ERES MI ACAPONETA

EL SIGUIENTE TEXTO ES UNA COLABORACIÓN DE LA AMIGA ANAHOGUI NONAKA DE SANTIAGO, QUIEN TIENE SU MUY PARTICULAR VISIÓN DE ACAPONETA. AGRADECEMOS SU APOYO Y PARTICIPACIÓN, INVITANDO A TODOS LOS ACAPONETENSES Y AMIGOS DE PUERTA NORTE, NOS ENVIEN PARA SU PUBLICACIÓN ESCRITOS SIMILARES.

ERES MI ACAPONETA
(Añoranzas de una lugareña)

Tierra de mis sueños y amores de juventud, de añoranzas y realidades, de encuentros y desencuentros, tierra entrañable y extrañada. Bien llamada ciudad de las gardenias, solo en ti encontró el clima y la tierra propicia para desarrollarse esta bella y aromática flor.
Quiero confesarte que mis vacaciones preferidas no son cuando viajo a un lugar lejano, hermoso, exótico o desconocido, mis preferidas son; cuando regreso a ti, mi Acaponeta, mi tierra, casa de la infancia, a mi familia, mis raíces, mi querencia, a los sabores y olores de antaño, los amigos, la gente de mi infancia y juventud, cuando regreso a ti Acaponeta, vuelvo a la realidad imaginada miles de veces.
Te recuerdo y sigues siendo mi Acaponeta, un pueblo pequeño, amable, alegre y tranquilo, tus casonas antiguas, tus calles empedradas y adoquinadas, no quiero que llegue la modernidad a ellas, así me gustas, pueblito sencillo sin muchas pretensiones, como extraño tu plazuela tan hospitalaria, bella, añorada, flanqueada por frondosos laureles que con su sombra generosa da refugio a gente en días soleados, calurosos y morada de pájaros que con su algarabía te dan un toque de vida, repleta de gente los domingos, al frente el Templo de la Asunción refugio en mis penas y alegrías, todavía oigo las campanadas para ir a misa de 7 los domingos cuando era niña, el órgano de Yola, el piano de Agapita, la risa de Rafa en el puesto de la esquina, aún saboreo los raspados de la Fuente, el aroma de los tacos Tocho, el cuadrante de la iglesia lugar de juegos y risas en mi adolescencia, tu mercado por las mañanas, multicolor, ruidoso, alegre, bullicioso, rico en aromas, colores y sabores, el ir y venir de gente siempre alegre, sencilla, gritona, pero amable.
¿Por qué? cuando lo deseo no puedo saborear al momento unas gorditas de queso con café, un menudo, o unos churros en el mercado, unos tacos de puerco tatemado, tacos dorados de camarón o un refrescante tejuino, todo esto solo por las mañanas.
Y al mediodía, un rico caldo de pollo fresco que venden en tu mercado, sacrificado en la víspera, (no como el congelado que encontramos en las ciudades), hecho por las manos generosas de mi madre, o un pozole preparado por ella, o una carne asada con frijoles aguados y salsa molcajeteada , etc.
Y que decir de la cena, mi antojo eterno, las gorditas de pollo o de asado, las enchiladas de crema, únicas en el mundo, mi cena preferida por siempre un antojo cien por ciento acaponetense solo lo encontramos en ti.
Bueno, no puedo dejar de hablar de tus camarones, los mejores del mundo, esos que todos los días encontramos en tu mercado, recién sacado de las aguas pródigas de las costas cercanas a ti, con ese sabor único, los nutrientes de esas tierras los hacen tener ese sabor y esa consistencia inigualable e insuperable.
Eres mi Acaponeta una gardenia echada al viento que al ir surcando los cielos esparces tú dulce y agradable aroma en forma de hermosos recuerdos capaces de dibujar una sonrisa inocente y tierna como en la infancia.

P.D: Este escrito lo hice hace algún tiempo cuando Acaponeta no se encontraba destruido, descuidado y sucio como la última vez que la visité, calles intransitables, basura por todas partes y lo peor de todo, la plazuela, ¡MI PLAZUELA! había desaparecido, ya no existe, solo quedará por siempre en mi memoria, como un recuerdo congelado en el tiempo.