24 enero 2010

LEER, RECORDAR Y CREAR


POR: BLANCA LEÓN

Se prendió la grabadora y empezaron a salir los sonidos, reconocimos la radionovela de Kalimán, y se alinearon los recuerdos; en ese tiempo se usaban las radionovelas yo recuerdo a mi abuelito que le gustaba oír La vida de Chucho el Roto; los comerciales de la época, “burbujitas, burbujitas, burbujitas, de las saldiuvas picot…” y ahora, “Apague la luz y escuche”; a mis padres no les gustaba “ese ruido”, ni novelas, música, ni nada.
A veces oíamos el box, que también se transmitía y lo compartíamos en familia, no con frecuencia.
No me acuerdo, dirán que por vieja, pero nunca he tenido buena memoria, por algo no era buena en historia y ya puestos, ni en la literatura de secundaria en donde solo nos pedían fechas de nacimiento o muerte del autor, cuantas obras y en que año se publicaron, como si eso fuera literatura.
Ahí tienes que no se qué diferencias hay entre ensayo, novela, tratado o cuento, porque solo me pedían números y no me gustaba la materia y sacaba mala calificación, porque total, a mi me gustaba leer las obras y sentir lo que el autor decía que sentían los protagonistas, y llorar con ellos y reír con ellos.
Yo leía mucho, me acuerdo aún, claro; pero no me acuerdo el numero de libros que leí, lo que si me acuerdo es que en la secundaria había un librero lleno de libros en rústica, apretados ahí, y yo creo que me leí el 80 % de ellos.
Ya no me acuerdo de que trataban, solo se que vivía las emociones ahí plasmadas.
Me acuerdo de la soledad, y como la encubría con la lectura y así se llenaban esas horas con viajes, pláticas, descripciones de paisajes, pocas ilustraciones y mucho que leer. Y yo construía mi futuro, y me protegía del presente, y me olvidaba el pasado.
Ya no me acuerdo, pero no es la vejez, sino la mala memoria.
Porque leyendo sigo llenando la soledad, borrando el pasado y quizá, construyendo el futuro.
Me acuerdo, pero a veces no, no me acuerdo.
Ojala los profesores de literatura, enseñaran mas a leer, quizá a escribir, y dejaran a un lado esa fijación de aprenderse las listas de nombres de autores, de nombres de obras, de años de todo y para todo, y lo de litera, nada. Cuando mucho te exigen que leas un libro al semestre, y eso a fuerzas, porque a muchos no les gusta, si les leyeran muestras de los grandes escritores, muchos quedarían prendados y prendidos por la narrativa tan completa de los autores y les quedaría la curiosidad por buscar más cosas que leer. ¿No les parece?

Muestra: “ Después del escándalo, conforme pasaban los meses, me iba enterando de todas las relaciones que tenía el Licenciado, aparte de la que descubrí con tanto dolor. Es decir, que no nada más estaba en dos pistas sentimentales, sino que dominaba hasta cinco al mismo tiempo. Puesto que el incidente sucedió en mi casa, trascendió en …” Libro: “Gritos y susurros”, Denise Dresser. Grijalbo.

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