Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo
Hace unos días tuve la ocasión de platicar con el acaponetense Lic. Antonio Chumacero Gómez, quien me habló de un interesante proyecto, que brinda excelentes oportunidades de desarrollo para los hombres del campo en el norte de Nayarit, se trata, de un plan con un doble objetivo, primero, ofrecer el cultivo de la jamaica como una opción viable para el sector agropecuario de los municipios de Acaponeta, Tecuala, Huajicori y Rosamorada, donde crece esta planta de excelente calidad, sumamente resistente a las contigencias propias de la agricultura, de múltiples propiedades y la cual en estos momentos si bien le va al cultivador produce unos 300 kilos por hectárea. Con este proyecto que les platico la intención es duplicar la producción que un rendimiento significativo de 600 kilos por hectárea y comenzar a pensar en grande como los estándares que se registran en China con dos toneladas por hectárea o la India con un rendimiento de tonelada y media, lo que vendría a hacer una mina de oro para hoy pauperrima producción agrícola local.
El segundo objetivo de tan interesante propósito es industrializar esa producción con una planta procesadora justo aquí en el municipio de Acaponeta, de la cual pueden emanar colorantes, extractos medicinales, agua embotellada, mermelada, licor, jalea y vino, todo de jamaica. Esto abriría fuentes de empleo y una boyante empresa para beneficio de los potenciales productores jamaiqueros.
El potencial es enorme, pues calcula el Lic. Chumacero que habría disponibles unas 120 mil hectáreas conjuntamente en los municipios de Acaponeta, Tecuala, Huajicori y Rosamorada, donde se podría dar, con enorme éxito, esta planta de la familia de las malváceas, la cual es originaria de África y que tiene propiedades medicinales extraordinarias, ya que es buena para la hipertensión arterial, los problemas renales, la diabetes; es antiparasitaria, diurética y ligeramente laxante. Ayuda al proceso digestivo y es útil para bajar de peso y para controlar el grado de colesterol.
El proyecto que encabeza el Lic. Chumacero, va muy avanzado, e incluso en los viajes que ha hecho a diferentes partes de la República para buscar actividades semejantes, encontró que en Chapingo y en Puebla, tienen una máquina o piscadora dedicada a extraer la flor o cáliz de jamaica de la rama, con un ahorro considerable de tiempo y recursos económicos, pues calcula que de manera manual, una persona llena 12 cubetas en toda una jornada de trabajo y con la máquina, las doce cubetas se cubren en tan solo una hora.
Mostró la máquina a entusiastas empresarios de Acaponeta, dedicados a la fabricación de maquinaria para tortillerías, con tan buena suerte, que estos le dijeron que no solo podían hacer ese mismo ingenio aquí en Acaponeta, sino que hasta lo pueden mejorar y la cosa no quedó en habladas, pues hasta el momento han construido 59 de estas piscadoras que ya funcionan en El Naranjo, La Lagunita, Cerro Bola y Los Arrayanes en Acaponeta y en Quiviquinta, La Estancia y San Francisco del Caimán en el municipio serrano de Huajicori, así como en otras localidades del norte nayarita, con muy buenos resultados que poco a poco van convenciendo a los productores.
Manejan también un horno que seca la flor, procesos en los que está involucrado otro acaponetense entusiasta como es el Ing. Luis Arturo Algarín. El horno, puede secar hasta 500 kilogramos en un lapso de 4 horas y media, mejorando el proceso actual.
Iniciativas de este tipo, donde se ven involucrados, la visión oportuna de gente como el Lic. Chumacero, la participación de recursos federales y estatales, instituciones como la Universidad Autónoma de Nayarit, así como la buena voluntad de los campesinos, donde a veces se encuentran inercias difíciles de romper, pues hay en ocasiones resistencia a implementar cosas nuevas que dejan atrás prácticas tradicionales de cultivo a veces con una antigüedad de milenios, pues no es raro, aún en pleno siglo XXI, hallar agricultores que todavía trabajan con la coa, que es un palo puntiagudo con el cual hacen hoyos en la tierra para colocar la semilla, y el “huicili”, una especie de azadón rudimentario, también de madera para remover la tierra.
Por supuesto los campesinos tienen que poner de su parte la voluntad de capacitarse en el uso de esta maquinaria, aprender a trabajar en equipo, conocer lo que es un proceso, acostumbrarse al manejo de la genética de la planta, aunque esto parezca cosa del futuro o del mismo diablo, así como arriesgarse a optar por otras alternativas de cultivo, porque las tradicionales ya dieron de sí.
Como sea, un paso a la vez: aumentar el volumen de jamaica para después entrarle a la industrialización y espantar del destino el desempleo y, en ocasiones, la trágica migración de campesinos nayaritas, al norte del país.
Hace unos días tuve la ocasión de platicar con el acaponetense Lic. Antonio Chumacero Gómez, quien me habló de un interesante proyecto, que brinda excelentes oportunidades de desarrollo para los hombres del campo en el norte de Nayarit, se trata, de un plan con un doble objetivo, primero, ofrecer el cultivo de la jamaica como una opción viable para el sector agropecuario de los municipios de Acaponeta, Tecuala, Huajicori y Rosamorada, donde crece esta planta de excelente calidad, sumamente resistente a las contigencias propias de la agricultura, de múltiples propiedades y la cual en estos momentos si bien le va al cultivador produce unos 300 kilos por hectárea. Con este proyecto que les platico la intención es duplicar la producción que un rendimiento significativo de 600 kilos por hectárea y comenzar a pensar en grande como los estándares que se registran en China con dos toneladas por hectárea o la India con un rendimiento de tonelada y media, lo que vendría a hacer una mina de oro para hoy pauperrima producción agrícola local.
El segundo objetivo de tan interesante propósito es industrializar esa producción con una planta procesadora justo aquí en el municipio de Acaponeta, de la cual pueden emanar colorantes, extractos medicinales, agua embotellada, mermelada, licor, jalea y vino, todo de jamaica. Esto abriría fuentes de empleo y una boyante empresa para beneficio de los potenciales productores jamaiqueros.
El potencial es enorme, pues calcula el Lic. Chumacero que habría disponibles unas 120 mil hectáreas conjuntamente en los municipios de Acaponeta, Tecuala, Huajicori y Rosamorada, donde se podría dar, con enorme éxito, esta planta de la familia de las malváceas, la cual es originaria de África y que tiene propiedades medicinales extraordinarias, ya que es buena para la hipertensión arterial, los problemas renales, la diabetes; es antiparasitaria, diurética y ligeramente laxante. Ayuda al proceso digestivo y es útil para bajar de peso y para controlar el grado de colesterol.
El proyecto que encabeza el Lic. Chumacero, va muy avanzado, e incluso en los viajes que ha hecho a diferentes partes de la República para buscar actividades semejantes, encontró que en Chapingo y en Puebla, tienen una máquina o piscadora dedicada a extraer la flor o cáliz de jamaica de la rama, con un ahorro considerable de tiempo y recursos económicos, pues calcula que de manera manual, una persona llena 12 cubetas en toda una jornada de trabajo y con la máquina, las doce cubetas se cubren en tan solo una hora.
Mostró la máquina a entusiastas empresarios de Acaponeta, dedicados a la fabricación de maquinaria para tortillerías, con tan buena suerte, que estos le dijeron que no solo podían hacer ese mismo ingenio aquí en Acaponeta, sino que hasta lo pueden mejorar y la cosa no quedó en habladas, pues hasta el momento han construido 59 de estas piscadoras que ya funcionan en El Naranjo, La Lagunita, Cerro Bola y Los Arrayanes en Acaponeta y en Quiviquinta, La Estancia y San Francisco del Caimán en el municipio serrano de Huajicori, así como en otras localidades del norte nayarita, con muy buenos resultados que poco a poco van convenciendo a los productores.
Manejan también un horno que seca la flor, procesos en los que está involucrado otro acaponetense entusiasta como es el Ing. Luis Arturo Algarín. El horno, puede secar hasta 500 kilogramos en un lapso de 4 horas y media, mejorando el proceso actual.
Iniciativas de este tipo, donde se ven involucrados, la visión oportuna de gente como el Lic. Chumacero, la participación de recursos federales y estatales, instituciones como la Universidad Autónoma de Nayarit, así como la buena voluntad de los campesinos, donde a veces se encuentran inercias difíciles de romper, pues hay en ocasiones resistencia a implementar cosas nuevas que dejan atrás prácticas tradicionales de cultivo a veces con una antigüedad de milenios, pues no es raro, aún en pleno siglo XXI, hallar agricultores que todavía trabajan con la coa, que es un palo puntiagudo con el cual hacen hoyos en la tierra para colocar la semilla, y el “huicili”, una especie de azadón rudimentario, también de madera para remover la tierra.
Por supuesto los campesinos tienen que poner de su parte la voluntad de capacitarse en el uso de esta maquinaria, aprender a trabajar en equipo, conocer lo que es un proceso, acostumbrarse al manejo de la genética de la planta, aunque esto parezca cosa del futuro o del mismo diablo, así como arriesgarse a optar por otras alternativas de cultivo, porque las tradicionales ya dieron de sí.
Como sea, un paso a la vez: aumentar el volumen de jamaica para después entrarle a la industrialización y espantar del destino el desempleo y, en ocasiones, la trágica migración de campesinos nayaritas, al norte del país.
Enhorabuena, porque gracias a todo lo anterior, se están bajando recursos económicos, mismos que se aplican con sumo cuidado y bajo lo que marca el proyecto y que vienen a mejorar sustancialmente la vida de los jamaiqueros, pues en la actualidad, ellos no tienen dinero para el corte y la cosecha, ponen a trabajar a toda la familia, con pobres rendimientos de 200 kilogramos que no satisfacen la necesidad económica de los campesinos. Afortunadamente la visión de un acaponetense distinguido como es el Lic. Antonio Chumacero Gómez, puede cambiar las cosas.
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