04 septiembre 2010

CABILDEANDO


Por Daniel Sergio Osuna Domínguez

Muy buenos días tengan todos ustedes, estimados lectores.

La violencia es un fenómeno muy complicado de abatir, dado que la sociedad misma muchas veces es cómplice de las actividades diversas que ejecutan los delincuentes, por eso es urgente que demos un viraje a nuestra forma de pensar y contribuyamos con las autoridades de los distintos niveles de gobierno, para disminuir la frecuencia con que se producen los delitos. El pensar del mexicano la mayoría de las veces está influenciado por el miedo, ya que las autoridades mexicanas han sido incapaces de proporcionarnos el bienestar y la seguridad a la que antes estábamos acostumbrados. Si bien es cierto que anteriormente se negociaba con el crimen organizado para tener a la sociedad contenta, con una tolerancia visible de la violencia en el país, también es cierto que la pobreza y la crisis económica tan espantosa que estamos viviendo hoy y de la cual es muy responsable el sexenio panista anterior, y también este, que han sido incapaces de cambiar de nuestro modelo económico que solo produce ricos más ricos, y pobres más pobres, contribuyendo a que los sicarios de las bandas de narcotraficantes del país contraten a jóvenes que desesperados por la falta de oportunidades, ven en el dinero fácil una manera de sobrevivir a su precaria situación económica, sin medir las consecuencias tanto físicas (muchas de las veces pagan por la obtención del dinero fácil con la muerte), como psicológicas (hijos resentidos, esposas frustradas, padres desesperados y una sociedad que se siente impotente ante los casos suscitados).
Por eso, por salud pública, es necesario mencionar las siguientes consideraciones:
1.- Proveer a nuestros hijos del estudio adecuado a las necesidades de la familia y al gusto por determinada carrera tanto técnica como profesional.
2.- Exigir que las autoridades nacionales sean proveedoras e información especializada para prevenir y limitar en lo posible y de manera inmediata mayores daños a la sociedad.
3.- Porque la salud de todos depende la mayoría de las veces de que vivamos sin miedos, con alegría, con oportunidades diversas de desarrollo y sobre todo con la seguridad de que nuestros hijos vivirán lejos de las agresiones en las cuales vivimos hoy.
Por eso es necesario que nos apoyemos unos a otros y sobre todo a quienes padecen algún tipo de violación a sus derechos humanos.

Muchas gracias, hasta la próxima y que Dios los bendiga.

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