Cada campaña política que se presenta en los pueblos deja invariablemente un sinnúmero de bardas pintadas con las propuestas (?), esloganes, nombres de los candidatos y los partidos políticos que los cobijan. La ley dice que al final de las votaciones toda la propaganda, incluida la de las bardas debe ser retirada de inmediato por los mismos partidos políticos. La realidad, nos dice que eso no sucede así, que muchas veces quedan colgados de los postes –a veces por años—los pendones con las fotos de los candidatos y las bardas quedan pintadas de por vida, como lo demuestra la foto de un muro donde aún se aprecian las facciones de Miguel de la Madrid Hurtado, que ahí quedó como símbolo de una época ya muy lejana y como muestra de que a las autoridades le vale un sorbete, la imagen urbana de la ciudad. La autoridad municipal debe vigilar que esto se cumpla y exigir que los partidos políticos, tan odiados a los ojos del pueblo, dejen todo como estaba y si sus candidatos quieren un mejor lugar para vivir, como siempre pregonan, deben dejar las cosas aún mejor que como las encontraron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario