09 julio 2010

MANUAL PARA PERDER ELECCIONES


AL QUE LE QUEDE EL SACO QUE SE LO PONGA

Historias de reportero
Carlos Loret de Mola
2010 / 07 / 08

Usted es un gobernador poderoso. Todopoderoso. En su última elección se llevó “carro completo” y hoy la mayoría de los presidentes municipales son de su grupo y el Congreso local no es contrapeso sino cómplice, tiene mayoría propia y si no alcanzó a conquistarla, esos dos o tres diputados que le faltaron los compró bajo su lema de que “no hay opositor que resista un cañonazo de seis ceros”.
Tiene a la mayoría de los medios de comunicación sometidos, pues sin economía local vigorosa no tienen ninguna fuente de financiamiento sólida que no sea la de su departamento de Comunicación Social. Y a esos dos o tres periodistas “jodones” los tiene amagados, amenazados, arrinconados. Si algún medio nacional habla mal de usted, la edición no llega, la señal se corta.
Le llega un presupuesto de la federación, más lo que recauda localmente, y esa lana es suya. Suya, suya, suya. El Congreso le avalará lo que haga, en lo que la gaste. Usted usa el dinero para saldar favores políticos y para la compra de votos. Y tiene, pagados con dinero de la gente, operadores por todo su territorio que se encargan de que cualquier ciudadano que “se salga del redil” pierda de inmediato el apoyo de los programas oficiales.
Y no le da pena. No, porque sabe que para donde voltee los gobernadores como usted hacen lo mismo, vengan del partido que vengan. Y no hay quien se les ponga enfrente.
Pero cuidado, porque desde el domingo quedó escrito el Manual de cómo perder el poder, cómo perder las elecciones.

1.- Empéñese en su candidato. No busque al mejor posicionado, nombre al suyo. Total, usted y su infinito poder e influencia son capaces de posicionar y hacer vencer a su delfín.

2.- Divida a su partido. Usted es quien manda, ¿no? Grítele a cualquier figura local que levante la mano que “o se dobla o se chinga”, como en el corrido. Procure que líderes y ex gobernadores (pasó en Oaxaca, Sinaloa, Tlaxcala, en algún grado Veracruz) sean sus rivales, no sus compañeros. No reconcilie, atice los viejos pleitos.

3.- De preferencia, consiga que todos sus adversarios —de su partido y de la oposición— se alíen contra usted, que apoyen a un buen candidato, carismático, con arraigo en el territorio que usted gobierna, ex militante de su color y listo para operar con recursos públicos de otras esferas (que se los dé otro gobernador o la federación).

4.- Apuéstele al acarreo, al uso del presupuesto en favor de su partido y sus candidatos. Usted está seguro de que no hay “operación electoral” a la que pueda vencer la ciudadanía (Denise Maerker ayer en estos “Dardos” dio datos contundentes).

Prepárese para perder la elección, perder la gubernatura y, si la democracia corre con suerte, perder la libertad.

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