PERO QUE NECESIDAD, PARA QUÉ TANTO PROBLEMA

Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Sin duda alguna, no importa quién nos gobierne en el municipio, los acaponetenses queremos vivir bien. Eso quiere decir, habitar en una comunidad que cuente con los servicios básicos de índole público como son agua potable, drenaje, alumbrado público, áreas recreativas, centros de salud, bien dotados y eficientes, amén de una adecuada y honesta policía; buenas escuelas. En el ámbito privado deseamos comercios bien surtidos y con precios bajos. Ambicionamos todos lo que vivimos en la ciudad de las gardenias una mejor calidad de vida y la cercanía al progreso. Todos gustamos de espectáculos culturales y de calles que no estén llenas de hoyancos o baches criminales. No será mucho pedir que, las autoridades y sus subordinados, o sea la burocracia municipal, se dirijan a nosotros con amabilidad, respeto y cortesía, no por otra cosa, sino porque simplemente y llanamente somos los que les pagamos sus sueldos y salarios, por tres años, pero se los pagamos, religiosamente, a veces con más puntualidad que con que ellos nos tratan.
Estoy cierto que si tenemos lo anterior, podemos sobrevivir en medio de la más espantosa de las crisis mundiales –ya lo hemos hecho, lo estamos haciendo--; podremos sobrellevar a cuestas cualquier contienda electoral y sufrir las aberrantes campañas políticas con esas cosas monstruosas que llaman candidatos. Llevamos al menos dos décadas viviendo sin cine y andamos todavía vivitos y coleando.
Sin embargo, si en Acaponeta comenzamos a vivir en un deterioro social desde la cúspide, es decir, desde la autoridad municipal y todo lo que significa “ayuntamiento” – palabra que tiene en su construcción la raíz “yunta” que significa “unión”--, entonces todos vamos a “chupar faros” como se dice coloquialmente. Y aquí es donde debemos identificar los tumores que afectan al sistema en el que vivimos más bien que mal. Todo este rollo para introducir la idea de que algo “está podrido en Dinamarca”, como se dice y algunos nos estamos dejando llevar, los hechos:
El ex tesorero Anuar Karim Abud Espinosa, renunció a su puesto en medio de un escándalo que inició con la repartición de un papel por calles y avenidas, donde hacía serias acusaciones al presidente municipal Dr. Saulo Lora Aguilar, documento que dejó mal parado al alcalde acaponetense ante los ojos de una sociedad que muchas veces –tal vez por la falta de un buen cine-, espera un buen chisme que nos saque bien librados de la gravedad de una canícula de arriba de 40 grados centígrados. Abud Espinosa aventó cacayacas a la vieja casona de la calle Morelos hasta que se cansó y dijo, posteriormente, que ahí le iba a parar, que no seguiría haciendo acciones similares y declaraciones como las que vertió. Faltó a su palabra ya que el pleito arreció. Ante los dichos por el ex funcionario público, la gente hasta le criticó su cercanía con un matrimonio, que a los ojos del pueblo, medró y robó del erario durante el trienio de Santos Díaz. Por unos días Anuar fue el chavo chido de la telenovela chafa, el héroe que se había atrevido a denunciar desde dentro --¡uy que bueno!-- al incipiente gobierno de Saulo Lora; muchos aplaudimos su “valentía” y los más, se desilusionaron del primer edil y de su gabinete, que a los ojos de Abud Espinosa, estaba lleno de corruptos, parientes taimados y predadores. Loor al héroe, se oía en las calles y por todo el pueblo se regó la nota que repartieron el propio ex tesorero y su mujer de mano en mano. No faltaron los que le ayudaron y hasta a mí me dio una un ex regidor de la administración de Efraín Arellano (a río revuelto, ganancia de pescadores). Los puntos que tocaba la hoja de referencia se comentaron en las esquinas, en los locales comerciales, en el banquetón del mercado, en los centros botaneros, en las oficinas, en las escuelas y hasta en los propios pasillos de la presidencia. A los pocos días corrió el rumor de que Abud Espinosa encabezaría la conformación de una asociación civil que mucho tenía de transparencia. Aquí es donde la puerca torció el rabo, pues mientras Anuar, se comportó como ciudadano, todo fue bien, hablar de encabezar una “asociación civil” ya a mí –lo digo a título personal—me sonó a grilla pura y prosaica. De hecho nunca me gustó la triste realidad que de la noche a la mañana se convirtiera esta persona en jovencísimo mártir, pues me recordó la frase aquella del poeta argentino Aldo Pellegrini: “el mundo es una graciosa mentira inventada por el buen humor de los mártires”.
Ha comentado el alcalde de Acaponeta, que decidió poner como su tesorero a Abud Espinosa, en el tiempo en que estaba conformando su gabinete, ya que era sin duda un valioso integrante de la comunidad acaponetense, con un amplio curriculum laboral y que, estando en la ciudad, no podía ser menospreciado o dejado de lado. Nunca imaginó el actual presidente la clase de problema que se echaba encima, pues el que luego ocupara la silla de tesorero, le arruinó el pastel a Saulo en medio de los gritos de quien se decía era buen elemento y la del pueblo que en un principio lo aclamó, como ya dijimos, lo mismo que a un mártir.
Dijo Anuar que todo quedaría ahí, pero al parecer alguien lo mal aconsejó y siguió en el ruedo aventando capotazos a un toro que en un principio se mostró tibio para no hacerle el juego a alguien que solo hablaba por hablar, pero, lo dice Lora Aguilar, no tiene manera de comprobar nada. Así pues, no se aguantó Abud las ganas y escupió a la calle otro libelo dirigido al C. Lic. Salvador Iñiguez Castillo, Auditor General del Órgano de FiscalizaciónSuperior del Estado de Nayarit; este otro panfleto muestra el sello de recibido y ahí se vuelve a atacar a Saulo Aguilar de nepotismo, haciendo un muy cuidadoso análisis de lo que dice la ley al respecto, pues dice a la letra en uno de sus párrafos: “El interés familiar se sustenta en el parentesco y la ley no reconoce más parentesco que los de consanguinidad, afinidad y el civil. El parentesco por afinidad es el que surge por el matrimonio entre el varón y los parientes de la mujer y entre la mujer y los parientes del varón, en efecto, por el parentesco por afinidad los descendientes del tronco común no solamente agregan al núcleo familiar a los cónyuges, sino que en línea colateral y a través de los hermanos ingresa a la familia el cónyuge de estos.” Paso seguido acusa a Lora Aguilar de “seleccionar, nombrar, contratar o designar” a Edwin Toledo Ortega Lora, asesor y primo hermano; Luis Eduardo Lora Cervantes, primo hermano y encargado de sistemas; Gilberto García Lora, auxiliar contable y también primo; al Director de Coplademun, Juan Ramón Pardo Avena, concuño; José Wilfrido Pardo Montero, concuño del alcalde y supervisor en Obras Públicas; Iovana Espinosa Herrera, cuñada del Dr. Saulo y encargada del puesto de la promoción de la Cultura del Agua; Ramsés Partida Morelos, esposo de una prima del primer edil y el cual labora como asesor; finalmente la directora del DIF, Sra. Araceli Mitre Espinosa, prima de la Sra. Yesenia, esposa del presidente, según Anuar. En cuatro de estos nombres, Abud Espinosa coloca las palabras “presumiblemente” o “presunto”, como queriendo disimular el trancazo, cosa que no logra. Como corolario, el documento acusa también que la ciudadana Amparo García Ortiz, coordinadora de eventos especiales, que, dice, cobra en la presidencia y que no es otra cosa que la empleada doméstica de la familia Lora Espinosa. Culmina su texto el ex servidor público acusando al presidente, al síndico y al jefe de asesores de haberlo amenazado y de la “probable” violación de sus derechos laborales por haberlo obligado a firmar su renuncia desde el primer día de labores y solicita al Auditor General del Órgano de Fiscalización: “El favor de su intervención a fin de proveerse de las pruebas que le permitan fincar las responsabilidades que pudiesen corresponder y anexa copias de las pólizas de egresos correspondientes a la erogación de nómina de personal de confianza del periodo del 01 al 15 de Octubre del 2008 y el subsidio al DIF que corresponde a la segunda quincena de Noviembre del 2008, así como la disposición de efectivo para el pago de compensaciones especiales correspondientes a la primera quincena del mes de Noviembre del 2008; solo sabe él, con que intenciones.
No conforme con la bronca que ha decidido continuar el joven economista, abrió en la red un blog al cual ha titulado “La Lechuza de Acaponeta”, donde de una manera muy grosera se ha dedicado a insultar al primer edil y a varios miembros del gabinete municipal, centrando sus baterías principalmente contra el síndico Héctor Bañuelos Ahumada, al Coordinador de Comunicación Social, Francisco Aguilar Flores, a la esposa del presidente Yesenia Espinosa de Lora, principalmente. Ahí se han publicado todos los impresos que han arrojado al viento callejero. Y hasta parece que en ratos de arrepiente de dar a la luz esa página web, pues en ocasiones no abre, diciendo que se ha eliminado el blog; y a los correos de muchas personas están llegando fragmentos de esos escritos, que por el vocabulario, la redacción y la bajeza de poner motes o apodos a las personas que el ex tesorero culpa de su salida de esa aventura en el sector público, demeritan en mucho la imagen que uno tiene de una persona con grado de maestría y que ha laborado en macro empresas que incluso cotizan en la bolsa de Nueva York, como presume este joven en uno de sus mensajes. Considero que Abud demuestra gran amargura, enorme y desgastante rencor, y que sin duda está siendo mal asesorado o aconsejado por gente que lo quiere enfrentar a Saulo Lora, amarrando filosas navajas que se le pueden volver como al Macarena aquel de la canción del palenque. El alcalde de Acaponeta que no tarda en responder, pues dice que lo verdaderamente paradójico de esta comedia que de pronto transita de la farsa a la tragedia es que él, Abud Espinosa, fue el que verdaderamente planeó, ideó e hizo todo lo que escribe en sus panfletos.
Lo cierto es que todos pierden: Saulo, porque ve como le ensucian el ropaje a su gobierno que pretende ser completamente blanco y sin mácula. Abud, que con esa actitud tan hostil, irreconciliable y rencorosa, tarde o temprano se le puede revertir y, así lo pienso yo, todo por buscar una futura posición política. Está más que demostrado que atacando así al “enemigo” político, no lleva a ninguna parte y más aún, las cosas se revierten. Pierde la familia, pues hay fuertes lazos familiares entre los personajes ahora enfrentados que de pronto se ven en riesgo de romperse, si no es que ya terminaron y de mala manera. Finalmente pierde la sociedad de Acaponeta, que no gusta de estos pleitos de verduleras. Tan bonito que es ver que todo anda como relojito y cada quien haciendo lo suyo, como decía al principio, con un Acaponeta caminando seguro y sin preocupaciones al futuro y al progreso. Yo me acojo a la propuesta del Juan Gabriel, el conocido filósofo de Ciudad Juárez: “Pero qué necesidad, para que tanto problema”. Todo por un puesto que solo dura tres méndigos años.