08 mayo 2009

…CON SU REBOZO DE SEDA QUE LE TRAJE DE TEPIC…

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

De Cocula es el mariachi… ¿Quién sabe?; de Tecalitlán los sones, no sabemos; de San Pedro su cantar, no nos queda claro; de Tequila su mezcal, sin duda y de Acaponeta tardes-noches deliciosas en el marco incomparable de la Casa de la Cultura “Alí Chumacero” donde se pueden presentar libros tan bien escritos e importantes como el de “El Mariachi” que el antropólogo Jesús Jáuregui, tuvo a bien traer a este municipio y eso es más que suficiente para decir alegre al ritmo de la música que dice:

“El mariachi suena con alegre son,
¡oye como alegra, canta mi canción!
Suena el arpa vieja, suena el guitarrón,
el violín se queja, lo mismo que yo.

Pero en esa ocasión no fuimos a quejarnos, sino a conocer más, de un tema del cual creemos saber, si no todo, sí mucho, pero que, paradójicamente, resulta que no es así precisamente. Que nuestra mexicanidad más exaltada, representada por el mariachi, no es lo que sabemos o creemos en realidad conocer o como se pregunta el autor en la introducción del libro: “¿Cómo era posible que en su propia región de origen, los mariachis tradicionales llegaran a ser unos insignes desconocidos?”
Nunca te fies de promesas
Ni mucho menos de amores
Que si te dan calabazas,
Verás lo que son ardores

Hace un par de meses, nos entregaron este bien presentado libro al amigo, historiador y cronista sin título Néstor Chávez Gradilla, tengo entendido que por la promoción que hizo del mismo el Centro INAH Nayarit y muy particularmente a mi amigo y compañero de la Licenciatura en Desarrollo Cultural, Armando Santacruz Ruiz, Director de esa dependencia, quien nos consideró para esa noche--. De entrada no me gustó la idea de leer el libro, así de buenas a primeras, por principio de cuentas por la premura, ya que fue un poco apresurada la presentación y segundo, por respeto al autor en lo que alguno pudiera considerar que fue esta tarea de leer por encargo; pero como supongo que saben que pago para que me alquilen en la participación de estos menesteres, dijeron: “este es el bueno” y me dieron el libro, que primero me asustó por lo grande y grueso, vi sus 436 páginas y supe que era tarea casi imposible. Sin embargo, al revisar su formato y el diseño, me di cuenta que me habían dado un libro singular e importante y ya me di por bien pagado. Parafraseando la canción y cambiando la palabra mujer por libro diría con alegre son:

Yo soy el aventurero
El mundo me importa poco
Cuando un libro a mí me gusta,
Me gusta a pesar de todo.
Lo fui leyendo poco a poco y sin darme cuenta avance más de lo que había calculado, de lo interesante y ameno de la escritura y estilo del autor. Hay que hacer mención que siento particular estima por los antropólogos que vienen a ser unos personajes muy interesantes, profesionistas que tienen una visión muy especial de la vida y de las cosas. He tenido la suerte de conocer a varios antropólogos y nunca me han decepcionado, leyendo a Jesús Jáuregui, se reafirma mi opinión sobre este gremio. Ellos van conociendo, en el caso de este país tan rico culturalmente hablando, la conciencia más profunda de ese pasado prodigioso, este presente contradictorio con miras a un futuro esperanzador pero lejano. Jáuregui, llegó como el viajero a darnos a conocer su producto, su obra y sin duda su visión muy particular del México que nos gusta conocer:
México, México te llevo en el corazón
Con la alegría del mariachi
Me brota la inspiración
México, México de bronce tu corazón
No hay como sones jarochos
Cantados con emoción…

Ahora, sé más del mariachi que lo que sabía hace unas semanas cuando nos entregaron el texto y sin duda quedo sorprendido. Primero la etimología de mariachi, que siempre entendíamos, ahora veo que equivocadamente, en la teoría del galicismo que decía que la palabreja mariachi venía del francés “mariage” que significa matrimonio en la lengua de Voltaire y que al corromperse como sucede con infinidad de vocablos extranjeros, se convirtió en mariachi y fue fácil decir que era lo correcto, porque en las bodas siempre hay música y aparejado esto con la llegada de los franceses a mediados del siglo XIX, se hizo sencillo atar cabos, al decir, sin fundamento documental o científico alguno de que eso era así. El antropólogo nos relata en su bien documentado texto que la voz mariachi, nada tiene que ver con lo anterior y lo relaciona con documentos en los que hurgó aquí y allá, que mariachi concierne a un tablado donde la gente bailaba al son de la música que emitía un grupo conformado por filarmónicos que tocaban instrumentos de cuerda en fiestas populares llamadas “fandangos” donde estaba esa tarima, rítmica, sonora, profunda de mariachi. Y en el capítulo sobre el origen del mariachi pregunta sobre el tema que dice de que el género musical es de Cocula: “Entonces que se originó en Cocula…precisamente en Cocula? ¿Los mariachis fandangos que son bailes públicos con música rústica al aire libre? ¿El mariachi-tarima, para bailar sones y jarabes? ¿El mariachi-música sencilla, sones, jarabes y minuetes? ¿El mariachi-grupo de músicos de cuerdas, líricos que no proceden por notación musical, sino de “oído”? ¿La palabra mariachi? ¿La conjunción del baile, los músicos, la música y la tarima? Hasta ahora no se han presentado argumentos demostrativos para responder con certeza ninguna de estas interrogantes”.
Los mariachis callaron
De mi mano sin fuerza
Cayó mi copa sin darme cuenta
Quise hallar el olvido al estilo Jalisco
Pero ya estaba escrito que aquella noche
Perdiera su amor…

Sin embargo el autor escribe más adelante: “Es ocioso insinuar que el mariachi y los sones tienen una población precisa de origen. Cualquier persona con un poco de conocimiento y habilidad para manejar fuentes escritas u orales, puede encontrar el hilo negro que ate a un pueblo cualquiera con una tradición, asegurando de paso que el origen de tal práctica regional está en su matria, es decir, su lugar de origen”.
Quizá por ello nos gusta saber que en la región de lo que ahora es el municipio de Santiago Ixcuintla, había una ranchería llamada Mariachi y que estaba ahí en lo que muy probablemente ahora sea la comunidad de La Presa, antes de la llegada de los franceses.
Cuándo me traes a mi negra
Que la quiero ver aquí
Con su rebozo de seda
Que le traje de Tepic

Fuera de cualquier disquisición científica o análisis antropológico, hemos de recomendar la lectura de este libro, pues el mariachi no es solo la borrachera con los amigotes en Garibaldi, en el Parián de San Pedro Tlaquepaque o en la plaza de los mariachis en San Juan de Dios; ni empujar el codo en El Tenampa como hacían Pedro Infante o Jorge Negrete en sus películas. Ni siquiera, aunque esto llene de orgullo al mariachi, el canto de “La Negra” viajando por el universo en el Voyaguer listo a que mentalidades superiores del universo, lo recojan y sepan, allá en el infinito, cómo es México. El mariachi es la magia que ofrece el pretexto perfecto para la francachela que celebra cualquier cosa, desde la fiesta de cumpleaños o la fiesta patronal del pueblo; o bien la serenata a la luz de la luna:
Canto al pie de tu ventana
Pa´que sepas que te quiero
Tú a mi no me quieras nada
Y yo por ti me muero

El Mariachi viene a recordarnos que vivimos en una sociedad en movimiento y que de alguna u otra forma evoluciona, lo que comenzó siendo un simple grupo de chirimía y rústicas percusiones con teponaxtlis, hoy es algo lleno de vigor con instrumentos de viento casi como elementos principales, modernas tecnologías, bocinas, subwoofers y mariachis locos.
El mariachi loco quiere bailar
El mariachi loco quiere gozar

El mariachi es cantarle a la tierra que se quiere y se ama, donde se vive o se enterró el ombligo.

Caminos de Michoacán
Y pueblos que voy pasando
Si saben en dónde está
Porqué me la están negando
Díganle que ando en Sahuayo
Y voy a ciudad de Hidalgo

El mariachi es añorar el terruño que los movimientos migratorios nos han dejado
Qué lejos estoy del pueblo donde he nacido
Inmensa nostalgia invade mi pensamiento

El mariachi es sentimiento bucólico, filosofía rural y lirismo campestre
Que me entierren en la sierra
Al pie de los magueyales
Y que me cubra esta tierra
Que es cuna de hombres cabales

El mariachi, sin duda alguna es la voz de la provincia, de las zonas rurales, del hombre que maneja el azadón, la coa y el arado
Tienes el alma de provinciana
Hueles a limpia rosa temprana
A verde jara fresca del río
Son mil palomas tu caserío

Pero el mariachi también es ciudad, lo fastuoso, diverso y pomposo del medio urbano
Mi ciudad es chinampa en un lago escondido
Es cenzontle que busca en dónde hacer nido
Rehilete que engaña la vista al girar

Pero sobre todo el mariachi es mujer, es compañera, media naranja, amor, despecho, desilusión, engaño, herida en el corazón y corre desde “ese lunar que tienes cielito lindo junto a la boca, no se lo des a nadie, cielito lindo que a mí me toca; hasta “la chancla que yo dejé tirada en la basura a ver quién te recoge”.
Es en suma el mariachi, la oportunidad de morir con dignidad siendo mexicano:
México lindo y querido
Si muero lejos de ti
Que digan que estoy dormido
Y que me traigan a ti

Finalmente, el libro de Jesús Jáuregui hace un recorrido histórico que parte desde la época independentista y revolucionaria de México; nos habla de la complicada etimología, el origen, buena parte de la discografía existente, las infaltables películas del género campestre lleno de paisajes, escenas de cantina, fiestas populares, serenatas y balazos, todo en blanco y negro; esta obra cuenta de una manera muy amable la transformación del mariachi, sin faltar un capítulo dedicado al famosísimo mariachi Vargas de Tecalitlán y personajes populares del medio, todo profusamente adornado con más de 300 ricas imágenes documentales que ya con ellas, se paga el libro.
Invito a todos los lectores a que adquieran el libro y no se pierdan la oportunidad de conocer más de este símbolo nacional que es el mariachi y yo concluyo como lo haría un buen grupo de esos filarmónicos: tararán--- tan-tan.

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