ESTE PORTAL SE ENGALANA Y HONRA CON LA PLUMA DE UNO DE LOS PERIODISTAS MÁS AGUDO Y CERTERO DEL ESTADO DE NAYARIT, EL RECONOCIDO PROFESOR JUAN MANUEL ESTARRÓN ARÁMBULA, AL CUAL CON MUCHO GUSTO DAMOS LA BIENVENIDA EN PUERTA NORTE.
Por: Juan Manuel Estarrón
Luego de que el mandatario Ney González anunciara tan tentadoras recompensas por denuncias anónimas relacionadas con el crimen organizado nos asaltaron ciertas sospechas, y la primera es ¿Por qué hasta ahora y no cuando la presencia de los grupos delictivos era tan evidente que ni siquiera la denuncia hacía falta? Porque los policías mejor se bajaban las gorras y sacaban la vuelta para evitar el enfrentamiento.
Y tenían razón, para qué morir innecesariamente en aras de la corrupción y yendo a la guerra con todas las desventajas, desde un armamento inferior, sin equipo de protección, el riesgo de ser reconocidos, las represalias contra familiares, sin seguros de riesgos, sueldos insuficientes que no motivan a desempeñar su tarea al igual que los maestros mal pagados.
Por eso mismo y los manejos oscuros de los jefes es que se vieron las grandes fallas al momento de enfrentar de cerca a los bien pertrechados grupos armados que sólo con la presencia del ejército se obligaron a una tregua; al menos es la percepción de muchos nayaritas que desconfiamos sobre una hipotética “rendición de plaza”.
Y la pregunta que nos hacíamos, ¿Por qué hasta ahora hay buenas recompensas para los denunciantes si es que le atinan al violín? Pero qué ocurriría cuando un ciudadano desempleado y ansioso por llevar a su vivienda algún dinero que lleve la marca de una denuncia desafortunada cuyo desenlace sea de consecuencias fatales del lado que fueran.
Así como acostumbran realizar los operativos las policías en cateos de viviendas y detención de vehículos, el respeto a los derechos humanos no está garantizado para nadie que se encuentre cerca de los hechos; el denunciante o “soplón” tampoco tiene seguro de vida ni su anonimato permanecerá blindado indefinidamente.
O sea que la vulnerabilidad del ciudadano común y corriente, a quien se invita a denunciar “sospechosismos” o un atropello por el crimen organizado o por cualquier autoridad, es muy elevada y los riesgos de salir “raspado” también son grandes; aparte de cometer una injusticia involuntaria o premeditada denunciando a personas que pudieran resultar inocentes después de un largo proceso de torturas sicológicas y físicas, como acostumbran nuestras policías “científicas”.
Es, hasta cierto, punto irresponsable la nueva ocurrencia del señor Gobernador cuando bien sabe cómo funciona el sistema de justicia en Nayarit y que en lugar de mejorarlo pareciera que la consigna es volverlo más inoperante atiborrándolo de más aviadores sin oficio, como los diez nuevos magistrados y tres de ellos de tiempo completo en la UAN.
Por los cientos de denuncias ciudadanas que lleva su administración por el proceder de policías, ministerios públicos, jueces y magistrados sabe bien el Ejecutivo de los riesgo que enfrenta la ciudadanía al denunciar a personas anónimas que no sabemos de sus nexos con las propias autoridades, ni hasta dónde tienen extendido el poderío las bandas delincuenciales.
Las narcomantas aparecidas en el DF y otras ciudades del país ofreciendo a Calderón terminar con equis cártel a cambio de un favor -seguramente dejarlos “trabajar”- habla del tamaño y peligrosidad de esos grupos a quienes pretenden enfrentarnos con la denuncia anónima.
¿Pero saben que pasará después de hacer este anuncio espectacular de las recompensas de hasta UN MILLÓN de pesos y estén debidamente enterados los mañosos? Que aquellos ciudadanos que tengan el infortunio de convertirse en vecinos de “casas de seguridad”, también se convertirán en los primeros “sospechosos” de alguna denuncia en contra de esos inmuebles y sus ocupantes.
Por eso digo, que en lugar de utilizarnos ahora de “soplones” -ya somos publicistas de un destino turístico- mejor debieran utilizar todos esos millones que piensan derramar en denuncias para capacitar en serio a todos los policías y en primerísimo lugar al Procurador y al Director de Seguridad Pública Estatal.
Pero más que nada, pagarles bien a los que ponen el pecho a las balas, los policías que están en la línea de fuego; aunque primero el Gobernador, con esa “influencia” que ejerce en el Congreso, debiera bajarle los sueldos muy generosos a los parásitos que no exponen la vida detrás de un escritorio y cumplen un horario de cinco horas; en cambio los guardianes del orden trabajan horas extra y en condiciones difíciles y hasta de pobreza.
Esto lo expresamos no en el ánimo de justificar el poco entusiasmo que algunos policías ponen en el desempeño de su trabajo en ocasiones hasta con indiferencia, pero no se les debe exigir ni menos ni más sólo de acuerdo a la paga; si aspiramos a una policía eficiente y profesional que deje para siempre la represión y la tortura, el Estado tiene que invertir más para desterrar también la extorsión.
Porque un trabajador será menos deshonesto si el salario compensa los riesgos -en caso de policías de todas las corporaciones- y asegura su bienestar y la de su familia; cuando lleguemos a ese estatus no habrá necesidad de recurrir a esta práctica a la que nos invita el Gobernador tan peligrosa para la sociedad vulnerable que actualmente no cuenta ni con la protección de las policías, porque con trabajos se andan cuidando ellos. Así es que, amable lector, la decisión es suya si denuncia o aguanta vara.
Lo demás son discursos que apuntan para donde dijimos.
Luego de que el mandatario Ney González anunciara tan tentadoras recompensas por denuncias anónimas relacionadas con el crimen organizado nos asaltaron ciertas sospechas, y la primera es ¿Por qué hasta ahora y no cuando la presencia de los grupos delictivos era tan evidente que ni siquiera la denuncia hacía falta? Porque los policías mejor se bajaban las gorras y sacaban la vuelta para evitar el enfrentamiento.
Y tenían razón, para qué morir innecesariamente en aras de la corrupción y yendo a la guerra con todas las desventajas, desde un armamento inferior, sin equipo de protección, el riesgo de ser reconocidos, las represalias contra familiares, sin seguros de riesgos, sueldos insuficientes que no motivan a desempeñar su tarea al igual que los maestros mal pagados.
Por eso mismo y los manejos oscuros de los jefes es que se vieron las grandes fallas al momento de enfrentar de cerca a los bien pertrechados grupos armados que sólo con la presencia del ejército se obligaron a una tregua; al menos es la percepción de muchos nayaritas que desconfiamos sobre una hipotética “rendición de plaza”.
Y la pregunta que nos hacíamos, ¿Por qué hasta ahora hay buenas recompensas para los denunciantes si es que le atinan al violín? Pero qué ocurriría cuando un ciudadano desempleado y ansioso por llevar a su vivienda algún dinero que lleve la marca de una denuncia desafortunada cuyo desenlace sea de consecuencias fatales del lado que fueran.
Así como acostumbran realizar los operativos las policías en cateos de viviendas y detención de vehículos, el respeto a los derechos humanos no está garantizado para nadie que se encuentre cerca de los hechos; el denunciante o “soplón” tampoco tiene seguro de vida ni su anonimato permanecerá blindado indefinidamente.
O sea que la vulnerabilidad del ciudadano común y corriente, a quien se invita a denunciar “sospechosismos” o un atropello por el crimen organizado o por cualquier autoridad, es muy elevada y los riesgos de salir “raspado” también son grandes; aparte de cometer una injusticia involuntaria o premeditada denunciando a personas que pudieran resultar inocentes después de un largo proceso de torturas sicológicas y físicas, como acostumbran nuestras policías “científicas”.
Es, hasta cierto, punto irresponsable la nueva ocurrencia del señor Gobernador cuando bien sabe cómo funciona el sistema de justicia en Nayarit y que en lugar de mejorarlo pareciera que la consigna es volverlo más inoperante atiborrándolo de más aviadores sin oficio, como los diez nuevos magistrados y tres de ellos de tiempo completo en la UAN.
Por los cientos de denuncias ciudadanas que lleva su administración por el proceder de policías, ministerios públicos, jueces y magistrados sabe bien el Ejecutivo de los riesgo que enfrenta la ciudadanía al denunciar a personas anónimas que no sabemos de sus nexos con las propias autoridades, ni hasta dónde tienen extendido el poderío las bandas delincuenciales.
Las narcomantas aparecidas en el DF y otras ciudades del país ofreciendo a Calderón terminar con equis cártel a cambio de un favor -seguramente dejarlos “trabajar”- habla del tamaño y peligrosidad de esos grupos a quienes pretenden enfrentarnos con la denuncia anónima.
¿Pero saben que pasará después de hacer este anuncio espectacular de las recompensas de hasta UN MILLÓN de pesos y estén debidamente enterados los mañosos? Que aquellos ciudadanos que tengan el infortunio de convertirse en vecinos de “casas de seguridad”, también se convertirán en los primeros “sospechosos” de alguna denuncia en contra de esos inmuebles y sus ocupantes.
Por eso digo, que en lugar de utilizarnos ahora de “soplones” -ya somos publicistas de un destino turístico- mejor debieran utilizar todos esos millones que piensan derramar en denuncias para capacitar en serio a todos los policías y en primerísimo lugar al Procurador y al Director de Seguridad Pública Estatal.
Pero más que nada, pagarles bien a los que ponen el pecho a las balas, los policías que están en la línea de fuego; aunque primero el Gobernador, con esa “influencia” que ejerce en el Congreso, debiera bajarle los sueldos muy generosos a los parásitos que no exponen la vida detrás de un escritorio y cumplen un horario de cinco horas; en cambio los guardianes del orden trabajan horas extra y en condiciones difíciles y hasta de pobreza.
Esto lo expresamos no en el ánimo de justificar el poco entusiasmo que algunos policías ponen en el desempeño de su trabajo en ocasiones hasta con indiferencia, pero no se les debe exigir ni menos ni más sólo de acuerdo a la paga; si aspiramos a una policía eficiente y profesional que deje para siempre la represión y la tortura, el Estado tiene que invertir más para desterrar también la extorsión.
Porque un trabajador será menos deshonesto si el salario compensa los riesgos -en caso de policías de todas las corporaciones- y asegura su bienestar y la de su familia; cuando lleguemos a ese estatus no habrá necesidad de recurrir a esta práctica a la que nos invita el Gobernador tan peligrosa para la sociedad vulnerable que actualmente no cuenta ni con la protección de las policías, porque con trabajos se andan cuidando ellos. Así es que, amable lector, la decisión es suya si denuncia o aguanta vara.
Lo demás son discursos que apuntan para donde dijimos.
Para comentarios, por favor al e-mail: jmanuel_estarron@hotmail.com
También puede leernos en: cainay.blogspot.com/.
PD: Si ya está hasta las cachas de consumir porquerías, “DIGA NO A LA PIRATERÍA, NO COMPRE PLACAS DE DUDOSO ORIGEN”.
2 comentarios:
"Porque un trabajador será menos deshonesto si el salario compensa los riesgos -en caso de policías de todas las corporaciones- y asegura su bienestar y la de su familia"
Sólo un comentario al respecto, no creo que esto sea del todo cierto, hay personas que trabajan y a cambio reciben una paga generosa y no por ello son menos deshonestos.
Sin embargo, dentro del plano general estoy de acuerdo con lo que dice, dar recompensas por denuncias anónimas es, según mi punto de vista, una solución populista como la frase, "Que cada quien haga la parte que le corresponda y que la haga bien", puesto que deja en manos de la ciudadanía el peso de la denuncia y todas las implicaciones que usted comenta.
En todo caso habría que analizar la frase y las medidas populistas, pues el pez por su boca muere; una hipótesis teórica de acuerdo al régimen político,económico y democrático con el que contamos, permitiría ver con claridad que el pueblo paga sus impuestos para sostener que los tres poderes fundamentales hagan su trabajo,que es mantener el "estado de derecho", dentro del cual está la seguridad de los ciudadanos. Si nuestros mandatararios reciben los salarios puntuales para incorporarlos a sus haberes, entonces ALGUIEN NO ESTÁ HACIENDO LO QUE LE CORRESPONDE.
Pues si el gobierno no hace lo que le corresponde y para lo que le pagamos y muy bien pero nadie le reclama abiertamente. Para que quieren dar recompensas para que luego los maten como a la familia del marino por culpa del gobierno que andubo divulgandolo en todos los medios por adornarse y al ultimo los dejaron sin custodia para que fueran sujetos de represalias por parte de las organizaciones criminales y que en esas organizaciones cada quien hace lo que le corresponde por que si no pierden la cabeza, a diferencia del gobierno.
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