19 diciembre 2009

DESAPARECERÁ UN SÍMBOLO DE ACAPONETA

El puente amarillo, un símbolo hermoso de Acaponeta a punto de desaparecer
Durante 55 años pasaron por aquí todo tipo de mercancías, productos, personas, sueños e ideas.

Muy avanzado ya, lo que será el puente provisional, mientras se repara el amarillo.

Vista del puente amarillo de norte a sur y sobre la margen derecha.

Los gigantescos pilotes que sostienen el puente han sido reforzados.


Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

No será el Golden Gate, ni tendrá el majestuoso e impresionante arte de los puentes parisinos, tampoco es el más largo del mundo, pero como todo puente une dos territorios, en este caso la zona norte del Estado con el resto del continente, me refiero al puente ubicado sobre la carretera internacional No. 15 México-Nogales y cruza el Río Acaponeta, al cual desde hace décadas la población llama de manera familiar “el puente amarillo” y que se convirtió con el paso del tiempo en un símbolo municipal.
Y es que todo acaponetense o persona que visita este lugar, al llegar al puente, hoy de estructura de hierro fundido que la da su característica forma y atractivo, significa un descanso y un aviso de que Acaponeta está prácticamente detrás del siguiente lomerío. Llegar a él es arribar al lugar donde el frijol se enreda a la caña.
Este puente está a punto de desaparecer, simple y sencillamente porque llegó al modernidad, es decir, actualmente están rehabilitando este paso sobre el río, y su estructura de hierro, según nos informan, está a punto de desaparecer teniendo como triste destino el entramado de acero, ser vendido como fierro viejo, a pesar de ser una belleza en toda la forma.
Sobre el viejo puente amarillo, lo que podemos decir, es que, primero no es tan antiguo como algunos pudieran pensar, comenzó su construcción en 1948 y actualmente tiene una edad de 55 años, pues fue inaugurado el 27 de abril de 1954 por el entonces gobernador José Limón Guzmán y funcionarios de la S.C.T., durante el gobierno municipal de Don Juan Algarín López, quien justamente ese día toma posesión de su cargo, luego de que en Acaponeta se suscitara un conflicto político, que precisamente el mandatario estatal dirimió el día mismo de la apertura. Los cronistas refieren que en octubre de 1953, fue asesinado a balazos en el mercado el presidente municipal José Andrés Tejeda Espinosa y que tomó su lugar su suplente Sr. Julián Newman Jiménez, quien no era del agrado de los regidores, los cuales, luego de las consabidas protestas, movilizaciones y sombrerazos, lo destituyeron colocando en su lugar al Sr. José Trinidad Quirarte, lo que provocó la ira de Limón Guzmán el cual disolvió los poderes en el municipio de las Gardenias, corrió a los regidores y puso en su lugar al mencionado Juan Algarín. Así que el puente amarillo nació en medio de la controversia y el divisionismo político. A pesar de todo eso, el puente fue inaugurado y lo cruzaron a pie, el gobernador, los distintos funcionarios federales, estatales, municipales y gente de las poblaciones de Tecuala y Acaponeta.
Así pues la estructura está por desaparecer para dar paso a la modernidad, de la misma forma en que el puente sustituyó, a su vez, al “chalán”, pesada embarcación que cruzaba vehículos y gente de un lado al otro, jalado por cables.
Solo quedarán las fotos del viejo puente, que al decir de los expertos, ya cumplió su ciclo de vida útil y en adelante, de no sustituirse, constituirá un grave riesgo para los cientos de miles de autos y camiones que cruzan anualmente este tramo carretero. Durante estas cinco décadas y un lustro de vida, el puente fue paso obligado de los productos, mercancías e ideas que llegaban por tierra, tanto del norte como del sur. Mucho le debemos al puente amarillo y sin duda, a una ciudad como Acaponeta, llena de simbolismos como los pianos, la cultura, la poesía, la gardenia, los monumentos históricos, su gusto por la historia y sus personajes, le dolerá ver desaparecer su atractiva estructura de hierro, para dejar un feo, pero funcional paso sobre el río, tal como sucedió con el que se encuentra en Peñitas, sobre el río San Pedro, no es bello, pero es paso seguro. De hecho nos informan que el mismo destino tendrá el puente, también de hierro, sobre el Río Santiago. Así es el progreso.
Preocupados porque se llevaran la estructura amarilla de hierro, fuimos el cronista municipal, Sr. Néstor Chávez Gradilla y su servidor, a tomarle algunas fotografías y de paso ver las obras que se están ahí ejecutando. A la llegada, se aprecia gran cantidad de maquinaria, camiones de volteo que van y vienen, grúas cargando pesadas estructuras, camionetas y un sinfín de vehículos y trabajadores que laboran a un costado del río.
El puente visto desde abajo adquiere una dimensión que no se aprecia desde arriba, de hecho –esa fue mi impresión—hasta toma más brillo el distintivo color amarillo, y el visitante recibe la grata impresión de una estructura simétrica y bella. Nos cuentan los que ahí trabajan que se está construyendo un puente alterno por donde pasarán los vehículos mientras se trabaja en el desarmado de la estructura metálica y lo que serán los cuatro carriles del viaducto. Y, tristemente escuchamos lo que no queríamos oír, será a partir de enero cuando comiencen a desmontar lo que hoy tenemos como símbolo. Por lo pronto los gigantescos soportes o pilotes que lo sostienen han sido reforzados.
Lo dicho, la modernidad y el progreso en ocasiones no saben de romanticismos y tradiciones, el puente, no desaparece, solo se transforma, se le da más seguridad, se amplía incluso, pero su simbolismo sí pasa a mejor vida, es decir, la típica estructura de hierro de color amarillo, pasará a la historia y solo con fotografías como las que tomamos Néstor y su servidor podemos recordarlo y de nueva cuenta traer al presente. Mientras se va, disfrútelo al paso amigo lector.

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