01 octubre 2009

VENGAN A LEER A LA PLAZA

Hoy, al abrir los ojos por la mañana, caigo en la cuenta, de que soy poseedora de una información que nadie está llevando a la sociedad, una información que quizá se considere irrelevante porque no es una nota roja, ni económica, ni de problemas de salud, como está en boca de muchos actualmente.
La información que posee, es como tanta que se pierde porque sucede en pequeños núcleos de población entusiasta, que hace labor callada, precisamente.
Y además, es una labor originada en organismos oficiales, como es CONACULTA, sin embargo, quienes participamos somos entusiastas y no asalariados.
Me refiero a las salas de lectura. De lo que si se informó en medios de comunicación, fue acerca de los cursos que se están haciendo para formar Mediadores para esas salas de lectura, y ¿Qué ha resultado de ello? Se sabe que acudieron personas de Huajicori, Rosamorada, Tecuala y Acaponeta al curso. Iniciamos cerca de veinticinco personas, para el segundo curso desertaron varios, pero acudieron muchos más, en calidad de lectores de esas salas de lectura.
Me he dado cuenta de que estamos manejando un concepto nuevo de sala de lectura, personas con las que he platicado, piensan en salas, con cómodos sillones, una taza de café, y el silencio sacrosanto alrededor, otros, dicen de hacer rondas de análisis de estudio de literatura. Nosotros, creo que estamos saliendo con otra mentalidad.
Estamos llevando los libros, y nuestro gusto por los libros, a las personas en la calle. En Acaponeta, la joven Fabiola Espinoza, lleva sus libros a la escalinata de la Casa de la Cultura, los jueves de 5 a 7 de la tarde. Ahí acuden niños, en un promedio de 25, nos cuenta Fabiola, y lleva su bitácora de trabajo, y ella les lee libros, ellos solitos leen, según su edad, algunos padres que llevan a sus hijos, también toman su libro y se ponen a leer.
Mely Orejel, está yendo al Asilo de ancianos en la ciudad de Tecuala, para platicar con ellos y leerles fragmentos de libros, según su paciencia y solicitud, leer y conversar, escuchar y escribir, son algunas de las cosas que estamos aprendiendo en el curso de mediadores.
También en Tecuala, yo he sacado mi sala de lectura a la calle, me he plantado en una banca de la plaza principal con mi tendido de libros, y he invitado a jóvenes y adultos a leer; para el primer día, el intento me resultó en diez lectores, y siete libros en préstamo, números que son fantásticos.
He programado mi sala de lectura, en una banca fresca de la plazuela, de 5.30 a 7 hrs. Los martes, ahí nos podemos encontrar con los libros, a vivir la fantástica aventura de leer y convivir. Me han apoyado en esta salida, Jesús Cervantes y Mauricio, mi vecino.
El formato de estas salas de lectura, como ves, es absolutamente informal, es compartir, convivir, leer, y sacar los libros a la calle, perderles el miedo, nada que ver con bibliotecas que conocemos o del tipo, silencio, lectores trabajando. Quedas invitado, y tu lector, también; si quieres leer, escoges tu libro, si no ves, te lo leemos; si no sabes también te leemos, o puedes leerle tu a otros, tu escoges, el asunto es disfrutar de los libros, y de las compañías, quizá empecemos primero por platicar un rato.
Cuando los compañeros de Huajicori y Rosamorada me cuenten, te transmitiré sus experiencias.

Opt. Blanca León.

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