30 octubre 2009

¡AMALOS!

Y la vida así es, ya que empieza no para hasta terminar. Pronto – tarde, cerca o lejos…
Naces y todo el mundo se te viene encima, empiezan a crear por tí paradigmas, costumbres, motivos y construyen para ti un futuro. Creces, y empiezas a ver que las cosas no son como las pintan, convives con otros mundos y te das cuenta que cada historia es distinta, sin embargo, compartes con ellas momentos hermosos, momentos que nunca olvidarás, preciosa la niñez. Creces aún más y te das cuenta que eres capaz de cambiar en lo posible tu mundo, te conviertes en un joven revolucionario, fuerte y con ganas de transformar el mundo que te han creado, el mundo que alguien hizo para ti, o sigues en tu cómoda concha, viviendo para darle placer a los demás. Sigues creciendo, quedamos que esto no para, y encuentras a alguien, lo disfrutas o no, te entregas o no, das, recibes… vives y así pueden aparecer, desde cero hasta 500 personas y un día pasa ese ser al que, por accidente o decisión propia, escoges para vivir y hacer con alguien más lo que hicieron contigo, una invitación forzada y sin reversa a venir a este mundo. Viene esa personita y se vuelve la luz de tus ojos, vives por y para él, lo amas con el alma pero nunca se lo dices, lo amas pero no tienes el valor para demostrárselo y crece igual, con los paradigmas, costumbres y formas que a tí te inculcaron, quizás le agregues lo que aprendiste por tu cuenta, sumándole lo que la otra persona (tu pareja) le forma, y aparte, este ser recibirá información para muchas cosas más; decidirá su camino y será una persona diferente, aunque consista en lo mismo que tú, él y quién mas venga. Y tú, ¿Qué pasa contigo? ¿Qué pasó contigo? Seguiste creciendo, viviste, disfrutaste o no los años que siguieron, disfrutaste a los nietos, si es que los tuviste y estas ahí, más cerca del final evidente de tu tiempo. Tus hijos crecieron, tu pareja quizás llegó más pronto al destino final o eligió un camino diferente al tuyo para vivir. Y estas ahí tan solo, tan impotente de tu situación, no puedes moverte o lo haces torpemente, te acosa la jaqueca y no puedes mas que esperar ayuda, la imploras y esa persona es sancionada por quererte ayudar “Doña Anita no entra a la casa porque pelea con los demás”, quieres estar en otro sitio y “No, a Don Juan no me lo pongas ahí porque se la pasa babeando”, quieres caminar y qué pasa? tus piernas no responden. Quieres leer y que pasa? “Hace más de 6 meses que está con el misma enciclopedia Don Pepe, nadie lo visita”, quieres, como durante toda tu vida, imponer situaciones, pero ¿Qué pasa? Nadie te hace caso, eres solo un viejito más dentro de un asilo. ¿Por qué estas ahí? Forjaste toda una vida, luchaste en tu juventud, decidiste vivir tu vida a tu manera y bajo los principios que consideraste correcto, tomaste las decisiones correctas siempre, porque ya no las puedes cambiar, caminaste a tu paso acompañado o solo, pero ahora, estos últimos pasos solo son lastimosos para ti, en soledad, tu familia por cualquier razón no quiso acompañarte y hacerse cargo de tí como tú lo hiciste algún día, no es que te lo merezcas, es que eso, también, son cosas de la vida. ¿Qué te queda? Después de todo, ¡VIVIR! Hasta que te queden 3 segundos, seguir viviendo, hasta que tu cuerpo ya no suelte respiro, vivir y pensar que lo que paso fue lo mejor, el pasado azul, rosa, morado, verde, blanco o negro, fue como fue y ahora estas ahí, viviendo tus últimos tiempos en esas condiciones.
Nada hay en contra de los asilos, tienen su lado positivo. Pero piensa, ubícate, ponte en sus zapatos e imagínate, ahí, así, ¿te gustaría vivir? Esa persona te hizo la invitación obligada a venir al mundo y no tiene culpa ya de sus errores, tú, has hecho de esta vida lo que has deseado. Dale tu amor, nada te cuesta, esté EN DONDE ESTÉ, nunca lo(a) dejes solo(a).


AteloiV León.

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