Se hace un llamado de atención a toda la ciudadanía, para que tengan cuidado de caer en las manos de un individuo de mucha labia y bien vestido que anda por el pueblo sacándole dinero a sus víctimas. Este tipejo, con vestimenta pulcra, tipo gente de rancho, tiene gran facilidad de palabra y llega casa por casa, buscando específicamente a alguien cuyo nombre y antecedentes conoce, pues arriba con gran confianza y camaradería preguntando por alguno de los miembros de la casa. El defraudador, se hace pasar como gente cercana a los directivos de la Asociación Ganadera e incluso menciona el nombre de varios de sus miembros y llega con el cuento de que se le acabó el diesel llevando ganado y cosas así, pide que les presten algún dinero y hasta ofrece dejar a cambio camarones o kilos de carne mientras regresa a pagar. Por supuesto que no deja nada y con los cuentos que avienta, todos ellos muy creíbles, se va con el dinero y ya no le vuelven a ver ni el polvo. Este delincuente anda en bicicleta y a veces se hace acompañar de una hielera para hacer más creíble la historia de la carne y los camarones.
El malandrín anda bien vestido, con buenas botas, camisas con motivos ganaderos, cinto de cuero o pitiado, así como pantalón de mezclilla; usa sombrero y es muy bien educado, pues hasta abrazo de año nuevo reparte a los estafados y hasta se mete a las casas pidiendo un vaso de agua. Desgraciadamente no le hemos podido tomar una foto al caco, pero ya caerá. Ojo señores de la policía municipal, échense ese trompo a la uña.
El malandrín anda bien vestido, con buenas botas, camisas con motivos ganaderos, cinto de cuero o pitiado, así como pantalón de mezclilla; usa sombrero y es muy bien educado, pues hasta abrazo de año nuevo reparte a los estafados y hasta se mete a las casas pidiendo un vaso de agua. Desgraciadamente no le hemos podido tomar una foto al caco, pero ya caerá. Ojo señores de la policía municipal, échense ese trompo a la uña.
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