PERO QUE NECESIDAD DIJO JUANGA

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

En las calles dicen que le dijo “perro”, otros opinan que no, que ni siquiera se refería a él. Que ya es demasiado dijeron varios ciudadanos y arreciaron los comentarios: que se patatí, que si patatá. En Cuba al chisme, le dicen Radio Bemba, pues los mitotes vuelan como las ondas hertzianas.
Cuando alguien le da una interpretación personal a algo que lee o escucha, se le llama paráfrasis, que no deja de ser un eufemismo por chisme, mitote, embuste o como le quiera llamar usted. Yo estuve ahí en el informe del Dr. Saulo Lora, Presidente Municipal de Acaponeta y efectivamente nunca mencionó la palabra “perro”, simplemente preguntó: “qué pasa cuando le quitan el hueso a un animalito, pues va a ladrar, intentará morder y eso es lo que me pasó a mi”. Todo esto lo mencionó cuando estaba hablando del capítulo de la tesorería, por supuesto en obvia referencia al anterior tesorero, al que no menciona por su nombre, pero no hay que ser genio para saber que a él señalaba.
Como se recordará o para quién no lo sepa, a finales del año pasado y principios de este 2009, en medio del escándalo, dejó su puesto el ex tesorero, Master en Finanzas Anuar Abud Espinosa, que fue una de los grandes conflictos que ha enfrentado el Dr. Lora Aguilar en su primer año de gobierno. Entre acusaciones mutuas, panfletos callejeros, conferencias de prensa, dimes y diretes, terceros metiches y un sinfín de declaraciones, abandonó el joven profesionista el gabinete saulista, entre los aplausos de unos y las pullas de otros. A partir de ahí se originó un encono que trascendió los conflictos de tipo político o laboral, o, como se dice comúnmente, los gajes del oficio, para transformarse en un pleito personal en donde no ha habido ganadores.
El ex tesorero, hay que decirlo como es, utilizó un medio periodístico, ahora bajo su cargo en la zona norte, para sistemáticamente atacar al mandatario municipal, lo que hacía que el Dr. Saulo y sus colaboradores, rechinaran de coraje y ahí es donde comenzaron estos a perder, pues esa era justamente la intención del contrario, quien logró su objetivo. Nadie del gabinete del médico, le aconsejó que dejara pasar las pedradas no haciendo caso y por el contrario, se dieron varios incidentes a lo largo del año, que no hicieron más que exacerbar las cosas. Hasta las recientes declaraciones del alcalde acaponetense, quien en su primer informe de gobierno no aguantó la tentación de lanzar un dardo a su ya odiado rival.
Con el cuento del “perrito” –repito, comentario a que el pueblo hizo paráfrasis, interpretándolo a su manera--, se reiniciaron las acciones bélicas, pues todavía estaba calientita la pedrada presidencial, cuando el ex tesorero arremetió desde su página electrónica, contestando sin ambages: “te dejé el hueso por la longaniza de mi casa, róele tú solo”.
Ya lo dijo el filósofo de Ciudad Juárez, pero que necesidad, para qué tanto problema. Si ya las cosas estaban enfriándose. ¿En verdad valió la pena aventar la cacayaca? Esta es de esas guerras donde nadie gana, como los árabes y los israelíes, pues los dos personajes son profesionistas y gente con estudios universitarios. Conocidos por todos, con esposa, hijos y padres que se ven afectados o indirectamente involucrados.
Tampoco gana el pueblo que de pronto se mira envuelto en medio de una batalla de lodo que solo mancha. Que sepan estos personajes que en el pueblo hay aves que cruzan el pantano y no manchan su plumaje, creemos que ellos son como estas, no se conviertan en avechuchas que cruzan el pantano y manchan el pantano. Nosotros los contribuyentes queremos oír buenas nuevas, como esa que mandaron ayer de la Dirección de Comunicación Social donde nos comunican que se reabrieron dos calles flamantemente adoquinadas y que le dan a la ciudad otra imagen. Queremos escuchar que al ex tesorero le va bien en su negocio particular, pues eso quiere decir, que nuestro comercio local, del cual viven cientos de habitantes de la Ciudad de las Gardenias, están teniendo una recuperación económica, leve y quizá paupérrima, pero al fin recuperación que reanima la esperanza de tiempos mejores. Saulo y Anuar, son amigos, camaradas, vecinos, compañeros de banca o parientes de muchos acaponetenses, o como dice la escritora Abigaíl Villalobos, los de Acaponeta, somos parientes o lo vamos a hacer; y nos molesta verlos pelear como gandules en un bar. Son tiempos navideños, que mejor oportunidad, sí no de hacer las paces, porque el horno no está para bollos y ya ha corrido mucha sangre en forma de palabras; sí hacer una tregua y vivir en paz, proponiendo juntos o separados, para el mejor futuro y progreso de Acaponeta. Son ambos personas maduras e inteligentes. Lo han demostrado antes, enséñennos su calidad humana y su tolerancia, no nos den motivo a los medios, que luego también tenemos tentaciones.