Ricardo, hola, he hecho contacto con Juan Gaspar, autor de esta nota, un emigrado por el alambre al vecino del norte, no se si ya lo has leído, pero son dignas de difusión, pues nos habla de primera mano de la vida como él lo dice, de un "mojado" y los que conoce. ¿Tendrá espacio en tu blog? Te lo agradeceré. Blanca León
Aventuras de un mojado
Por Juan Gaspar
En mi flamante despacho, moderno bufete-baño, cabizbajo pienso en los sacrificios que hacen muchas familias para que algún pariente se venga de mojado. Desde que era niño supe que quienes se vienen al otro lado arriesgan su estabilidad emocional, su familia y su propia vida. Desde aquellas viejas películas en blanco y negro, algunas protagonizadas por Eulalio González, el Piporro, hasta las primeras a color de los hermanos Almada, el cruce fronterizo se convirtió en un tema escalofriante, no sólo por los riesgos naturales, sino por los delincuentes que se infiltran en las bandas de coyotes, con muy negras intenciones. Dejemos atrás los riesgos que hemos afrontado en el camino hasta llegar a una ciudad fronteriza, retenes de la PFP o del ejército por todas partes, asaltos en carreteras… Supe de un señor que perdió su cartera cuando le aceptó un chicle de canela a platicadora y amable señorita... Aunque extremes tus medidas de seguridad, los amantes de lo ajeno se dan maña para consumar sus más aviesas intenciones. Hay gente tan ingenua que suelta dinero a los coyotes, o a los enganchadores, que comienzan pidiéndote para una tarjeta de Telmex, luego te llevan a almorzar, a comer o a cenar y ya se echaron su taco de gorra, hasta cobran comisión al dueño del merendero. En Tijuana y Mexicali operan bandas de asaltantes y golpeadores que actúan al amparo de la noche para atacar a sus víctimas. Si a plena luz del día los malhechores te pueden golpear y quitar la cartera, contimás en la noche, cuando todos los gatos son pardos y las ratas de dos patas son más gachas y horribles de lo que metafóricamente habla doña Paquita la del barrio. Hago este comentario porque hay unos paisanos que de veras se pasan de tontos y confiados. Es más, gastándose los últimos ahorritos o ateniéndose a que les mandan dinero desde Chicago o Camichín de Jauja (feria colectada entre primos y cuñadas, o dinero obtenido con la venta de unas vacas hediondas y flacas, propiedad de la abuela) y ahí andan, de billar en billar, paseándose como si anduvieran en Las Vegas, gastando lo que no tienen, mostrando la billetera cada vez más vacía, delante de rateros y suripantas. De plano, pienso aquí en mi bunker, no tenemos cerebro, a juzgar por cómo nos comportamos. Ahorita por ejemplo, escucho los jadeos fingidos de una mujerzuela que ha metido mi amigo y hacen de las suyas apenas a unos pasos de aquí. Ya no sé si seguir garabateando estos apuntes o de plano salir de mi guarida y ponerme a observarlos analíticamente a un pelo de distancia, para un ensayo sobre “La vida sexual del mojado”. Pero ahora mismo ella aporrea la puerta pidiendo entrar para lavarse. Tendré que poner un letrero de “Genio escribiendo, favor de no molestar”. De lo contrario con el pretexto de enjuagarse el negocio me echan para afuera. Esto es estudio, no lavandería.
1 comentario:
Muchas gracias por publicar, Ricardo. POR ERROR, APARECE COMO AUTOR MARIO COZ, EL UNICO AUTOR ES JUAN GASPAR. ACLARADO. GRACIAS.
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