18 enero 2010

OYE, ¿Y TÚ, CÓMO FUISTE ENGENDRADO?


Por: Blanca León

Hasta no hace muchos años, todos éramos hijos de alguien, punto; hoy, resulta que se habla abiertamente de las circunstancias precedentes a nuestra concepción. En esos tiempos, éramos sencillamente amados por ser hijos, hoy, tienen que apechugar los hijos con datos como los siguientes:
Mis padres se tuvieron que casar porque yo ya estaba en camino. Los abuelos maternos los obligaron.
Mi abuela paterna obligo a mi madre a casarse, porque amenazó con descubrir ante la sociedad que ella quería abortarme, pero gracias a su presión aquí estoy.
Vivo solo con mi padre porque mi mamá aceptó tenerme solo con la condición de que yo me quedara con él, a ella no la conozco.
Yo vivo con mis abuelos, porque mamá trabaja lejos para mantenerme, después de mí, ha dejado con nosotros a dos hermanitos más. Yo creo que un día volverá, y viviremos felices con ella. Mis hermanos a veces van a visitar a sus papás.
Mi padre no me quería reconocer como hijo hasta que me hicieron la prueba del ADN, y demostró mi mamá que si soy hijo suyo.
Mis padres son muy viejos, yo nací casi a quince años de su matrimonio porque ellos no tenían tiempo de criar hijos por sus trabajos, desde luego, soy hijo único.
Dice mi mamá que ella tenía mucho miedo de tener hijos, que lamenta el tiempo que pasó y los cuatro abortos que se hizo antes de nacer yo.

Los ejemplos suman miles. Pero, parecería que toda la responsabilidad de lo que pasa con los hijos corresponde a la madre, si, aún en las mejores circunstancias, la mujer es la que decide como será su maternidad. ¿Acaso no era más sencillo en la rígida vida de la antigüedad, donde el mandato era tener hijos solo después del matrimonio y que te los mantuvieran a todos? Pero, bueno, el tema iba hacia otra cosa, ¿como se sienten los hijos al saber las circunstancias de su nacimiento? Tanto rechazo, enterarse de que en realidad causaron desasosiego, intranquilidad, pavor, problemas. Quizá todos los que saben y cuentan su historia fueron amados al final, pero, tanto conocer esos datos, yo creo que causa marcas en el alma de cualquiera, quizá sea otra cosa mas con la que haya que luchar, para saber que somos aceptados en la relación primigenia, con nuestros padres.
Si la antigua marca que nos dejaba el dudar del cariño de nuestra madre, ya se llevaba sin conocer tantos detalles, con más razón ahora, y la auto estima se tambalea. Habremos de comprender más a estos jóvenes, y quizá ser más precavidos con la forma de decir las cosas, para no lastimar al fruto de nuestros errores.
En tanto tú, joven, que un día enfrentas alguna de estas verdades, recuerda:
Independientemente de la forma en que llegaste a este mundo, ES NATURAL QUE SE TE AME, por ser humano, no tienes que luchar por que te quieran. TIENES DERECHO AL RESPETO, por ser humano. TIENES DERECHO A PROTECCION Y CONDUCCION EN LA NIÑEZ, por existir tan solo, y si quieres una razón que te confirme esto, piensa, que aunque se haya dudado en aceptarte, ESTÁS AQUÍ, sobreviviste, creciste, llegaste a la edad de tener dudas, porque razonas, porque piensas y te cuestionas. Por lo tanto, algo tienes que hacer en este mundo, quizá sea enseñar a aquellos padres que titubearon en abrirte sus brazos, enseñarles que tu amor puede ser mas grande, y que los gratifica y complace a pesar de las fragilidades que demostraron y que demuestran aún, pero a los que se sobrepusieron para tenerte a su lado. Piensa que tienes en este mundo un compromiso que cumplir, un compromiso espiritual contigo mismo y con la gente entre la que naciste. Este compromiso, siempre te servirá para ser mejor ser humano, y para que todos agradezcan porque tú estas vivo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo la verdad no se si fui deseada o no...y no me interesa saberlo, pero si estoy seguro de que mis padres me resivieron tanto a mi como a mis hermanos antes que yo, nos resivieron con los brazos abiertos y con mucho amor. Y todavia hoy en dia nos siguen demostrando todo ese amor.

Blanca dijo...

Felicidades.