo mismo aquí en Acaponeta, que allá en algún municipio del norte o del sureste, sacan a la calle modestos, pero muy elaborados altares, luminosos y floridos, con preciosas imágenes de la Guadalupana, que pueden ser sencillas figuritas de yeso de cinco o diez pesos, o bien espectaculares litografías de cuerpo completo enmarcados con arte y belleza de varios miles de pesos.
Sin embargo me quiero referir aquí a otras apariciones más populares y al mismo tiempo singulares: justo sobre la esquina de 7 de octubre y Durango, un buen día amaneció la imagen incompleta de un boceto que quiso ser Virgen de Guadalupe, exactamente en el muro de una casa ubicada en una transitada esquina. Allá en la parte norte de la colonia Invinay, existe otra pintura semejante, esta sí, muy acabada y que ahora utilizan los vecinos para honrar a la deidad, el lugar desde luego está repleto de flores, algunas naturales, otras de papel y las más de plástico, pero que fueron llegando con gran respeto y muestras de fe.
Algunas otras imágenes son muy ricas y llenas de ofrendas que los creyentes van depositando a los pies de la Virgen y otras muy pobres, como la que se encuentra sobre la calle Guerrero, al poniente, que consiste en una tina vieja y oxidada, adosada al muro de un baldío, que no obstante tener un cable pelado con un socket medio quebrado con un foco rojo, sirve de improvisadísimo altar a Nuestra Señora de Guadalupe, en el cual seguramente decenas de ciudadanos diariamente, se santiguan y piden por un día venturoso.
No hay camión urbano, suburbano o foráneo, que no lleve una virgencita pegada con imán al tablero o, resaltando en la bola de la palanca de velocidades con un ingenioso mecanismo de iluminación. Ya sea en calcomanía, o en cualquier material en bajo o alto relieve, en forma de estampita en una puerta, avisando que ese hogar es católico y es inaceptable cualquier otra forma de propaganda religiosa, o en la billetera del más pomposo industrial o la cartera del obrero, donde comparten espacio, la Virgen y la foto de Cuauhtémoc Blanco, Ninel Conde o Valentín Elizalde. Como sea que se aparezca, la siempre reconocible ilustración de la patrona de México, nos recuerda que el catolicismo popular es una realidad sumamente compleja que corresponde a una cultura, a una tradición y a una evolución muy determinadas.
Con ocho millones de peregrinos este año, es decir ocho millones de personas llegarán este año a ver a la Virgen a la Basílica de la Ciudad de México, me quedo pensando que hay países completos que no tienen esa población o que representa 111 veces la población conjunta de Acaponeta y Tecuala debemos decir que poniendo todo eso en perspectiva, necesitamos replantearnos para asombro de propios y extraños, la importancia histórica y social que la Virgen de Guadalupe tiene en México.
El día de mañana 12 de diciembre se cumplirán 478 años de la aparición en la colina del Tepeyac, de la que posteriormente sería llamada Santa María de Guadalupe. Una de tantas estampitas que existen prácticamente en cada vivienda del país dice así: “La verdad de las apariciones de la Santísima Virgen a Juan Diego en la colina de Tepeyac ha sido, desde los albores de la evangelización hasta el presente, una constante tradición y una arraigada convicción...”. De lo cual no hay discusión.
Desde esa milagrosa llegada de la Emperatriz de América, hasta la fecha, ha habido a lo largo y ancho del país, millones de apariciones más y no nos referimos a esas cuestiones polémicas y medio esotéricas de imágenes dudosas de la Morenita del Tepeyac, que de repente le saltan al fervoroso creyente, lo mismo en una rebanada de pan tostado, que en una mancha de humedad en un muro, o en la losa de mármol del metro capitalino. Me refiero a las múltiples apariciones que se dan en todos los barrios, comercios, centros de trabajo, viviendas y hasta escuelas, demostrando que no es vana la frase de: “Los Mexicanos Somos Guadalupanos”.
Desde hace ya varias semanas, noche a noche, los fieles devotos de esta advocación mariana, lo mismo aquí en Acaponeta, que allá en algún municipio del norte o del sureste, sacan a la calle modestos, pero muy elaborados altares, luminosos y floridos, con preciosas imágenes de la Guadalupana, que pueden ser sencillas figuritas de yeso de cinco o diez pesos, o bien espectaculares litografías de cuerpo completo enmarcados con arte y belleza de varios miles de pesos.
Sin embargo me quiero referir aquí a otras apariciones más populares y al mismo tiempo singulares: justo sobre la esquina de 7 de octubre y Durango, un buen día amaneció la imagen incompleta de un boceto que quiso ser Virgen de Guadalupe, exactamente en el muro de una casa ubicada en una transitada esquina. Allá en la parte norte de la colonia Invinay, existe otra pintura semejante, esta sí, muy acabada y que ahora utilizan los vecinos para honrar a la deidad, el lugar desde luego está repleto de flores, algunas naturales, otras de papel y las más de plástico, pero que fueron llegando con gran respeto y muestras de fe.
Algunas otras imágenes son muy ricas y llenas de ofrendas que los creyentes van depositando a los pies de la Virgen y otras muy pobres, como la que se encuentra sobre la calle Guerrero, al poniente, que consiste en una tina vieja y oxidada, adosada al muro de un baldío, que no obstante tener un cable pelado con un socket medio quebrado con un foco rojo, sirve de improvisadísimo altar a Nuestra Señora de Guadalupe, en el cual seguramente decenas de ciudadanos diariamente, se santiguan y piden por un día venturoso.
No hay camión urbano, suburbano o foráneo, que no lleve una virgencita pegada con imán al tablero o, resaltando en la bola de la palanca de velocidades con un ingenioso mecanismo de iluminación. Ya sea en calcomanía, o en cualquier material en bajo o alto relieve, en forma de estampita en una puerta, avisando que ese hogar es católico y es inaceptable cualquier otra forma de propaganda religiosa, o en la billetera del más pomposo industrial o la cartera del obrero, donde comparten espacio, la Virgen y la foto de Cuauhtémoc Blanco, Ninel Conde o Valentín Elizalde. Como sea que se aparezca, la siempre reconocible ilustración de la patrona de México, nos recuerda que el catolicismo popular es una realidad sumamente compleja que corresponde a una cultura, a una tradición y a una evolución muy determinadas.
Con ocho millones de peregrinos este año, es decir ocho millones de personas llegarán este año a ver a la Virgen a la Basílica de la Ciudad de México, me quedo pensando que hay países completos que no tienen esa población o que representa 111 veces la población conjunta de Acaponeta y Tecuala debemos decir que poniendo todo eso en perspectiva, necesitamos replantearnos para asombro de propios y extraños, la importancia histórica y social que la Virgen de Guadalupe tiene en México.
1 comentario:
VIRGENCITA DE GUADALUPE SOLO TE PIDO QUE HOY MAS QUE NUNCA TE NECESITO TU QUE ERES TAN MILAGROSA, INTERCEDA POR MI SALUD POR FAVOR TE LO PIDO TE LO SUPLICO DESDE LO MAS PROFUNDO DE MI ALMA Y CORAZÓN QUE ME CURES MI ROSTRO QUE NO QUEDE LA CICATRIZ O LOS HUEQUITOS QUE SE NOTAN EN MI CARA, QUE ME HICE CON EL ÁCIDO, Y PERDÓNAME POR SER TAN IMPRUDENTE Y POR NO CUIDAR EL ROSTRO QUE DIOS O QUE EL PAPA DIOS ME LO DIO MIL VECES PERDON, NO SABES CUANTO MAL ME CIENTO HASTA AVECES HE PEDIDO YA MORIRME Y NO HACER SUFRIR MAS AMI MAMITA Y FAMILIA Y GRACIAS POR LA FAMILIA QUE ME LO DISTES.Y GRACIAS POR NO ABANDONARME GRACIAS DIOS Y A TI VIRGENCITA DE GUADALUPE AYÚDAME QUITAME ESTE DOLOR EL CORAZÓN Y DEL ALMA POR FAVOR Y CURA MIS HERIDAS DE MI CARA. ATTE. TU HIJA.PERU -HVCA
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