27 enero 2009

IMPRESIONES DE UNA ACAPONETENSE EN EUROPA




UNA ESTUDIANTE DIGNA DE RECONOCIMIENTO ES LA JOVEN ACAPONETENSE, LIC. ROCÍO DEL CARMEN LÓPEZ MEDINA, LA CUAL LUEGO DE CONCLUIR SUS ESTUDIOS EN LA PREPARATORIA No. 3 DE ACAPONETA, PARTIÓ, CON EL APOYO INCONDICIONAL DE SU FAMILIA A LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NAYARIT, DONDE CURSÓ LA LICENCIATURA EN DERECHO DE LA CUAL SE GRADUÓ CON LAS MÁS ALTAS MENCIONES. NO CONFORME CON ESO, SIGUIÓ UNA MAESTRÍA Y AHORA LA TENEMOS EN EUROPA DONDE HARÁ, NO NOS QUEDA DUDA, UN DOCTORADO DE ALTURA.
CHÍO, COMO LA CONOCEMOS LA QUE LA ESTIMAMOS, FUE CAMPEONA DE ORATORIA EN DIVERSAS OCASIONES, PROMOTORA CULTURAL Y MAESTRA DE CEREMONIAS EN CUALQUIER NÚMERO DE EVENTOS. HA ACORDADO CON SUS AMIGOS Y FAMILIARES, ESCRIBIR SUS IMPRESIONES EN EL VIEJO MUNDO DONDE SE HALLA ESTUDIANDO. AHORA ESTÁ EN LA CIUDAD DE GIRONA, EN LA MADRE PATRIA Y POR LO INTERESANTE, LE HEMOS PEDIDO AUTORIZACIÓN PARA PUBLICAR EN PUERTA NORTE SUS EXPERIENCIAS. QUE LO DISFRUTEN:

Enero de 2009
Girona España


Estimados amigos y familiares.

He decidido emprender esta travesía de escribir a ustedes mis impresiones personales movida por el cariño que siento por cada uno. Probablemente no tuve la oportunidad de conversar extensamente con muchos de ustedes, limitando con esto el canal de conocimiento y confirmación reciproca que debe haber en toda relación humana para ser mejores personas cada día.
Sin embargo pese a mi inexperiencia en el plano de las relaciones humanas, reconozco que tengo un aspecto muy fuerte, y es el saber apreciar a las personas reconociendo en cada una un valor único y genuino, esto me hace sentir orgullosa y FELIZ porque descubro la verdadera esencia en todos, aunque a veces no pueda manifestarlo de manera adecuada, -objetivo en el que seguiré trabajando cada día-.
Esto que hasta ahora he dicho, es producto de la emoción que me invade al saber que no estuve, no estoy, ni estaré sola, que cuento con ustedes cuantas veces lo necesite y eso lo sé porque ustedes cuentan conmigo en todo momento.
La experiencia de estar lejos de mi país en esta primer semana ha sido muy satisfactoria, he experimentado ciertas emociones y sentimientos que se tornan difícil de ser descritos, sin embargo mi tarea será trabajar en ello.
Y qué mejor, que iniciar con el sentimiento que dejó en mí la experiencia del vuelo hacia este continente que fue memorable e intensa, experiencia que en ese momento, pensé que nunca se repetiría, aun cuando se tenga la oportunidad de volar una y mil veces, la primera vez que te enfrentas a una situación de esta magnitud, es irrepetible.
Lo que veían mis ojos, pese a las lágrimas que se derramaron, solo un Nobel de la literatura podría describirlo de manera fidedigna. Lo que puedo decir es que sentía el latir de mi corazón a tope, por lo impresionada al ver una parte del mapa mexicano quedando a espaldas y delante el océano inmenso; es sorprendente ponerte el sol al hombro y ver que el mundo es amarillo, como lo dice Facundo Cabral, y de frente, la noche estrellada donde los astros tiritan a lo lejos, como escribiera Neruda (imágenes que a cualquiera vuelven cantor).
Fue en este momento cuando entendí la importancia de un poeta y su gran capacidad de transmitir las cosas más impactantes a quienes ni se imaginan que eso existe, o evocarlas a quienes ya lo han vivido. No pude dormir en ningún momento, pese a la indicación de Carmen (mi compañera aquí en Girona) de aprovechar las horas de vuelo para dormir y que el Jet-Lag no me afectara tanto al momento de la llegada.
Pero no pude hacerlo, la emoción estaba a tope, y solo giraba en mi lugar, observaba a todos los pasajeros dormidos, tranquilos, descansando durante el viaje, pensaba en cómo ellos sentían tan ordinario aquello que para mí carecía incluso de nombre. La ventanilla estuvo abierta todo el tiempo, pero en un momento llegó a ser tan inmensa la oscuridad, que lo único que se veía era el fulgor de la luna y la intermitente luz roja del ala derecha del avión.
Quería escribir en ese instante lo que sentía, pero fue imposible, quería leer el periódico para no sentirme tan ansiosa, pero hasta eso resultaba difícil, pensé en dormir y no pude, tome los audífonos que te proporcionan e intenté localizar una buena estación radiofónica, pero ninguna me lo pareció.
Observé a unos niños pequeños en el avión y veía que su comportamiento, en el viaje, era muy distinto al mío, ellos se encontraban tranquilos sonreían con sus padres y su atuendo era peculiar, pero muy bonito, parecían “adultos” pequeños, ahí me di cuenta que no existe situación difícil, todo es cuestión de costumbre, repetición, familiarizarte con un contexto. Observé a los jóvenes, y a diferencia de los niños, eran todo lo opuesto, algunos, aretes en nariz, pelo desaliñado, pantalones rotos. De ellos imaginé que habían llegado a ser como los primeros, y probablemente la vida a veces puede resultar tan aburrida que se requiere buscar nuevas experiencias, y que mejor que aquellas que permitan la ruptura de las normas personales.
Estaba absorta en este pensamiento, cuando la sobre cargo se acerca y me ofrece alimentos, tal vez escucho el reclamo del estomago ó quizá todo estaba fríamente calculado. La comida fue estupenda, al principio me pareció una raquítica ración, pero al final me sentí más que satisfecha. En ese momento recordé que con antelación habían anunciado que los alimentos serían repartidos una hora antes de llegar a Barcelona, lo que hizo de nuevo que el corazón se acelerara incansablemente, me entregué a esta sensación corporal intensa como si jamás fuese a vivirla de nuevo.
Ya estaban recogiendo los utensilios y restos de comida cuando la densidad de las nubes comenzaba a romperse, eso fue aun más emocionante, el operador anunciaba mediante altavoces, que el avión comenzaba su descenso, sentí que el aire faltaba, no podía despegar mi cara de la ventanilla, quería que nada se me pasara, quería verlo todo, quería que mis ojos en ese momento no fuesen coniformes si no inmensamente lineales, para poder ver TODO sin excepción, pero tuve que resignarme a mis limites corporales y ver cada detalle de acuerdo a mi capacidad ocular.
Poco a poco nos fuimos acercando, pero aquello, no tenía forma de ciudad, por lo menos de las que en mi poquísima experiencia he visto, más bien parecía un cofre, era como un tesoro, como esos tesoros que reproducen en las películas de Hollywood, eran cuentas interminables doradas, ámbar, perlas, rubíes, esmeraldas, etc. Vi una gran diferencia con la ciudad de México (que no es menos impactante), donde las luces son interminables asemejándose a una ola de lava del Tío Goyo.
Ver las luces de Barcelona fue distinto, pues solo se apreciaban a lo lejos montoncitos dorados, ¿cómo decirlo? Manchas con forma específica, por ejemplo de bailarina exótica, perros, puertas o ventanas, no lo sé, la simetría de las manchas me sorprendió sobre manera. Había grandes extensiones de oscuridad que no supe distinguir qué eran, sigo sin saberlo, pero imaginé que serían extensiones arboladas que de noche solo lucían la oscura inmensidad de sus copas.
El aterrizaje del avión fue suave, comunicaron a los pasajeros que el vuelo llegaba una hora antes de lo previsto 7:00 a.m. y que la temperatura se encontraba a siete grados (el siete siempre ha sido mi número favorito), escuché el típico sonido de las personas cuando sienten alivio, y cuando bajé del aeronave sentí un buen clima, pero iba cubierta hasta las orejas, las personas solo me veían, ellas se notaban de lo más tranquilas sin tanto abrigo como yo, sentí un poco de pena pero me repuse al pensar que en comparación al clima de mi Acaponeta, ese era congelante y mi falta de costumbre requería tanto abrigo.
Me preocupé un poco pensando que Carmen llegaría por mí a la hora establecida de mi llegada 8 am, tenía la intención de llamar en ese momento a mis padres, pero los teléfonos eran distintos y yo no contaba con tarjeta para esos fines, salí de ahí, y al momento de levantar la vista estaba Carmen y Dr. Jordi sentí una gran emoción de verlos tal vez porque no los esperaba, me preguntaron cómo había estado mi viaje, pero la emoción estaba aun a flor de piel y les conté un poco de mi sentimiento.
Les dije que en realidad no hacía tanto frio que yo me sentía muy cómoda con el clima, el Dr. Jordi se rio y dijo, -Sí, no sientes frio por que estas cubierta hasta las orejas y aquí dentro hay calefacción. El Dr. Jordi viajaba a Italia a un encuentro de filósofos y ahí nos despedimos. Después Carmen me condujo a la central del tren y viajamos de Barcelona a Girona. El 19 de enero de 2009 a las 8 de la mañana iniciaba para mí, sin sentir que en mi cuerpo eran las 12 pm.
Este día, Carmen y yo, hicimos tantas cosas como: buscar un banco para abrir una cuenta sin tener el NIE (número de identificación de extranjeros) encontramos en Santander, firmamos contrato de piso (departamento), desempaque y acomodé mi equipaje y finalmente nos fuimos al despacho porque a las 4 pm tenía mi primer sesión de doctorado.
Al principio estaba emocionada pero después de una hora, tenía que morderme un dedo para provocar un poco de dolor y no dormirme, esta estrategia fue la primera que se me ocurrió, creo que el profesor notó mi cansancio y dio unos minutos de descanso, corrí a la cafetería y compre un expreso triple y de ese modo me mantuve despierta hasta las 8:30 pm en la que terminaron las sesiones.
A grandes rasgos esta es la narración del vuelo y primer día en Girona, España.
Rocío del Carmen López Medina
Shio_777@hotmail.com

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