12 mayo 2009

AGUANTAR EL CALOR ES LO DE MENOS


Por: José Ricardo Morales Sánchez Hidalgo

Diría la admirada señora Cristina Pacheco: “aquí nos tocó vivir”. No importa si aquí se nació o como su servidor, si es migrante o nada más se está de paso, el caso es que aquí vivimos y compartimos muchas cosas, entre otras este méndigo calor que ya nos agobia y nos hace repetir a diario la misma cantaleta anual: “este año hace más calor que el anterior”. Quién sabe si esto es verdad, el caso es que la canícula aprieta con las consecuencias que son previsibles: sudor extremo, ropa que se apesta, desodorantes insuficientes, malos olores del vecino, el abanico que nos vuela los papeles mientras trabajamos; el sueño que aprieta más con el sopor del mediodía y el paisaje urbano que en algunas semanas de la temporada parece pintura de van Gogh, donde las hojas de los árboles no se mueven haciendo insoportable el clima.
Sin embargo, mire Usted amable lector, el calor como quiera se aguanta, lo malo es que la vida diaria en Acaponeta, sí se mira definitivamente diferente cuando el mercurio marca los 40 grados de temperatura o más, porque no es lo mismo que en diciembre las camionetas que cargan fruta por la calle Veracruz, nos hagan esperar cinco o seis minutos detrás de ellas, cuando el ambiente está fresco, que los mismos vehículos nos entretengan ante la impasible mirada de los agentes de tránsito a 38 ó 39 grados de temperatura y eso en la sombrita. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, dicen los filósofos y transitar en los colectivos –por poner otro ejemplo-- que circulan por la ciudad atestados de gente a la cual va uno con muy poca gracia oliéndole el trasero a los que van parados frente a nosotros, no será igual en enero, cuando tenemos un clima envidiable, que hacerlo hoy al mediodía, cuando aprietan los humores del prójimo. El calor como quiera se aguanta, ya lo dijimos, pero una reunión general en la escuela de nuestros hijos para tratar el tema de la tiendita o la reparación de los baños es un tormento chino aplicado por guaruras tehuacaneros, pues la más sencillita de estas asambleas dura un par de horas que nos dejan mareados y haciendo bizco. Así el ardor del medio ambiente determina que algunas cosas crezcan hasta aplastarnos. Apenas vamos a la mitad de mayo y ya el señor sol se ensaña con nosotros y mientras movemos el abanico frente al rostro y delante del televisor, escuchamos declaraciones aquí y allá, casi todas desafortunadas de nuestros dilectos políticos mexicanitos, que en tiempos electorales se sueltan de la lengua y escupen al aire contaminado del virus AH1N1, tarugada y media, que nos pone en ratos a reír hasta hacernos chispar las lágrimas o bien a llorar de puritita vergüenza. Quizá el más folclórico de todos sea el presidente del PAN, Germán Martínez, quien se atreve a hacer la guerra a todo aquello que no lleve los colores del blanquiazul o las siglas de Acción Nacional, lleva semanas arrojando jitomatazos al PRI y en general a sus contrarios. Llego al grado hace unas semanas de perder los estribos en la famosa página “Facebook” donde se enfrentó a un perredista de nombre Oscar García al cual lleno de coraje, por su pobre tolerancia hacia la expresión popular, llamo al mencionado ciudadano “mediocre” y remató diciendo con faltas de ortografía: "Gente cómo (SIC) tú detiene el avance del país, perdedores cómo (OTRO YERRO ORTOGRÁFICO) tú impiden que los problemas de acaben, ve y pidele (SIC) riquezas a tu Presidente legitimo (SIC), infeliz perdedor y frustrado." Diría un buen mariachi: tararán tan tan.
El calor como quiera se aguanta, pero esto no se soporta ni en una cámara fría.
Pero el clima por lo visto no nada más cebó en esta región del norte de Nayarit, por lo visto todo el país lo sufre y ya produce los efectos que atontan, embrutecen y ofuscan a quien los sufre y no se coloca en la sombrita o bajo el buen resguardo de una sombrilla de esas floreadas como las que usan unos predicadores que hoy se ven, bajo los inclementes rayos del sol, por las calles de la ciudad, solo así me explico los arrebatos de un sinvergüenza de marca, Carlos Ahumada, que ha parido un libelo sobre sus fechorías y donde se enlodan las paginas con los nombres de verdaderos demonios de la parafernalia política totonaca, entre otros: Rosario Robles, Carlitos Salinas de Gortari, el Señor López que también anda repartiendo rebuznos al por mayor; el Padrino Diego Fernández de Ceballos y, no podían faltar en este museo de los horrores: Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, entre los peces gordos. Abundan los charalitos como Bejarano, Imáz y otros, que reviven a la política nacional entre las fanfarrias que en forma de pedorretas, les avienta el respetable.
Es que las neuronas se calientan de más y máxime si no se usa sombrero de charro. Hasta el cadáver de Don Porfirio Muñoz Ledo, sale de su tumba para ponerse de lado del dictador en desuso Fidel Castro Ruz, acusando a Calderón de “mentiroso de la humanidad”, por todo este asunto de la influenza.
El calor como quiera se aguanta, pero mire que ver eliminados al América y a las Chivas, en el furris e incompresible campeonato de fútbol mexicno en pleno mes de mayo cuando comienza a relajarse la rayita del termómetro, la verdad solo los muy valientotes y las iguanas del desierto lo soportan; yo me rajó y hasta arritmia ciclotrópica me pega en el músculo cardiaco, pues ahora sin estos dos que nos distraigan de las cosas más graves del país, me lleva a la inconsolable desolación del alma y no dudo que comenzarán los suicidios en masa. Viéndolo de este modo, me queda claro una cosa, los males de este país se deben al calor. Por eso los países ricos y sin broncas están en la porción norte del planeta, donde hace un friíto vivificante. Por eso son fregones los alemanes o los japoneses y hasta los gringos, porque a estas alturas todavía andan abrigados y con los cachetotes bien colorados, como panza de durazno. ¿Cuándo ha visto el lector un canadiense jodido? Never de limón la never. En cambio acá los espíritus tropicales, danzoneros y guayaberos tenemos que sufrir pero en serio las consecuencias que dejan los veranos ardientes. No dan ganas ni de arrimársele a la vieja. Por lo pronto yo me retiro debajo de un aire acondicionado aunque la Comisión Federal de Electricidad, también agobiada por las cuitas que deja la temporada, me cobre un ojo de la cara por la energía gastada, a investigar cómo fue posible que la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia, le hubiera entregado el reconocimiento Burroris Honoris Causa a Vicente Fox Quesada. ¡Chin! Pero ahora sé, que esta casa de estudios es financiada por la Coca Cola, ya que Asa Candler, fundador del refresco de aguas negras, donó los terrenos donde está instalada la Universidad y por ello, no se toma en el campus otra bebida que no sea la “chispa de la vida”. Ya ven que la Coca si mata las neuronas. Abur.

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