Por: Juan Manuel Estarrón
La actividad pesquera de la que dependen muchas comunidades ribereñas, con cientos o miles de familias a lo largo de nuestro litoral del Pacífico, se encuentra seriamente amenazada por variados peligros que en los últimos años han acentuado la crisis productiva principalmente en los santuarios naturales recién decretados por la ONU como “reserva natural de la Biósfera”.
Ni esta honorable consideración nos ha movido tan siquiera para actualizar el inventario físico-territorial con que contamos en selva caducifolia, manglar, marismas, esteros, lagunas, número de especies vegetales y animales porque todo se ha venido perdiendo con el crecimiento y “desarrollo” de la mancha urbana; principalmente por la especulación turística que busca atractivos paisajes.
Pero hoy, sumados a esa plaga de desarrolladores, tenemos encima problemas serios de “desequilibrios ambientales” por manejos pésimos de nuestros recursos, generalmente obedeciendo a intereses de grupo o de particulares; cuando nos referimos a los intereses grupales estamos responsabilizando a algunas cooperativas o comisariados ejidales que solicitan, por ejemplo, granjas camaronícolas y, más que por una viabilidad comprobada, las obras se autorizan con tal rapidez “para que el recurso no se regrese”.
Y como resultado –no siempre, pero sí frecuentemente- aquella obra tuvo impactos ambientales leves, “normales” o severos que a la postre tendrá qué reflejarse en un cambio de paisaje mínimamente pero lo grave sobreviene cuando afecta o echa a perder la economía de una comunidad o un grupo de estas.
Dimos un largo rodeo hasta un pueblo antes mágico pero que en pocos años su destino se tornó trágico como ser engullido a pedazos por un ogro que no perdona: el mar. Al hacer alusión específica a Cuautla es hablar de una cooperativa de pescadores que carga con la responsabilidad de haber permitido la apertura de un canal de apenas 30 metros de ancho en 1976 “para aumentar la producción pesquera” -decían, sin los previos estudios de “posibles” impactos ambientales y de funcionarios irresponsables que estamos casi seguros que de estas cosas técnicas sabían muy poco.
La amarga experiencia de ocho años atrás nos había dado el grito de alerta que no escuchamos con otro canal abierto más al norte para comunicar La Barra de Novillero con la bahía de Teacapán, otro santuario para la producción de ostión de placer concesionada a las dos grandes cooperativas de San Cayetano y Teacapán; por ese canal construido en 1966 entró la gran creciente de los ríos Las Cañas y el Acaponeta en 1968 arruinando para siempre un ecosistema que era el sostén de cientos de familias.
Hoy, a casi cuarenta años, aquel inofensivo canal de Cuautla está convertido en un brazo de mar de más de un kilómetro de aforo que comienza a cobrar muchas facturas y terminará por cobrarlas hasta a los muertos que no tuvieron culpa alguna cuando los saque del cementerio alguna marejada, mientras los vivos seguirán en retirada hasta el último rincón de su ejido; aunque no sería exagerado decir que la propia isla de Novillero, que siempre sirvió de escudo para el buen equilibrio de los ecosistemas estuarinos, esté en peligro inminente de desaparecer con el tiempo.
Para darnos una idea de la magnitud de los estragos del mar, invitamos a los interesados a “bajar” imágenes satelitales en 3D con buenos acercamientos de la región Noroccidental del estado donde se apreciarán claramente las dimensiones del Canal de Cuautla en un día despejado.
Sin embargo, preocupa en estos momentos los grandes y graves desequilibrios que está provocando la entrada de este brazo de mar hacia las lagunas y marismas; principalmente las de El Pescadero y Agua Brava, esta última alimentada por los ríos Acaponeta y San Pedro, área lacustre muy importante en la anidación del camarón y especies de escama como robalo, pargo, mojarra, lisa, constantino y otras.
En un estupendo reportaje del equipo de Nayarit en Línea (18-07-2010) el periodista Antonio Tello narra el desastre que ha provocado aquel brazo de mar en unas cinco mil hectáreas de manglares, sin lugar a dudas por las altas concentraciones de salinidad en las aguas que bañan este importantísimo ecosistema; también habla de la imposibilidad de recuperación mientras persistan las adversas condiciones.
Es decir, hablar de una restauración del ecosistema es como pensar en desaparecer las causas que están provocando este desastre y otros que apenas se manifiestan como la baja producción en la pesca año tras año; para de inmediato pensar en cerrar ese brazo de mar de una vez por todas y dejarnos de parchecitos que en nada retardan la acelerada erosión de la isla y la muerte de otros miles de hectáreas de manglares.
Que es una empresa de dimensiones apenas comparable con Aguamilpa, El Cajón y La Yesca quizá nos quedemos cortos, pero los esfuerzos y el gasto lo justifican todo cuando valoramos la riqueza milenaria que estamos perdiendo y que unos años después nada sea rescatable, ni siquiera los ríos porque más adelante estarían salados por la invasión marina.
Ya no estamos hablando del salvamento de Cuautla como pueblo y su enojo porque las autoridades han actuado “por encimita” sin resolverles el problema de vivienda siquiera; se trata de algo más profundo que las autoridades federales con todas sus dependencias, sus recursos y tecnología deben analizar con mucha responsabilidad como lo que es: el rescate de un santuario natural milenario de 66,977 hectáreas de manglar que permitió el desarrollo de la importante cultura mexica y que sus herederos estamos obligados a entregarlo íntegro a las generaciones venideras.
Ojalá y logremos hacer conciencia entre legisladores y legisladoras federales y estatales, los partidos políticos, científicos, líderes de opinión y funcionarios honestos de todos los niveles (porque debe haberlos aunque usted y yo dudemos) para formar un frente común y salvar un legado que ya corresponde a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Sólo a ese nivel podremos salvar este importante ecosistema.
Para comentarios, por favor a: jmanuel_estarron@hotmail.com
También puede leernos en: http://www.cainay.blogspot.com/
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