07 noviembre 2009

¿QUIÉN LE PONE NOMBRE A LAS CALLES?

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

El Ayuntamiento del Dr. Saulo Lora Aguilar, decidió llamar al Festival Cultural de Nayarit en Acaponeta con el nombre de Alí Chumacero, lo que agradó a muchos, pero no a todos; ya que en este portal de PUERTA NORTE, ha llegado un correo de una persona que manifiesta su inconformidad, alegando que si la Casa de la Cultura ya tiene ese nombre, es demasiado que ahora el Festival también lo lleve; francamente molesto pregunta que si no hay otros y hasta propone los nombres del poeta Guillermo Llanos o del Lic. Juan José de Haro Reyna, ambos ya fallecidos, iniciadores de esta fiesta de la cultura y fundadores del famoso Ateneo Cultural Acaponetense.
El poner nombres a ciertos inmuebles, principalmente culturales o deportivos, así como a calles o colonias, siempre ha sido motivo de polémica. No todos piensan igual y no hay un ser humano que sea monedita de oro y les caiga bien a todos para que en tales homenajes, quede la ciudadanía conforme. No hace mucho, notables de Acaponeta, propusieron al ayuntamiento en turno que a la actual calle Chapultepec, al norte de la ciudad se le cambiara el nombre por el del General Juventino Espinosa, acaponetense, cuando San Felipe Aztatán, hoy en el municipio de Tecuala, pertenecía a esta municipalidad de Acaponeta y lugar de nacimiento del personaje; basaban estos ciudadanos su propuesta en los logros, civiles y militares del destacado político, además de haber sido Gobernador del Estado de Nayarit. Se mandó hacer una placa alusiva y hasta se construyó la base o zócalo donde iría empotrada, pues nadie imaginaba que fuera haber oposición, ya que el nombre de Chapultepec, nada significaba para los oriundos de esta región. Sin embargo, varios vecinos del lugar, se negaron rotundamente y esa iniciativa no prosperó. Como dato curioso, diré, lo cual cae como anillo al dedo en este tema, que luego del fracaso, alguien insistió en que una calle debería forzosamente llevar el nombre del prócer y pretendieron que el actual boulevard de entrada fuera el sitio ideal, hasta que alguien les advirtió que esa vía de acceso a la ciudad, ya llevaba el nombre del constituyente Juan Espinosa Bávara, quien a su vez tiene una calle con su apelativo en el centro de la ciudad, una estatua en la plaza principal y hasta una escuela primaria; y, cosas que solo suceden aquí y que nos hacen parecer personajes de una novela de Kafka, al boulevard, de manera incorrecta, la mayoría de los ciudadanos le siguen llamando hasta hoy “Prolongación Morelos” su nombre original. No hay coherencia.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿quién pone los nombres de las calles en Acaponeta? ¿Por qué no han destacado las figuras de héroes y personajes relevantes del lugar? Algún tiempo el encargado fue la oficina de correos y ahora la responsabilidad recae en el cabildo, hasta donde tenemos entendido.
Otro ejemplo: allá por el rumbo del Cerro de la Cruz, hay una calle con el nombre de Marcial Fletes, pocos saben que hizo este señor, pero indagando nos enteramos que en el año de 1876, justo en el mes de noviembre, es decir, hace la friolera de 133 años, un indio llamado Juan Miguel, al mando de 600 bandoleros, arremetió contra la ciudadanía, con el único pretexto de saquear a los comerciantes de aquel entonces. Dos hombres, uno Francisco Lora y el otro Marcial Fletes, conformaron, con decenas de voluntarios una fuerte defensa, salvando al pueblo del temible rufián y de la destrucción. Ambos merecían una calle, el segundo la tiene y el otro no, a pesar de ser bisabuelo del actual primer edil del municipio. Absténganse barberos, no les estoy dando ideas para quedar bien con el “preciso”.
Sin duda además de Alí Chumacero, destacado paisano que ha puesto el nombre de Acaponeta en el plano nacional de la cultura –motivo más que suficiente para que el Festival lleve su nombre--, debe haber cientos de acaponetenses que bien merecieran ser homenajeados de esa manera, para que no se permita lo que sucede en algunos barrios como en la colonia Invinay, donde en una sola manzana existen los nombres de las calles no tienen que ver unas con otras, como ejemplo tomo una: al sur la calle Lázaro Cárdenas; al norte la calle Panamá, refiriéndose a la centroamericana nación, al poniente Quintana Roo, con el nombre de un estado de la República y al oriente la calle California, haciendo cuchilla con Victoria, todo conformando un champurrado de nombres, sin orden, ni concierto.
Así es esto de las calles y sus nombres, que no dejan a nadie satisfecho y que finalmente quedan a decisión de la ciudadanía que le da o no significados o importancia. Ahí está el callejón General Leopoldo Romano, a un costado del Templo parroquial de la Asunción, al cual le quisieron acuñar el nombre de “Parque Juan Pablo II” y realmente no entró en el sentir de la gente y hasta hoy sigue siendo la callecita Gral. Romano. Hace algunos años en el Cerro de la Cruz, una persona se enteró que había una oportunidad de adquirir terrenos o lotes para edificar viviendas. Este ciudadano se apresuró y sin egoísmos, decidió hacer los trámites y gestiones para favorecer no solo a su familia, sino a las decenas de vecinos que hoy tienen un techo propio que los cobije. Después de miles de trámites burocráticos, idas y venidas a Tepic, gestiones ante el Ayuntamiento y un buti de problemas, se logró que cada quien se hiciera de un lote y posteriormente una casa. Agradecidos los vecinos con este ciudadano ejemplar, tomaron la medida de ponerle a una calle del lugar el nombre de su benefactor y desde hace ya algunas décadas, existe en el Cerro de la Cruz, la calle Juan Partida, que es de quién estamos hablando. Tuvo significado para el pueblo y así seguirá llamándose esta vía tal vez para siempre.
De manera similar han ido creciendo las colonias que al tomar un nombre que los identifique se han ido registrando prosperando a veces y en otras no. ¿Sabe Usted, amable lector, que la conocida y multinombrada colonia Infonavit, lleva el nombre de “Emilio M. González”, ex gobernador del Estado y padre del actual mandatario estatal? ¿Y que dentro de esa colonia existe un sección que lleva el nombre de Santos Díaz Mendoza, alcalde acaponetense? ¿O que la colonia Invinay, lleva el nombre de Porfirio Vásquez Cosío, también ex presidente municipal?
Me informaba Arturo Guerrero, comentarista y periodista de Radio Red y Álica Medios, que el Gobernador Ney González, anunció en días pasados que la llamada ciudad del Deporte, llevará por nombre el del Secretario de Gobernación, muerto en un avionazo, Juan Camilo Mouriño. Desde mi punto de vista, me parece un error, primero porque el señor, por muy amigo de Calderón que haya sido, no fue un destacado deportista, como para merecer ese honor. Segundo, su nombre, obras y vida, poco o nada significan para los tepicenses o nayaritas. El nombre de este personaje, que incluso se vio inmerso en un lamentable tema de corrupción dentro de PEMEX, que favorecía a su familia, no se grabará en el ánimo de la gente.
Sin embargo, volviendo a Acaponeta no es mala la idea de abrir calles o nombrar edificios con los nombres de destacados ciudadanos de este municipio, que los hay muchos. Pediríamos a los miembros del cabildo tomen en cuenta esto, a la hora de poner calles a los nombres y que no se repitan hasta la saciedad, como ocurre con el nombre de José María Morelos y Pavón, la calle más nombrada en todo el país.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He aquí un buen pendiente para el Cronista Municipal, don Nestor Chávez, quien de seguro podría elaborar un compendio de semblanzas de hombres ilustres de Acaponeta, que incluso pudiera servir de lista para poner nombres a las calles, edificios, colonias y demás actos civicos

Anónimo dijo...

Yo creo que al Sr. Muriño, ni en su tierra le han dedicado calle, que equivocacion de Ney, ¿ que le pasa?
Si no es por su celebre avionazo, ni quien se acuerde de el, ¿ que hizo por la patria, morirse por un error de piloto? pues hay muchos así.
Les sugiero mejor el nombre de el Sr. Cleto, el primer taquero que vendió tacos de puerco hechado en Acaponeta, y cuya dinastia sigue en el oficio, difundiendose hasta Tecuala. Bueno, pero eso podemos dejarlo para una obra aqui en Acaponeta, verdad?
¿ que hizo Muriño, que hizo Muriño? que memoria la mia.