20 mayo 2009

LA TRISTE DEGRADACIÓN DEL ESPAÑOL Y LA INVASIÓN DE LA LENGUA IMPERIAL

Desde siempre el idioma español, ha sufrido los embates de otras lenguas que han intentado tomar el lugar del castellano. En el siglo XVIII y hasta entrado el XX, el francés brilló en una sociedad mexicana, snobista que en ratos privilegió lo nuestro por la lengua del invasor galo. Hoy, con la introducción del inglés por los medios masivos de comunicación y el comercialismo galopante que sufrimos, se ha producido una manera de hablar que nos deja lelos y rebaja de la manera más corriente al español que se ha dejado montar --por culpa de todos, autoridades educativas, gubernamentales y por supuesto Usted y yo-- por la lengua de Shekespeare, que por todos lados aparece. Este comentario me nace de un simpático correo que me llegó y que transcribo aquí.
"Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno.
Antaño los niños leían "cuentos" en vez de comics, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban el itacate al mediodía en vez del tupper-ware.
Yo, en el colegio, hice aeróbic muchas veces, pero, tonta de mi, creía que hacía gimnasia. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor.
Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que tocino, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap... Desde ese punto de vista, los que hablamos español somos modernísimos.
Ya no decimos bizcocho, sino hot-cake, ni tenemos sentimientos, sino feelings. Sacamos tickets, compramos compacts, comemos sandwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el raffting; en lugar de acampar, hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex.
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino pantys y los hombres no utilizan calzoncillos, sino boxers o slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho más fresca que el masaje.
El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue estacionar pero siempre encuentra un parking. El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager.
Los importantes son vips, los auriculares walkman, los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies; las niñeras baby-sitters, y hasta nannies, cuando el hablante moderno es, además, un pirrurris irredento.
En la oficina, el jefe está siempre en meetings o brain storms ¡casi siempre con la public-relations!, mientras la assistant envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings, y con alguna top-model amante del yogurt light y el body-fitness
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se zampan además un bitter y un roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un softweare, no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario “Alarma!”, pero en moderno. Entre programa y programa, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping.
Estas cosas enriquecen mucho. Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, sólo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra "SIESTA."
Espero que les haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta la madre".

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