Hay niveles.....
Héctor Algarín.
La piedra de Rosetta, la más famosa del mundo, junto con la de la Kaaba (en la Meca) y la de Scone (en Escocia), contiene un texto en tres tipos de escritura y su gran importancia radica en haber sido la pieza clave para comenzar a descifrar los jeroglíficos de los antiguos egipcios. Gracias a Thomas Young, Jean-François Champollion y otros estudiosos de la escritura del Antiguo Egipto, hoy puede ser considerada como una joya en la historia del lenguaje y la transcripción.
Es una estela de granito negro, con una inscripción bilingüe (griego y egipcio) de un decreto del faraón Ptolomeo V, en tres formas de escritura: jeroglífica, demótica y griego uncial (con letras mayúsculas); contiene cien renglones, los catorce primeros escritos con signos jeroglíficos, los siguientes 32 en caracteres demóticos, y los últimos 54 en griego; tiene algo más de un metro de alto, 72 cm de ancho y 27 cm de grosor; pesa 756 kg.
La piedra de Rosetta, fue descubierta el 15 de julio de 1799 por el capitán francés Pierre-François Bouchard en el pueblo egipcio del delta del Nilo denominado Rosetta (también llamada Rashid), cuando las tropas capitaneadas por Napoleón Bonaparte se encontraban guerreando contra las de Gran Bretaña en las tierras de Egipto.
La piedra iba a ser transportada a Francia por los miembros del Instituto de Egipto, pero los ejércitos ingleses, que habían desembarcado en la primavera de 1801, la confiscaron pese a las enardecidas protestas de Étienne Geoffroy Saint-Hilaire ante el general británico Hutchinson. La piedra de Rosetta se exhibe en el Museo Británico de Londres desde 1802. En el lado izquierdo lleva una inscripción con pintura blanca que dice «Captured in Egypt by the British Army in 1801» ('Capturada en Egipto por el ejército británico en 1801')
Podemos terminar esta disquisición con un réquiem a la nonata escritura azteca, cuya evolución habría sido muy interesante si la conquista española no la hubiese cortado de raíz. A la llegada de los conquistadores a México, los aztecas tenían un sistema de escritura a base de pictogramas/ideogramas que entonces empezaban a adquirir valor fonético de base silábica: cada signo, además de la palabra que expresaba, representaba el sonido de una sílaba, que era la primera de esa misma palabra.
Un escribidor azteca que tuviese que escribir el nombre de su conquistador, Hernán Cortés, buscaría palabras de su idioma que se pareciesen a ese nombre. Por ejemplo, algo así como: Ara, Non, Corte, y las escribiría juntas. Si los españoles hubiésen llegado a México un siglo después, habrían hallado un sistema de escritura azteca perfectamente alfabético.
¡Que impresionantes datos! la historia de los descubrimientos tanto en Egípto como lo "curioso" que se suscitó con la civilización Azteca, es una muestra de los avatares que toma la vida, datos que se pierden en el tiempo, mudos acontecimientos de la riqueza de nuestros pueblos.
Haciendo una estúpida analogía de lo que actualmente pasa en nuestra cámara de diputados, en donde -con todas las proporciones guardadas- tal parece que cada partido literalmente hablando, domina un lenguaje y prepondera el de los grandes: PRI, PAN y PRD unos con jeroglíficos, otros con demótica y los restantes con griego uncial,
¡Qué aberración de ejemplo!....¡Qué me perdonen los dioses! pero, así veo a esta bola de mequetrefes políticos, cada uno hablando su propio idioma, con sus propios intereses, haciendo del devaluado recinto de la cámara de diputados una copia pirata de La piedra de Rosetta...a la Méxicana.
Digo, nomás como comentario...
Héctor Algarín.
La piedra de Rosetta, la más famosa del mundo, junto con la de la Kaaba (en la Meca) y la de Scone (en Escocia), contiene un texto en tres tipos de escritura y su gran importancia radica en haber sido la pieza clave para comenzar a descifrar los jeroglíficos de los antiguos egipcios. Gracias a Thomas Young, Jean-François Champollion y otros estudiosos de la escritura del Antiguo Egipto, hoy puede ser considerada como una joya en la historia del lenguaje y la transcripción.
Es una estela de granito negro, con una inscripción bilingüe (griego y egipcio) de un decreto del faraón Ptolomeo V, en tres formas de escritura: jeroglífica, demótica y griego uncial (con letras mayúsculas); contiene cien renglones, los catorce primeros escritos con signos jeroglíficos, los siguientes 32 en caracteres demóticos, y los últimos 54 en griego; tiene algo más de un metro de alto, 72 cm de ancho y 27 cm de grosor; pesa 756 kg.
La piedra de Rosetta, fue descubierta el 15 de julio de 1799 por el capitán francés Pierre-François Bouchard en el pueblo egipcio del delta del Nilo denominado Rosetta (también llamada Rashid), cuando las tropas capitaneadas por Napoleón Bonaparte se encontraban guerreando contra las de Gran Bretaña en las tierras de Egipto.
La piedra iba a ser transportada a Francia por los miembros del Instituto de Egipto, pero los ejércitos ingleses, que habían desembarcado en la primavera de 1801, la confiscaron pese a las enardecidas protestas de Étienne Geoffroy Saint-Hilaire ante el general británico Hutchinson. La piedra de Rosetta se exhibe en el Museo Británico de Londres desde 1802. En el lado izquierdo lleva una inscripción con pintura blanca que dice «Captured in Egypt by the British Army in 1801» ('Capturada en Egipto por el ejército británico en 1801')
Podemos terminar esta disquisición con un réquiem a la nonata escritura azteca, cuya evolución habría sido muy interesante si la conquista española no la hubiese cortado de raíz. A la llegada de los conquistadores a México, los aztecas tenían un sistema de escritura a base de pictogramas/ideogramas que entonces empezaban a adquirir valor fonético de base silábica: cada signo, además de la palabra que expresaba, representaba el sonido de una sílaba, que era la primera de esa misma palabra.
Un escribidor azteca que tuviese que escribir el nombre de su conquistador, Hernán Cortés, buscaría palabras de su idioma que se pareciesen a ese nombre. Por ejemplo, algo así como: Ara, Non, Corte, y las escribiría juntas. Si los españoles hubiésen llegado a México un siglo después, habrían hallado un sistema de escritura azteca perfectamente alfabético.
¡Que impresionantes datos! la historia de los descubrimientos tanto en Egípto como lo "curioso" que se suscitó con la civilización Azteca, es una muestra de los avatares que toma la vida, datos que se pierden en el tiempo, mudos acontecimientos de la riqueza de nuestros pueblos.
Haciendo una estúpida analogía de lo que actualmente pasa en nuestra cámara de diputados, en donde -con todas las proporciones guardadas- tal parece que cada partido literalmente hablando, domina un lenguaje y prepondera el de los grandes: PRI, PAN y PRD unos con jeroglíficos, otros con demótica y los restantes con griego uncial,
¡Qué aberración de ejemplo!....¡Qué me perdonen los dioses! pero, así veo a esta bola de mequetrefes políticos, cada uno hablando su propio idioma, con sus propios intereses, haciendo del devaluado recinto de la cámara de diputados una copia pirata de La piedra de Rosetta...a la Méxicana.
Digo, nomás como comentario...
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