Resulta una paradoja que la modernidad en las comunicaciones tenga a Acaponeta incomunicado causando muchas molestias a sus pobladores. Les explico, de manera tradicional, los acaponetenses y también los oriundos o radicados en Tecuala y Huajicori, tienen o deben de hacer viajes a la ciudad de Tepic o bien, al puerto de Mazatlán. Las causas son muchas, desde ir a estas ciudades a pasar el día, ir al cine, al teatro o los museos, o atender las cosas oficiales, sobre todo a Tepic. O como hacen muchos, ir de compras a los enormes almacenes donde pueden enganchar ofertas y promociones para alargar el gasto familiar.
Acaponeta queda más o menos justo a la mitad de camino entre estas dos poblaciones Tepic y Mazatlán, unidas por la carretera internacional No. 15 México-Nogales, por donde desde hace décadas transitaban o circulan los autobuses de pasajeros que hacen la ruta a esos destinos. Hace unos tres o cuatro años, llegó –Viva la modernidad- la autopista, de la cual por años nos vendieron la idea que vendría a solucionar muchos problemas, como la seguridad sobre el asfalto, ahorro de tiempo pues se acababa ese terrible cuello de botella que era la internacional 15, única pista de 2 carriles desde Alaska a la Patagonia y hasta nos mintieron diciendo que sería una superautopista de cuatro carriles, como las más modernas del país. Finalmente no fue así y en realidad tenemos una carretera de tres carriles, con algunas comodidades, sí, pero que le cuestan al usuario 396 pesos en un viaje redondo a Tepic, solo en concepto de casetas, sin contar gasolina, alimentos y los gastos comunes que hace un ciudadano cuando sale de casa. Casi mil pesos sale ir a esta localidad. Hay que decir que marchar a Mazatlán, sale más barato, una caseta menos, “solo” 312 pesos.
Ante este panorama, los habitantes de la zona más norteña de Nayarit y miles más del sur de Sinaloa, prefieren viajar en autobús con las molestias e incomodidades que en veces esto representa. Desde siempre la situación de Acaponeta, ha sido muy conflictiva, el centro de la ciudad está a dos kilómetros de la carretera internacional número 15 y en ocasiones los camiones de pasajeros que transitan por ahí, no entran a la ciudad y dejan al pasaje en el crucero, donde pueden tomar un taxi o un autobús urbano, o caminar, como hacen algunos si la hora del día lo permite, incluyendo el calor o la inseguridad de las sombras de la noche. Eso ya era molesto, pero la gente se acostumbró y toma providencias cuando viaja a la capital o al puerto, principalmente a la hora del regreso, pues después de las 7 y media u 8 de la noche, es muy difícil agarrar un camión que venga por acá. Antes, si se perdía el autobús local, la gente abordaba uno “de paso”, es decir, el que tiene como destino los puntos norteños del país, desde Mazatlán hasta Tijuana y, si el chofer era buena gente, los dejaba en el crucero.
Hoy las cosas han cambiado, pues muchos de esos vehículos prefieren recorrer su ruta por la ya famosa autopista del Pacífico y, si bien la va al usuario, lo dejan en la caseta de Acaponeta, que queda justo en medio del camino entre esta ciudad y la de Tecuala, es decir, como a 7 kilómetros de Villa Gardenia y seis de la tecualense orgullosa. Lo peor es que en el sitio hay dos casetas, una sobre la propia autopista y la de Acaponeta, sobre la carretera que lleva a Tecuala, a una distancia de 250 ó 300 metros una de la otra. Esto es: las personas que llegan de Tepic o Mazatlán, son dejados en la caseta sobre la autopista y tienen que caminar el tramo mencionado, oscuro y peligroso por la noche; llegar a la caseta de Acaponeta y esperar el arribo milagroso de un taxi que solo los puede recoger ahí y no en la primera caseta, pues tendría que pagar 160 pesos de peaje y eso ningún taxista lo va a hacer, ni tampoco los particulares que en ocasiones en van en sus propios vehículos a recoger a los familires y amigos. A todo lo anterior súmele amigo que me escucha, el pago del taxi que a esas horas de la noche o la madrugada, es oneroso.
Hay que decir que los empleados de esta garita se portan bien con los desafortunados viajeros, pues en veces, si está disponible, trasladan a la gente de caseta a caseta, en una camioneta, o bien, por medio del teléfono les piden un taxi.
Sin embargo las molestias son muchas, sin contar el viacrucis que se vive en ocasiones en la central de Tepic, donde el pasaje es tratado con grosería y de mala manera por los empleados de mostrador o los policías de los andenes. Como ya dije es paradójico que la modernidad de las comunicaciones, tenga incomunicados a los pobladores de la zona norte de Nayarit y sur de Sinaloa. (PEPE MORALES)
Acaponeta queda más o menos justo a la mitad de camino entre estas dos poblaciones Tepic y Mazatlán, unidas por la carretera internacional No. 15 México-Nogales, por donde desde hace décadas transitaban o circulan los autobuses de pasajeros que hacen la ruta a esos destinos. Hace unos tres o cuatro años, llegó –Viva la modernidad- la autopista, de la cual por años nos vendieron la idea que vendría a solucionar muchos problemas, como la seguridad sobre el asfalto, ahorro de tiempo pues se acababa ese terrible cuello de botella que era la internacional 15, única pista de 2 carriles desde Alaska a la Patagonia y hasta nos mintieron diciendo que sería una superautopista de cuatro carriles, como las más modernas del país. Finalmente no fue así y en realidad tenemos una carretera de tres carriles, con algunas comodidades, sí, pero que le cuestan al usuario 396 pesos en un viaje redondo a Tepic, solo en concepto de casetas, sin contar gasolina, alimentos y los gastos comunes que hace un ciudadano cuando sale de casa. Casi mil pesos sale ir a esta localidad. Hay que decir que marchar a Mazatlán, sale más barato, una caseta menos, “solo” 312 pesos.
Ante este panorama, los habitantes de la zona más norteña de Nayarit y miles más del sur de Sinaloa, prefieren viajar en autobús con las molestias e incomodidades que en veces esto representa. Desde siempre la situación de Acaponeta, ha sido muy conflictiva, el centro de la ciudad está a dos kilómetros de la carretera internacional número 15 y en ocasiones los camiones de pasajeros que transitan por ahí, no entran a la ciudad y dejan al pasaje en el crucero, donde pueden tomar un taxi o un autobús urbano, o caminar, como hacen algunos si la hora del día lo permite, incluyendo el calor o la inseguridad de las sombras de la noche. Eso ya era molesto, pero la gente se acostumbró y toma providencias cuando viaja a la capital o al puerto, principalmente a la hora del regreso, pues después de las 7 y media u 8 de la noche, es muy difícil agarrar un camión que venga por acá. Antes, si se perdía el autobús local, la gente abordaba uno “de paso”, es decir, el que tiene como destino los puntos norteños del país, desde Mazatlán hasta Tijuana y, si el chofer era buena gente, los dejaba en el crucero.
Hoy las cosas han cambiado, pues muchos de esos vehículos prefieren recorrer su ruta por la ya famosa autopista del Pacífico y, si bien la va al usuario, lo dejan en la caseta de Acaponeta, que queda justo en medio del camino entre esta ciudad y la de Tecuala, es decir, como a 7 kilómetros de Villa Gardenia y seis de la tecualense orgullosa. Lo peor es que en el sitio hay dos casetas, una sobre la propia autopista y la de Acaponeta, sobre la carretera que lleva a Tecuala, a una distancia de 250 ó 300 metros una de la otra. Esto es: las personas que llegan de Tepic o Mazatlán, son dejados en la caseta sobre la autopista y tienen que caminar el tramo mencionado, oscuro y peligroso por la noche; llegar a la caseta de Acaponeta y esperar el arribo milagroso de un taxi que solo los puede recoger ahí y no en la primera caseta, pues tendría que pagar 160 pesos de peaje y eso ningún taxista lo va a hacer, ni tampoco los particulares que en ocasiones en van en sus propios vehículos a recoger a los familires y amigos. A todo lo anterior súmele amigo que me escucha, el pago del taxi que a esas horas de la noche o la madrugada, es oneroso.
Hay que decir que los empleados de esta garita se portan bien con los desafortunados viajeros, pues en veces, si está disponible, trasladan a la gente de caseta a caseta, en una camioneta, o bien, por medio del teléfono les piden un taxi.
Sin embargo las molestias son muchas, sin contar el viacrucis que se vive en ocasiones en la central de Tepic, donde el pasaje es tratado con grosería y de mala manera por los empleados de mostrador o los policías de los andenes. Como ya dije es paradójico que la modernidad de las comunicaciones, tenga incomunicados a los pobladores de la zona norte de Nayarit y sur de Sinaloa. (PEPE MORALES)
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