Por: Juan Manuel Estarrón
Desde que abandonó el poder el 30 de noviembre de 1994, Carlos Salinas de Gortari como ex presidente de México se ha dedicado a la asesoría de su partido el Nuevo PRI –al parecer- como integrante muy influyente del cártel político Atlacomulco fundado por el extinto profesor Carlos Hank González; pero su sello siniestro en la elección de aquel aciago año parece repetirse en 2012: el asesinato del excandidato priista por Tamaulipas Rodolfo Torre Cantú y el secuestro del ex senador panista Diego Fernandez de Ceballos presentan el signo inconfundible de aquella narco política.
A Carlos Salinas siempre se le ha asociado con los mayores escándalos desde que asumió la Presidencia de México el 1 de diciembre de 1988 luego de la elección presidencial más cuestionada del pasado siglo con la “caída del sistema” del ex secretario de Gobernación Manuel Bartlett Díaz para robarle el triunfo al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas; por ello el otro ex presidente, Miguel de la Madrid, confiesa estar arrepentido de haberlo impulsado como su sucesor “fue corrupto”, dice.
Habrá qué recordarles a los del “nuevo PRI” que impulsan a Enrique Peña Nieto hacia “la grande” que este corruptazo, quien ya se exhibe públicamente como padrino del “copetitos”, se robó cuando menos la mitad de la partida secreta durante su gobierno calculada en unos 400 millones de dólares y sus colaboradores cercanos Raúl Salinas y el sub Procurador Mario Ruíz Massieu tuvieron también manos libres para el enriquecimiento ilícito por la vía del tráfico de drogas asociados a los grandes cárteles; el mismo De la Madrid atestigua en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui.
Eso se dijo en su momento, pero ni los tribunales mexicanos ni estadounidenses pudieron probarle al sub Procurador ligas con el narcotráfico; como último recurso Mario Ruíz Massieu sería juzgado en Houston, TX. por lavado de dinero y amenazaba la administración de Bill Clinton confiscarle 9 millones de dólares presumiblemente producto de actividades ilícitas, “Yo a la cárcel no regreso. Primero me suicido” habría dicho a su abogado. Y lo cumplió: el 15 de septiembre de 1999 se suicidó en su departamento de Newark, NY.
Lo más raro de todo es que Mario Ruíz Massieu siempre sostuvo que su persecución tuvo su origen en la denuncia pública que hizo contra connotados priistas sobre el asesinato de Colosio Murrieta y la de su hermano José Francisco dejando fuera al primer sospechoso (CSG). En su carta póstuma se lee: “Ernesto Zedillo no perdonó que denunciara a los dirigentes del PRI el 23 de noviembre de 1994. Se vengó por eso. Para encontrar a los homicidas de mi hermano (José Francisco) hay qué iniciar una investigación que empiece por Ernesto Zedillo. Él y yo supimos que no era ajeno a los dos crímenes políticos de 1994”.
El 23 de mayo de 1993 fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto internacional de Guadalajara; en una de las líneas de investigación se sostiene que el prelado poseía información documental muy comprometedora sobre las actividades ilícitas de los funcionarios y sería el móvil central de su ejecución ya que habrían fracasado algunos intentos para robarla; sin embargo la Procuraduría de CSG siempre sostuvo la tesis de que el cardenal murió en un “fuego cruzado” entre el agarrón de dos cárteles, poco después cambiarían la versión de la “confusión” con el capo Joaquín “El Chapo” Guzmán.
CSG acumuló tal riqueza que ahora es uno de los hombres más rico y poderoso de la clase política al grado que muchos le temen por la forma siniestra en que se deshizo de algunos adversarios durante su gobierno; desde luego sería inútil suponer que el cardenal de Guadalajara lo fuera, pero ese “daño colateral” le valieron fuertes reclamos del Episcopado Mexicano y la Curia Romana para el esclarecimiento de una burda “confusión” que bien pudiera documentarse como el primer hecho escandaloso de su sexenio.
Luego vendría el artero crimen del candidato priista Luis Donaldo Colosio Murrieta asesinado de dos disparos en Lomas Taurinas de Tijuana el 23 de marzo de 1994; otro crimen de estado que quizá nunca sea esclarecido mientras siga aleteando un ave de mal agüero que nuevamente se apresta a influir terminantemente en la próxima sucesión presidencial.
La tercera víctima ultimada con métodos similares –gatilleros contratados por Manuel Muñoz Rocha- fue nada menos que su ex cuñado José Francisco Ruíz Massieu, asesinato ocurrido el 28 de septiembre de 1994, dos meses antes de terminar el sexenio y a escaso un año de haber concluido su gubernatura en Guerrero; su asesinato estuvo siempre vinculado a la relación sentimental con su pareja Adriana Salinas de Gortari que terminó en otro escándalo.
Aunque Raúl Salinas, hermano del entonces presidente, fue involucrado como autor intelectual en la muerte de Ruíz Massieu, la mano que movía la cuna decían que era otra; entonces debido a este segundo gran escándalo se arregló de tal manera que las manos del Presidente no quedaran manchadas con la promesa de sacarlo cuando fuera olvidado, quizá al final del sexenio zedillista.
Pero las cosas se complicaron porque resulta que Raúl estuvo involucrado en actividades ilícitas de narcotráfico; con protección oficial enviaba dólares a Suiza pero la DEA estadounidense le pisaba los talones, sería por eso que su excarcelación fue pospuesta por Ernesto Zedillo porque al dejarlo libre lo pepenaban los gringos para una segura extradición. Tocaría al panista Vicente Fox pagar la factura de cuates para dejarlo libre “por razones humanitarias”.
Qué historias. La más reciente es que “el ave de tempestades” –el corrupto- aparece con su clásica sonrisa siniestra, animosamente departiendo con la dirigente nacional del “Nuevo PRI” Lic. Beatriz Elena Paredes Rangel y el futuro candidato a la Presidencia Enrique Peña Nieto en la ceremonia de un enlace matrimonial ¿O también en esas anda doña Betty buscando el halo siniestro del Jefe de jefes? Nada más faltó nuestro amigo Manlio Fabio Beltrones Rivera.
Para comentarios, por favor a: jmanuel_estarron@hotmail.com/.
También puede leernos en: www.blogspot.com/.
Desde que abandonó el poder el 30 de noviembre de 1994, Carlos Salinas de Gortari como ex presidente de México se ha dedicado a la asesoría de su partido el Nuevo PRI –al parecer- como integrante muy influyente del cártel político Atlacomulco fundado por el extinto profesor Carlos Hank González; pero su sello siniestro en la elección de aquel aciago año parece repetirse en 2012: el asesinato del excandidato priista por Tamaulipas Rodolfo Torre Cantú y el secuestro del ex senador panista Diego Fernandez de Ceballos presentan el signo inconfundible de aquella narco política.
A Carlos Salinas siempre se le ha asociado con los mayores escándalos desde que asumió la Presidencia de México el 1 de diciembre de 1988 luego de la elección presidencial más cuestionada del pasado siglo con la “caída del sistema” del ex secretario de Gobernación Manuel Bartlett Díaz para robarle el triunfo al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas; por ello el otro ex presidente, Miguel de la Madrid, confiesa estar arrepentido de haberlo impulsado como su sucesor “fue corrupto”, dice.
Habrá qué recordarles a los del “nuevo PRI” que impulsan a Enrique Peña Nieto hacia “la grande” que este corruptazo, quien ya se exhibe públicamente como padrino del “copetitos”, se robó cuando menos la mitad de la partida secreta durante su gobierno calculada en unos 400 millones de dólares y sus colaboradores cercanos Raúl Salinas y el sub Procurador Mario Ruíz Massieu tuvieron también manos libres para el enriquecimiento ilícito por la vía del tráfico de drogas asociados a los grandes cárteles; el mismo De la Madrid atestigua en una entrevista con la periodista Carmen Aristegui.
Eso se dijo en su momento, pero ni los tribunales mexicanos ni estadounidenses pudieron probarle al sub Procurador ligas con el narcotráfico; como último recurso Mario Ruíz Massieu sería juzgado en Houston, TX. por lavado de dinero y amenazaba la administración de Bill Clinton confiscarle 9 millones de dólares presumiblemente producto de actividades ilícitas, “Yo a la cárcel no regreso. Primero me suicido” habría dicho a su abogado. Y lo cumplió: el 15 de septiembre de 1999 se suicidó en su departamento de Newark, NY.
Lo más raro de todo es que Mario Ruíz Massieu siempre sostuvo que su persecución tuvo su origen en la denuncia pública que hizo contra connotados priistas sobre el asesinato de Colosio Murrieta y la de su hermano José Francisco dejando fuera al primer sospechoso (CSG). En su carta póstuma se lee: “Ernesto Zedillo no perdonó que denunciara a los dirigentes del PRI el 23 de noviembre de 1994. Se vengó por eso. Para encontrar a los homicidas de mi hermano (José Francisco) hay qué iniciar una investigación que empiece por Ernesto Zedillo. Él y yo supimos que no era ajeno a los dos crímenes políticos de 1994”.
El 23 de mayo de 1993 fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto internacional de Guadalajara; en una de las líneas de investigación se sostiene que el prelado poseía información documental muy comprometedora sobre las actividades ilícitas de los funcionarios y sería el móvil central de su ejecución ya que habrían fracasado algunos intentos para robarla; sin embargo la Procuraduría de CSG siempre sostuvo la tesis de que el cardenal murió en un “fuego cruzado” entre el agarrón de dos cárteles, poco después cambiarían la versión de la “confusión” con el capo Joaquín “El Chapo” Guzmán.
CSG acumuló tal riqueza que ahora es uno de los hombres más rico y poderoso de la clase política al grado que muchos le temen por la forma siniestra en que se deshizo de algunos adversarios durante su gobierno; desde luego sería inútil suponer que el cardenal de Guadalajara lo fuera, pero ese “daño colateral” le valieron fuertes reclamos del Episcopado Mexicano y la Curia Romana para el esclarecimiento de una burda “confusión” que bien pudiera documentarse como el primer hecho escandaloso de su sexenio.
Luego vendría el artero crimen del candidato priista Luis Donaldo Colosio Murrieta asesinado de dos disparos en Lomas Taurinas de Tijuana el 23 de marzo de 1994; otro crimen de estado que quizá nunca sea esclarecido mientras siga aleteando un ave de mal agüero que nuevamente se apresta a influir terminantemente en la próxima sucesión presidencial.
La tercera víctima ultimada con métodos similares –gatilleros contratados por Manuel Muñoz Rocha- fue nada menos que su ex cuñado José Francisco Ruíz Massieu, asesinato ocurrido el 28 de septiembre de 1994, dos meses antes de terminar el sexenio y a escaso un año de haber concluido su gubernatura en Guerrero; su asesinato estuvo siempre vinculado a la relación sentimental con su pareja Adriana Salinas de Gortari que terminó en otro escándalo.
Aunque Raúl Salinas, hermano del entonces presidente, fue involucrado como autor intelectual en la muerte de Ruíz Massieu, la mano que movía la cuna decían que era otra; entonces debido a este segundo gran escándalo se arregló de tal manera que las manos del Presidente no quedaran manchadas con la promesa de sacarlo cuando fuera olvidado, quizá al final del sexenio zedillista.
Pero las cosas se complicaron porque resulta que Raúl estuvo involucrado en actividades ilícitas de narcotráfico; con protección oficial enviaba dólares a Suiza pero la DEA estadounidense le pisaba los talones, sería por eso que su excarcelación fue pospuesta por Ernesto Zedillo porque al dejarlo libre lo pepenaban los gringos para una segura extradición. Tocaría al panista Vicente Fox pagar la factura de cuates para dejarlo libre “por razones humanitarias”.
Qué historias. La más reciente es que “el ave de tempestades” –el corrupto- aparece con su clásica sonrisa siniestra, animosamente departiendo con la dirigente nacional del “Nuevo PRI” Lic. Beatriz Elena Paredes Rangel y el futuro candidato a la Presidencia Enrique Peña Nieto en la ceremonia de un enlace matrimonial ¿O también en esas anda doña Betty buscando el halo siniestro del Jefe de jefes? Nada más faltó nuestro amigo Manlio Fabio Beltrones Rivera.
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