Por: Juan Manuel Estarrón
Nada menos ayer comentamos la abusiva doble sobre representación que hay en nuestro Congreso local demostradas con abundantes datos y números en comparativos con otras entidades donde llegamos a la trágica conclusión que a los nayaritas nos están viendo la cara de lo que gusten adjetivar, pero menos de hombres y mujeres sensibles y pensantes que seguimos presos del abuso de poderes “legales” y fácticos.
Como dice la voz popular, nuestro Congresito es el menos bravo y masca fierros, cómo andarán los demás poderes que imparten las leyes y justicia; lo mismo que el que ejecuta todas las acciones de gobierno y por lo tanto maneja con toda discrecionalidad la gran talega que concentra las alcábalas de todo el virreinato y las que llegan del imperio federal.
Pero ese poder del pueblo y para el pueblo, cuyo depositario es la XXIX Legislatura local, nos sale horrorosamente caro en época del piojillo –como esta- que llegó con la instauración del neoliberalismo económico y los tratados de libre comercio firmados y sellados por el presidente de la República más aborrecido –después de Díaz Ordaz- que hoy se dedica a apadrinar candidaturas de lo que sean, ese es Carlos Salinas de Gortari quien cuida su obra para que no muera con Peña Nieto.
Entonces yo digo que en situaciones económicas difíciles estamos obligados a amarrarnos el cinturón TODOS –con mayúsculas para que lean bien los insaciables de los cuatro poderes, incluida la fuerza aérea de algunos medios de comunicación- porque es abusivo que viendo la mendiguez para donde quieran voltear, todavía tengan ánimos para concederle otro permiso al Virrey para contratar un nuevo préstamo de 700 u 800 millones de pesos.
Antes de llevarnos a la horca a un millón de nayaritas, nuestros ilustres 30 diputados debieran contar las reatas que hay en su “soberano” recinto y hacer cálculos del número de legisladores y trabajadores que no son necesarios para hacer algo útil y nada más están para oprimir la tecla que les ordenan y de relumbrón, como las obras que dizque pretenden levantar con todos esos millones.
Al comprobarse que estamos sobre representados por 30 tribunos en un territorio de un millón de habitantes –sin descontar todavía los que han salido en la diáspora por el clima de inseguridad y el quimérico sueño americano- no queda más que hacer un reajuste drástico en el Congreso como las condiciones lo exigen.
Buscando en la geografía encontramos otro estado que nada le pide a Nayarit en cuestiones de jodidez; conocer el Valle del Mezquital es como llegar a las faldas de nuestra serranía –y más arriba- donde todo hace falta y nada es suficiente. Hidalgo lo llaman y tiene una población de 2 millones, 500 mil habitantes, casi el triple de nuestra población distribuida en 20 mil 905 kilómetros cuadrados.
Con esta disparidad de población los hidalguenses tienen una réplica de congreso como el nuestro, compuesto de 30 diputados en total: 18 por el principio de mayoría relativa y 12 de representación “proporcional” o plurinominales; nos imaginamos que su cámara de diputados funciona normalmente como la de Jalisco, Edomex y todas las demás con la salvedad que cada legislador atiende a más del doble de ciudadanos que los nuestros.
Ahora la sobre representación interna de la que hemos hablado profusamente ocasiona los abusos de poder con la CLÁUSULA DE GOBERNABILIDAD que le permite a la primera minoría convertirse en la mayoría del congreso adicionándose un 8 % de VOTOS virtuales o inexistentes para alcanzar 2 diputados más que le garantizan mayoría “absoluta” (16 diputados), pero no calificada que es de 20 tribunos.
Por eso las elecciones por mayoría relativa (MR) son tramposas e inequitativas porque ahí hay un reparto extra de diputados para consolar a los partidos que no alcanzaron a ganar algún diputado por este principio pero les queda el recurso de obtener –en lo sucesivo- el 1.5 % de la votación total y un “dipupluri” a condición de que “yo ganador, me quedo con la parte del león para alcanzar la MAYORÍA ABSOLUTA”.
En consecuencia, con ese principio jamás estaremos representados auténticamente ni en las cámaras ni en los cabildos y la única fórmula para lograrlo es quitar el principio de MR y regirnos por el avanzado principio de REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL AUTÉNTICA; esto implica primero eliminar los 12 diputados plurinominales para elegir sólo los 18 que se denominarían en lo sucesivo “diputados de representación proporcional auténtica”. Luego ajustar a los elegidos a la “honrada medianía” con la mitad del sueldo y dietas que ahora alevosamente disfrutan.
Como las tareas de un legislador no son exclusivas de su distrito sino ver por las necesidades de toda la entidad, en tal sentido que cada partido o coalición presente su planilla de 18 candidatos y según el porcentaje de votación estatal sería el número de legisladores a que tienen derecho; al considerarse al Estado como una sola “circunscripción nominal” -o electoral- las cosas se simplifican y nos evitamos menos pleitos postelectorales por 100 votos aquí o 50 más allá.
Con un procedimiento similar se elegirían a los regidores de cada municipio y en un descuido hasta el síndico y el presidente municipal podrían incluirse en la misma fórmula; las mapachadas seguirán vigentes mientras subsista la idea de que el poder se inventó para robar y dominar, sin embargo necesitamos ir cerrando atajos con propuestas avanzadas –como ésta que de ninguna manera es totalmente mía- para salir de la “edad de piedra electoral”.
Para comentarios, por favor a: jmanuel_estarron@hotmail.com
También puede leernos en: www.cainay.blogspot.com
Nada menos ayer comentamos la abusiva doble sobre representación que hay en nuestro Congreso local demostradas con abundantes datos y números en comparativos con otras entidades donde llegamos a la trágica conclusión que a los nayaritas nos están viendo la cara de lo que gusten adjetivar, pero menos de hombres y mujeres sensibles y pensantes que seguimos presos del abuso de poderes “legales” y fácticos.
Como dice la voz popular, nuestro Congresito es el menos bravo y masca fierros, cómo andarán los demás poderes que imparten las leyes y justicia; lo mismo que el que ejecuta todas las acciones de gobierno y por lo tanto maneja con toda discrecionalidad la gran talega que concentra las alcábalas de todo el virreinato y las que llegan del imperio federal.
Pero ese poder del pueblo y para el pueblo, cuyo depositario es la XXIX Legislatura local, nos sale horrorosamente caro en época del piojillo –como esta- que llegó con la instauración del neoliberalismo económico y los tratados de libre comercio firmados y sellados por el presidente de la República más aborrecido –después de Díaz Ordaz- que hoy se dedica a apadrinar candidaturas de lo que sean, ese es Carlos Salinas de Gortari quien cuida su obra para que no muera con Peña Nieto.
Entonces yo digo que en situaciones económicas difíciles estamos obligados a amarrarnos el cinturón TODOS –con mayúsculas para que lean bien los insaciables de los cuatro poderes, incluida la fuerza aérea de algunos medios de comunicación- porque es abusivo que viendo la mendiguez para donde quieran voltear, todavía tengan ánimos para concederle otro permiso al Virrey para contratar un nuevo préstamo de 700 u 800 millones de pesos.
Antes de llevarnos a la horca a un millón de nayaritas, nuestros ilustres 30 diputados debieran contar las reatas que hay en su “soberano” recinto y hacer cálculos del número de legisladores y trabajadores que no son necesarios para hacer algo útil y nada más están para oprimir la tecla que les ordenan y de relumbrón, como las obras que dizque pretenden levantar con todos esos millones.
Al comprobarse que estamos sobre representados por 30 tribunos en un territorio de un millón de habitantes –sin descontar todavía los que han salido en la diáspora por el clima de inseguridad y el quimérico sueño americano- no queda más que hacer un reajuste drástico en el Congreso como las condiciones lo exigen.
Buscando en la geografía encontramos otro estado que nada le pide a Nayarit en cuestiones de jodidez; conocer el Valle del Mezquital es como llegar a las faldas de nuestra serranía –y más arriba- donde todo hace falta y nada es suficiente. Hidalgo lo llaman y tiene una población de 2 millones, 500 mil habitantes, casi el triple de nuestra población distribuida en 20 mil 905 kilómetros cuadrados.
Con esta disparidad de población los hidalguenses tienen una réplica de congreso como el nuestro, compuesto de 30 diputados en total: 18 por el principio de mayoría relativa y 12 de representación “proporcional” o plurinominales; nos imaginamos que su cámara de diputados funciona normalmente como la de Jalisco, Edomex y todas las demás con la salvedad que cada legislador atiende a más del doble de ciudadanos que los nuestros.
Ahora la sobre representación interna de la que hemos hablado profusamente ocasiona los abusos de poder con la CLÁUSULA DE GOBERNABILIDAD que le permite a la primera minoría convertirse en la mayoría del congreso adicionándose un 8 % de VOTOS virtuales o inexistentes para alcanzar 2 diputados más que le garantizan mayoría “absoluta” (16 diputados), pero no calificada que es de 20 tribunos.
Por eso las elecciones por mayoría relativa (MR) son tramposas e inequitativas porque ahí hay un reparto extra de diputados para consolar a los partidos que no alcanzaron a ganar algún diputado por este principio pero les queda el recurso de obtener –en lo sucesivo- el 1.5 % de la votación total y un “dipupluri” a condición de que “yo ganador, me quedo con la parte del león para alcanzar la MAYORÍA ABSOLUTA”.
En consecuencia, con ese principio jamás estaremos representados auténticamente ni en las cámaras ni en los cabildos y la única fórmula para lograrlo es quitar el principio de MR y regirnos por el avanzado principio de REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL AUTÉNTICA; esto implica primero eliminar los 12 diputados plurinominales para elegir sólo los 18 que se denominarían en lo sucesivo “diputados de representación proporcional auténtica”. Luego ajustar a los elegidos a la “honrada medianía” con la mitad del sueldo y dietas que ahora alevosamente disfrutan.
Como las tareas de un legislador no son exclusivas de su distrito sino ver por las necesidades de toda la entidad, en tal sentido que cada partido o coalición presente su planilla de 18 candidatos y según el porcentaje de votación estatal sería el número de legisladores a que tienen derecho; al considerarse al Estado como una sola “circunscripción nominal” -o electoral- las cosas se simplifican y nos evitamos menos pleitos postelectorales por 100 votos aquí o 50 más allá.
Con un procedimiento similar se elegirían a los regidores de cada municipio y en un descuido hasta el síndico y el presidente municipal podrían incluirse en la misma fórmula; las mapachadas seguirán vigentes mientras subsista la idea de que el poder se inventó para robar y dominar, sin embargo necesitamos ir cerrando atajos con propuestas avanzadas –como ésta que de ninguna manera es totalmente mía- para salir de la “edad de piedra electoral”.
Para comentarios, por favor a: jmanuel_estarron@hotmail.com
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