ESTE REPORTAJE LO REALIZÓ HACE ALGÚN TIEMPO EL PERIODISTA JUAN FREGOSO FLORES, PARA EL PERIODICO "EXPRESS", LUEGO DE ENTREVISTAR AL PROF. BRAULIO ANTONIO ALTAMIRANO ZAMORA (Q.E.P.D.) Y QUE AMABLEMENTE CEDE A PUERTA NORTE
Guiados por el talento del profesor Braulio Antonio Altamirano Zamora, en ese entonces director de La Casa de la Cultura, nos encontramos ante una pequeña campana situada en el ala norte del inmueble; no es una campana común y corriente, a pesar de que mide aproximadamente de treinta a cuarenta y cinco centímetros, si decimos que no es común y corriente como cualquier otra, es porque en realidad tiene un significado muy especial que de alguna manera la hace diferente a otras, veamos por qué. Cuenta el profesor Braulio Altamirano que dicha campana debe su existencia a iniciativa de Don Buenaventura O‘Connor en el año de 1890, y que fue elaborada en los talleres de la Penitenciaría de Tepic en mayo de 1905 por Don Juan de Aguayo. El maestro Braulio Altamirano, considerado entre la sociedad acaponetense como un hombre verdaderamente culto, relató que lo que hoy se conoce como Casa de la Cultura anteriormente era una “Casa Cural” cuya autorización se dio en 1848 y permaneció así hasta 1890. En 1926 fue expropiado el edificio perteneciente en ese entonces a la Iglesia Católica, acto que llevó a cabo Plutarco Elías Calles, a la sazón Presidente de la República, en el marco de llamada Guerra Cristera. Posteriormente, pasado este episodio que registra la historia como uno de los más cruentos en nuestro país, pasó a ser escuela primaria a la que se le dio el nombre de “Escuela Nacional Zaragoza,” hasta el año de 1991, cuando cambió su nombre con mayor precisión por el del insigne General Ignacio Zaragoza. Luego, afirma el profesor Braulio Altamirano, este lugar tuvo varios nombres como consecuencia de los movimientos que se dieron en la Secretaría de Educación Pública en aquellos tiempos. Agrega que la escuela—que en ese entonces lo era—albergó a niños y niñas para recibir su educación elemental. Narra que en su época de gloria cruzaron por esta escuela allá en la década de los 30’s notables profesores como Cuti Robles, Gonzalo González, Carmen Cuellar, Marina Fonseca, Rosita del Carmen Navarro, Señorita María de Jesús Vargas, Eva Ramírez, y muchos más que escapan a la cansada memoria de este hombre que dedicó a la docencia treinta años de su vida en la escuela Centro Escolar de Acaponeta. Y cuando le preguntamos qué significa para él esa campana que pende del techo de la hoy Casa de la Cultura, al maestro se le arrasan los ojos de lágrimas, se le quiebra la voz, maltratada por algún padecimiento, de hecho habla poco precisamente por ello y sin embargo contesta: “Para mí es un símbolo de libertad, de independencia; y ya no dice más, la emoción lo embarga, y calla, como el hombre sabio que sabe cuándo debe callar. Pero en su escrito que amablemente nos entregó justamente por no poder hablar mucho debido a su problema gutural, nos cuenta que la pequeña campana lleva el nombre de “Carmelita” Romero Rubio de Díaz, esposa del entonces Presidente de la República, Porfirio Díaz Morín. Y explica en su epístola que algunos historiadores coinciden que fue en una gira del primer mandatario, cuando su esposa Carmelita prometió donar una campana a una escuela de Acaponeta, y que al llegar a la Ignacio Zaragoza tomó posesión de ella, pero al irse cumplió su promesa dejando esta campana en el edificio que ahora pertenece a la Casa de la Cultura. Es una reliquia histórica que nos heredó Doña Carmelita Romero de Díaz, es una aleación de bronce, explica el maestro, quien añade que en un intentó por cambiarla de lugar sufrió una fractura tal como que se puede apreciar, sin embargo, esto no le resta su gran significado histórico. Lo cierto es que la campana “Carmelita,” donada precisamente por la esposa del presidente Porfirio Díaz, está ahí, en la Casa de la Cultura, como vigilante fiel de la época que estamos viviendo, recordándonos el pasado que no debemos olvidar por ningún motivo, porque aunque vivimos otros tiempos, el pasado nos abraza, por la simple razón que seguimos siendo parte de él. El pasado legó a los acaponetenses una serie de verdaderas joyas históricas que para muchos han pasado inadvertidas, quizá porque para ellos el pasado ya no significa nada precisamente por eso: porque ya pasó, y olvidan que el presente se nutre y se robustece de la historia, se deja de lado que para comprender el presente y avizorar el futuro ineludiblemente hay que recurrir a la historia que no solamente nos dejó grandes ejemplos a seguir con su multitud de enseñanzas protagonizadas por grandes hombres, sólo por eso nunca podremos prescindir de su existencia viviente, que siempre nos recordará lo bueno y lo malo; es y seguirá siendo una escuela, un libro abierto al cual es necesario acudir para entender el momento actual que vivimos, a menos que queramos perder nuestra identidad, nuestra idiosincrasia, lo que en nuestra humilde opinión sería fatal.
NOTA DE PUERTA NORTE: QUISIMOS ADORNAR LA NOTA CON UNA BUENA FOTOGRAFÍA DE LA CAMPANA, PERO NOS ENCONTRAMOS CON QUE ESTA JOYA HISTÓRICA FUE DAÑADA CON PINTURA DORADA Y ADORNOS NAVIDEÑOS. MÁS RESPETO POR EL PATRIMONIO HISTÓRICO, SEÑORES DE LA CASA DE LA CULTURA.
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