Foto tomada desde la muralla (Girona, sábado 7 de febrero de 2009).
Catedral de Girona (Girona, sábado 7 de febrero de 2009).
Rio Onyar vertebra de la ciudad. (Girona, sábado 7 de febrero de 2009).
Monasterio Sant Cugat. (Sant Cugat, sábado 21 de febrero de 2009). Imagen con dedicatoria especial para Bab Princess.
Esta es la tercera relatoría que la joven acaponetense Rocío del Carmen López Medina, hace desde Girona, España donde está por motivos de estudio y preparación. Como siempre muy interesante.
Febrero de 20009
Girona, España.
Estimados familiares y amigos
De nueva cuenta les saludo con mucho cariño. Los sucesos que compartiré en esta ocasión son variados debido al tiempo que dejé pasar lo que me obliga a seleccionar los detalles que me han parecido relevantes, espero lograrlo.
Iniciaré por comentar mi fracaso culinario, lo cual para muchos no es desconocido, pues saben que la cocina y yo no hemos sido las mejores amigas. Antes de venir pensé en todo lo que extrañaría, en el último lugar de mi lista se encontraba la comida, esto debido a que una de las extrañas cosas que me caracterizan es mi poca exigencia en gustos comestibles, puedo comer cualquier cosa (menos mole), así que pensé que no tendría mayor inconveniente estando en cualquier lugar del mundo.
Todo iba de las mil maravillas por estos lares, la comida, como antes comenté, es deliciosa. Sin embargo en este primer mes que ha transcurrido sucedió algo inesperado, específicamente el viernes 20 de febrero, al final de la clase de mecanismos alternativos de resolución de conflictos violentos, después de un día sumamente ajetreado, sentí un gran apetito, y solo podía pensar, incluso sentir en el paladar el sabor de la salsa que acompaña a las enchiladas que prepara mi madre, con pollo frito, verdura, crema y queso.
Terminada la sesión corrí a casa y me hice de todo lo necesario para preparar mis ricas enchiladas, - sin chile, sin tortillas, sin crema y sin queso-, así que me conformé con el jitomate, la cebolla, y un sobre que decía que sazonaba las salsas, la pechuga, que cocí y freí con sal y pimienta, y la verdura que piqué -no tan finamente-. Ya hecho todo esto, (que he de confesar desde el momento en que el pollo hervía entre los tomates no pintaba muy bien), me dispuse a servir mi plato (hablo en primera persona por que Carmen optó por hacer su propio alimento).
Bueno, el caso es que cuando me disponía a degustar de mi tan anhelada cena, me supo a todo menos a lo que había imaginado, y no tuve más remedio que irme a dormir con la sensación de mi fracaso culinario, ahí me di cuenta, entre otras cosas, que forma parte de mi inconsciente el sabor de la comida que he probado durante tanto tiempo y que ahora está tan lejos.
Por otro lado, esta gran necesidad de saborear a mi patria chica se compensa con las maravillas que este lugar tiene para mostrarle al mundo, pues es impresionante la historia que tiene esta ciudad en la que ahora me encuentro, por ejemplo es una ciudad que tiene dos mil años de historia, ¿se imaginan?, caminar por “barri vel” -el barrio viejo- de la ciudad, es sencillamente hermoso, donde la piedra con la que está construida cada casa de ese barrio y con la que fue erigida la muralla se presenta como un elemento imponente ante la mirada de cualquiera.
Si a la majestuosidad de la piedra sumamos la vitalidad del agua, solo podemos permanecer boquiabiertos, pues Girona se encuentra en la confluencia de cuatro ríos: Ter, Güell, Galligants y Onyar, este último, constituye la vertebra de la ciudad.
Y sobre el Onyar se erige la muralla que fue construida hace dos mil años, y fue en éste sitio por la posición estratégica de la ciudad al ser tierra de paso propiciando invasiones (francos, alemanes, visigodos, musulmanes) que marcaron la historia, y a partir de entonces a la fecha los acontecimientos pasados son tan interesantes como innumerables.
La catedral de la ciudad es muy bella, es una construcción barroca que data del siglo XVII con una imponente escalinata que le sirve de basamento. En un paseo que tuvimos el Dr. Jordi compartió una anécdota con todos, respecto a la parte lateral de la catedral donde se encuentran doce especie de cubos vacios en los cuales, anteriormente, se encontraban los doce apóstoles a manera de estatuas, y en un momento histórico, un revolucionario disparó a cada una de las estatuas y al llegar a Judas dijo; -¡No, tu eres de los nuestros!-, y no la derriba, posteriormente la iglesia decidió quitarla.
Otro lugar hermoso que conocí este fin de semana fue Sant Cugat, es un pequeño poblado que se encuentra a una hora de Girona, nos trasladamos a este lugar porque ahí se encuentran otros amigos nayaritas y convivimos con ellos, fue agradable saludar a Toño Sanchez Huerta, hijo de mi estimado profesor y director de la prepa 3 de Acaponeta, quien se encuentra realizando una maestría en ortodoncia.
De este lugar comparto con ustedes la imagen del monasterio que es utilizado como escenario cultural y para algunos festines como el carnaval que presenciamos este sábado Carmen y yo. Lo que me ha impactado de ambos lugares tanto de Girona como de Sant Cugat, es la capacidad adquisitiva de las personas, pese a ser poblados pequeños, a la inversa de lo que ocurre en México, un rasgo muy distintivo es que a simple vista no se distinguen estratos sociales cuando caminas por las calles.
Otra cosa que ha llamado poderosamente mi atención es la cantidad de personas de todas las culturas que convergen, mi actividad favorita al subirme al metro o caminar por las calles, es observar a las personas, los rasgos físicos de su rostro, el color de su piel, el atuendo que llevan, incluso las mascotas que les acompañan, no existen los perros callejeros y cada perro, por lo regular se parece a su dueño.
Y así defienden su cultura, pues la discriminación existe en este lugar de manera acentuada en los jóvenes, si a eso sumamos que hay catalanes que se denominan independentistas (piden que Catalunya se separe de España) las cosas se tensan aun más. Un ejemplo de ello es el idioma que manejan como lengua materna: el catalán. Hay personas que aun que contestes en español ellos te siguen hablando en su lengua, el argumento que toman, es que lo hacen por tu bien, para que pronto aprendas el idioma.
Pese a que no es una actitud bien vista por otros compañeros mexicanos, incluso por otros catalanes que denominan a este tipo de personas “talibanes”, yo prefiero no entrar en conflicto, y hoy fue mi primera sesión de esta lengua, misma que fue muy agradable pues la profesora se portó muy bien con todos, era la única mexicana dentro del grupo de 15 compañeros todos de nacionalidades distintas, lo cual promete ser aun más interesante.
La parte positiva de las personas de este lugar (entre muchas otras) es que son altamente honestas, desde el horario de trabajo, y las actividades que en él realizan (trabajar), hasta la honestidad con las cosas que olvidas, ambas las he comprobado personalmente.
Por ejemplo, la primera la noté desde el primer día que me incorporé al área de trabajo, al cual con frecuencia la mayoría de las personas llega a los despachos entre 9 y 10 hrs. Se toma el café a las 11 y a las 18 hrs. diariamente, al principio, me parecía una pérdida de tiempo (por la falta de costumbre quizá), pero ahora me parece interesante, pues es el momento en el que se comparte desde las últimas noticias hasta los avances de los proyectos de trabajo, y el resto del día todos se concentran en las labores pendientes, aprovechando así cada minuto laboral.
La segunda parte la comprobé con una olla que olvidé en el Super después de pagarla, no me percaté del hecho hasta llegar a casa, donde Carmen había dado por perdida nuestro utensilio de cocina pero al siguiente día fuimos por ella y nos la entregaron.
Por último, un hecho relevante que merece la pena comentarlo es el acontecido el miércoles 18 de febrero, para ello tengo que hablar de Maribel , ella es una profesora del área en la que me encuentro de alrededor de 40 años, su forma de ser es muy peculiar, su bagaje cultural y rigor de estudio académico es increíble, esto lo digo a raíz de cómo escucho que se expresa de lo que ha aprendido, con absoluto placer, y fue con este talante que irrumpió aquella tarde en nuestro despacho, extasiada por un artículo de epistemología que acababa de leer sobre las posturas científicas, no entendí mucho sobre los detalles que dio de la lectura y el debate que suscitaba el autor, pero lo que si entendí fue la conclusión que dio –“Nada de lo que hacemos vale la pena”- pero pese a lo que se pueda imaginar, lo hizo con tal dejo de alegría, que su mirada denotaba un entusiasmo increíble por saber entonces lo que hacíamos y para qué lo hacíamos.
Eso para mí fue motivante, pues me hizo reflexionar en mi propia vida, y caí en cuenta que en cualquier sitio en el que me he encontrado, el cuestionamiento ha sido el mismo. Y recordé una tarde de septiembre sentada a la mesa junto a mi madre y mis hermanas, en aquel momento me hallaba sin el mayor céntimo de energía, totalmente desanimada y desalentada de la vida, me envolvía un sentimiento de miedo y angustia de pensar en el viaje que emprendería, y con lagrimas en los ojos le pregunté a mi madre -¿A que me voy?- Y mi madre me contestó firme y de inmediato –No Rocío, mejor pregúntate ¿A qué te quedas?- No tuve argumentos para esa intervención, me quede callada cerré los ojos y respire profundo.
Ahora que estoy aquí, me doy cuenta que la filosofía parte de cuestionarse, de plantear interrogantes, y está presente en todos los niveles y en todas las personas, la diferencia es que algunas veces no somos muy conscientes de ello.
Los adoro con todo mi corazón.
PD. Dedicada a mi filosofa favorita: mi madre.
Girona, España.
Estimados familiares y amigos
De nueva cuenta les saludo con mucho cariño. Los sucesos que compartiré en esta ocasión son variados debido al tiempo que dejé pasar lo que me obliga a seleccionar los detalles que me han parecido relevantes, espero lograrlo.
Iniciaré por comentar mi fracaso culinario, lo cual para muchos no es desconocido, pues saben que la cocina y yo no hemos sido las mejores amigas. Antes de venir pensé en todo lo que extrañaría, en el último lugar de mi lista se encontraba la comida, esto debido a que una de las extrañas cosas que me caracterizan es mi poca exigencia en gustos comestibles, puedo comer cualquier cosa (menos mole), así que pensé que no tendría mayor inconveniente estando en cualquier lugar del mundo.
Todo iba de las mil maravillas por estos lares, la comida, como antes comenté, es deliciosa. Sin embargo en este primer mes que ha transcurrido sucedió algo inesperado, específicamente el viernes 20 de febrero, al final de la clase de mecanismos alternativos de resolución de conflictos violentos, después de un día sumamente ajetreado, sentí un gran apetito, y solo podía pensar, incluso sentir en el paladar el sabor de la salsa que acompaña a las enchiladas que prepara mi madre, con pollo frito, verdura, crema y queso.
Terminada la sesión corrí a casa y me hice de todo lo necesario para preparar mis ricas enchiladas, - sin chile, sin tortillas, sin crema y sin queso-, así que me conformé con el jitomate, la cebolla, y un sobre que decía que sazonaba las salsas, la pechuga, que cocí y freí con sal y pimienta, y la verdura que piqué -no tan finamente-. Ya hecho todo esto, (que he de confesar desde el momento en que el pollo hervía entre los tomates no pintaba muy bien), me dispuse a servir mi plato (hablo en primera persona por que Carmen optó por hacer su propio alimento).
Bueno, el caso es que cuando me disponía a degustar de mi tan anhelada cena, me supo a todo menos a lo que había imaginado, y no tuve más remedio que irme a dormir con la sensación de mi fracaso culinario, ahí me di cuenta, entre otras cosas, que forma parte de mi inconsciente el sabor de la comida que he probado durante tanto tiempo y que ahora está tan lejos.
Por otro lado, esta gran necesidad de saborear a mi patria chica se compensa con las maravillas que este lugar tiene para mostrarle al mundo, pues es impresionante la historia que tiene esta ciudad en la que ahora me encuentro, por ejemplo es una ciudad que tiene dos mil años de historia, ¿se imaginan?, caminar por “barri vel” -el barrio viejo- de la ciudad, es sencillamente hermoso, donde la piedra con la que está construida cada casa de ese barrio y con la que fue erigida la muralla se presenta como un elemento imponente ante la mirada de cualquiera.
Si a la majestuosidad de la piedra sumamos la vitalidad del agua, solo podemos permanecer boquiabiertos, pues Girona se encuentra en la confluencia de cuatro ríos: Ter, Güell, Galligants y Onyar, este último, constituye la vertebra de la ciudad.
Y sobre el Onyar se erige la muralla que fue construida hace dos mil años, y fue en éste sitio por la posición estratégica de la ciudad al ser tierra de paso propiciando invasiones (francos, alemanes, visigodos, musulmanes) que marcaron la historia, y a partir de entonces a la fecha los acontecimientos pasados son tan interesantes como innumerables.
La catedral de la ciudad es muy bella, es una construcción barroca que data del siglo XVII con una imponente escalinata que le sirve de basamento. En un paseo que tuvimos el Dr. Jordi compartió una anécdota con todos, respecto a la parte lateral de la catedral donde se encuentran doce especie de cubos vacios en los cuales, anteriormente, se encontraban los doce apóstoles a manera de estatuas, y en un momento histórico, un revolucionario disparó a cada una de las estatuas y al llegar a Judas dijo; -¡No, tu eres de los nuestros!-, y no la derriba, posteriormente la iglesia decidió quitarla.
Otro lugar hermoso que conocí este fin de semana fue Sant Cugat, es un pequeño poblado que se encuentra a una hora de Girona, nos trasladamos a este lugar porque ahí se encuentran otros amigos nayaritas y convivimos con ellos, fue agradable saludar a Toño Sanchez Huerta, hijo de mi estimado profesor y director de la prepa 3 de Acaponeta, quien se encuentra realizando una maestría en ortodoncia.
De este lugar comparto con ustedes la imagen del monasterio que es utilizado como escenario cultural y para algunos festines como el carnaval que presenciamos este sábado Carmen y yo. Lo que me ha impactado de ambos lugares tanto de Girona como de Sant Cugat, es la capacidad adquisitiva de las personas, pese a ser poblados pequeños, a la inversa de lo que ocurre en México, un rasgo muy distintivo es que a simple vista no se distinguen estratos sociales cuando caminas por las calles.
Otra cosa que ha llamado poderosamente mi atención es la cantidad de personas de todas las culturas que convergen, mi actividad favorita al subirme al metro o caminar por las calles, es observar a las personas, los rasgos físicos de su rostro, el color de su piel, el atuendo que llevan, incluso las mascotas que les acompañan, no existen los perros callejeros y cada perro, por lo regular se parece a su dueño.
Y así defienden su cultura, pues la discriminación existe en este lugar de manera acentuada en los jóvenes, si a eso sumamos que hay catalanes que se denominan independentistas (piden que Catalunya se separe de España) las cosas se tensan aun más. Un ejemplo de ello es el idioma que manejan como lengua materna: el catalán. Hay personas que aun que contestes en español ellos te siguen hablando en su lengua, el argumento que toman, es que lo hacen por tu bien, para que pronto aprendas el idioma.
Pese a que no es una actitud bien vista por otros compañeros mexicanos, incluso por otros catalanes que denominan a este tipo de personas “talibanes”, yo prefiero no entrar en conflicto, y hoy fue mi primera sesión de esta lengua, misma que fue muy agradable pues la profesora se portó muy bien con todos, era la única mexicana dentro del grupo de 15 compañeros todos de nacionalidades distintas, lo cual promete ser aun más interesante.
La parte positiva de las personas de este lugar (entre muchas otras) es que son altamente honestas, desde el horario de trabajo, y las actividades que en él realizan (trabajar), hasta la honestidad con las cosas que olvidas, ambas las he comprobado personalmente.
Por ejemplo, la primera la noté desde el primer día que me incorporé al área de trabajo, al cual con frecuencia la mayoría de las personas llega a los despachos entre 9 y 10 hrs. Se toma el café a las 11 y a las 18 hrs. diariamente, al principio, me parecía una pérdida de tiempo (por la falta de costumbre quizá), pero ahora me parece interesante, pues es el momento en el que se comparte desde las últimas noticias hasta los avances de los proyectos de trabajo, y el resto del día todos se concentran en las labores pendientes, aprovechando así cada minuto laboral.
La segunda parte la comprobé con una olla que olvidé en el Super después de pagarla, no me percaté del hecho hasta llegar a casa, donde Carmen había dado por perdida nuestro utensilio de cocina pero al siguiente día fuimos por ella y nos la entregaron.
Por último, un hecho relevante que merece la pena comentarlo es el acontecido el miércoles 18 de febrero, para ello tengo que hablar de Maribel , ella es una profesora del área en la que me encuentro de alrededor de 40 años, su forma de ser es muy peculiar, su bagaje cultural y rigor de estudio académico es increíble, esto lo digo a raíz de cómo escucho que se expresa de lo que ha aprendido, con absoluto placer, y fue con este talante que irrumpió aquella tarde en nuestro despacho, extasiada por un artículo de epistemología que acababa de leer sobre las posturas científicas, no entendí mucho sobre los detalles que dio de la lectura y el debate que suscitaba el autor, pero lo que si entendí fue la conclusión que dio –“Nada de lo que hacemos vale la pena”- pero pese a lo que se pueda imaginar, lo hizo con tal dejo de alegría, que su mirada denotaba un entusiasmo increíble por saber entonces lo que hacíamos y para qué lo hacíamos.
Eso para mí fue motivante, pues me hizo reflexionar en mi propia vida, y caí en cuenta que en cualquier sitio en el que me he encontrado, el cuestionamiento ha sido el mismo. Y recordé una tarde de septiembre sentada a la mesa junto a mi madre y mis hermanas, en aquel momento me hallaba sin el mayor céntimo de energía, totalmente desanimada y desalentada de la vida, me envolvía un sentimiento de miedo y angustia de pensar en el viaje que emprendería, y con lagrimas en los ojos le pregunté a mi madre -¿A que me voy?- Y mi madre me contestó firme y de inmediato –No Rocío, mejor pregúntate ¿A qué te quedas?- No tuve argumentos para esa intervención, me quede callada cerré los ojos y respire profundo.
Ahora que estoy aquí, me doy cuenta que la filosofía parte de cuestionarse, de plantear interrogantes, y está presente en todos los niveles y en todas las personas, la diferencia es que algunas veces no somos muy conscientes de ello.
Los adoro con todo mi corazón.
PD. Dedicada a mi filosofa favorita: mi madre.
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